Células, tejidos, material genético, orgánulos celulares, energía
Todos los seres vivos están compuestos por células, y también el cuerpo humano. Las células humanas se agrupan en tejidos que dan estructura a los órganos y posibilitan su función. Los adultos humanos tenemos más de cincuenta billones de células de unos 200 tipos diferentes. Cada una de las células del cuerpo necesita nutrirse, relacionarse y reproducirse. Para ello cada célula dispone de partes diferenciadas, organelas, haciendo cada una su función.
La mitocondria es una organela celular que tiene como función producir energía para que la célula funcione. Utilizando el oxígeno, esta se encarga de transformar los nutrientes (azúcares, grasas y proteínas) en energía, mediante un proceso complejo que se llama “oxidación respiratoria”. Posee material genético propio que le permite sintetizar proteínas, necesarias para realizar su función de producción de energía y también para mantener su propia estructura, y reproducirse generando nuevas mitocondrias. La independencia de la mitocondria es relativa, ya que su funcionamiento y su material genético están coordinados con el del núcleo celular y que contiene a su vez material genético de origen materno y paterno.
En definitiva, las mitocondrias son orgánulos unidos a la membrana que lo hacen con dos membranas diferentes. Dichas membranas cumplen el objetivo de la mitocondria, que es esencialmente producir energía. Esa energía es producida por sustancias químicas que siguen distintas vías dentro de la célula, en otras palabras, son convertidas. La energía química producida por las mitocondrias se almacena en una molécula energizada llamada trifosfato de adenosina (ATP).
Todo ese proceso de conversión produce, como vemos, energía en forma de ATP, ya que el fosfato es un enlace de alta energía y proporciona energía para otras reacciones dentro de la célula por lo que se deduce así que el propósito de la mitocondria es producir esa energía. Algunos tipos de células tienen diferentes cantidades de mitocondrias porque necesitan más energía.
Las mitocondrias generan, por tanto, la mayor parte de la energía química necesaria para activar las reacciones bioquímicas de la célula. Además, estas contienen su propio cromosoma (ADN) y, por normal general, tanto las mitocondrias como el ADN mitocondrial solamente se heredan de la madre.
Las mitocondrias son orgánulos celulares eucariotas encargados de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular. Actúan como centrales energéticas de la célula y sintetizan ATP a expensas de los carburantes metabólicos, pero, además, sirven para:
- Producir energía. La producción de energía representada en moléculas de ATP es la función más importante de la mitocondria. Esta energía se obtiene a través de la respiración celular, proceso que implica tres etapas en la mitocondria, siendo ellas: la oxidación del piruvato, el ciclo de Krebs o del ácido cítrico y la fosforilación oxidativa.
- Producir calor. La producción de calor se puede generar a partir de la termogénesis asociada al ejercicio, termogénesis no-tiritante que se produce en la matriz de la mitocondria, y la termogénesis inducida por dieta.
- Almacenar calcio. Las mitocondrias sirven para almacenar iones de calcio, el cual es muy importante para la bioquímica celular. Las mitocondrias regulan las cantidades de necesarias para la contracción muscular y la liberación de neurotransmisores, y es de vital importancia para la salud ósea.
- Apoptosis. Es el proceso de la muerte celular programada y controlada. La apoptosis es importante en los organismos pluricelulares ya que controla el crecimiento de las células, y para el desarrollo de los organismos y tejidos.
- Reproducción sexual. El ADN mitocondrial se duplica y sus copias se transmiten a través de los gametos femeninos, es decir, por parte de la madre. De allí que algunos científicos consideren que la mitocondria forma parte de las consecuencias de la reproducción sexual.