ADN, cromosoma, molécula, célula, proteína
Las histonas son proteínas críticas en el empaquetamiento del ADN en la célula en forma de cromatina y cromosomas. Es decir, las proteínas que proporcionan soporte estructural a un cromosoma. Sin embargo, para que las larguísimas moléculas de ADN quepan en el núcleo celular estas se envuelven alrededor de complejos de histonas, dando al cromosoma una forma mucho más compacta.
Es decir, unas proteínas básicas de baja masa molecular, y muy conservadas entre los eucariontes. Estas forman la cromatina junto con el ADN sobre la base, entre otras, de unas unidades conocidas como son los nucleosomas. La cromatina, formada por ADN y varios tipos de proteínas (histonas principalmente), resuelve el problema del tamaño del ADN dentro del núcleo compactándolo.
Además, es importante destacar que sin las histonas el ADN sería una marabunta completamente desorganizada de nucleótidos. Estas, de hecho, permiten el empaquetamiento eficiente del material hereditario en el núcleo celular, aunque su papel excede de ser simplemente un mero soporte estructural para el ADN ya que las histonas regulan también el metabolismo del material hereditario. Algo que se ha podido descubrir tras una serie de investigaciones, y es que una de sus principales características reside en constituir una base estructural y funcional susceptible de mejoras continuas. Además, la gran diversificación y especialización de las histonas ha permitido también que las diferentes formas de vida alcancen esa complejidad celular. No obstante, lo cierto es que cuando se descubrieron las histonas nadie se dio cuenta de otra función más que la de eficaces empaquetadoras del ácido desoxirribonucleico. Por suerte, con el paso de los años los científicos han podido demostrar que las histonas tienen otras funciones más allá de condensar el ADN.
Para entenderlo mejor, podríamos decir que este extraordinario empaquetamiento del ADN es el que corresponde a las histonas, una familia de cinco clases de proteínas que se asocian al ADN y lo condensan optimizando el escaso espacio disponible.
Este tipo de proteína que se encuentra en los cromosomas y se une al ADN es la que ayuda a dar su forma a los cromosomas y la que, a su vez también, ayuda a controlar la actividad de los genes. También es muy importante para la regulación del metabolismo del material hereditario, es decir, de los genes.