Alzheimer
Términos relacionados
Pérdida de memoria, enfermedad neurodegenerativa, cerebro
¿Qué es?
El Alzheimer es un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Una enfermedad neurodegenerativa, producto de un proceso de neurodegeneración y que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales.
El Alzheimer se caracteriza por una pérdida de la memoria inmediata y de otras capacidades mentales, a medida que mueren las células nerviosas y se atrofian diferentes zonas del cerebro. Esta enfermedad suele tener una duración media aproximada, una vez diagnosticada, de 10 años, aunque esto puede variar en proporción directa con la severidad de la enfermedad al momento del diagnóstico. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, es incurable y terminal, y aparece con mayor frecuencia en mayores de 65, aunque también en algunos casos (muy raros y poco frecuentes) puede desarrollarse a partir de los 40.
Y, aunque son muchas las personas que experimentan olvidos o retrasos leves de memoria que, además, son parte del proceso normal de envejecimiento, más gente de la creemos tiene dificultades ocasionales para recordar una palabra o el nombre de alguien.
Síntomas
Los síntomas generalmente se desarrollan de manera lenta y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que acaban interviniendo ya en las tareas cotidianas.
Los signos que indican la enfermedad de Alzheimer pueden incluir:
- cambios en la personalidad
- deterioro en la capacidad de movimiento o al caminar
- dificultad para comunicarse
- bajo nivel de energía
- pérdida de memoria
- cambios de estado de ánimo
- problemas de atención y orientación
- incapacidad de resolver operaciones aritméticas sencillas
Aunque, por norma general, el síntoma inicial es la inhabilidad de adquirir nuevos recuerdos, pero suele confundirse con actitudes relacionadas con la vejez o el estrés.
Causas
La causa de la enfermedad de Alzheimer es desconocida, aunque las últimas investigaciones parecen indicar que están implicados procesos de tipo priónico. Las investigaciones suelen asociar la enfermedad a la aparición de placas seniles y ovillos neurofibrilares. Los tratamientos actuales ofrecen moderados beneficios sintomáticos, pero no hay tratamiento que retrase o detenga el progreso de la enfermedad.
Aunque la causa exacta del Alzheimer no se comprende completamente, se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Se ha observado que en el cerebro de las personas con Alzheimer, se acumulan placas de proteínas llamadas beta-amiloide. Estas placas pueden interferir con la comunicación entre las células cerebrales y desencadenar procesos inflamatorios.
Otra característica del cerebro de las personas con Alzheimer son los nudos neurofibrilares, que consisten en una acumulación anormal de la proteína tau. Estos nudos pueden interferir con el transporte de nutrientes y otras sustancias esenciales dentro de las células cerebrales.
La inflamación crónica en el cerebro se ha asociado con el Alzheimer. La respuesta inflamatoria persistente puede dañar las células cerebrales y contribuir al desarrollo de la enfermedad.
Lesiones cerebrales traumáticas, especialmente repetidas, pueden aumentar el riesgo de desarrollar Alzheimer en el futuro.
Factores de riesgo
El Alzheimer suele comenzar pasados ya los 60 años, aunque el riesgo aumenta a medida que las personas envejecen. Además, el riesgo es mayor si hay personas en la familia que tienen o ya tuvieron la enfermedad. Pero el factor de riesgo más conocido e importante es el aumento de la edad y la mayoría de las personas con Alzheimer son mayores de 65 años, aunque hay que tener en cuenta también que esta no solo es una enfermedad de la vejez.
La genética desempeña un papel importante en el desarrollo del Alzheimer. Las personas con antecedentes familiares de la enfermedad tienen un riesgo genético más alto. Se han identificado ciertos genes, como el gen APOE (apolipoproteína E), que están asociados con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
Complicaciones
Dificultades para tragar, pérdida de peso y deshidratación
En este caso es importante:
- que la persona coma en una posición erguida. Los cojines y las almohadas serán de gran ayuda, pero si el paciente no sostiene la cabeza habrá que sostenérsela.
- ofrecer pequeñas pociones de comidas distribuidas varias veces al día ya que pueden ser más afectivas que tres comidas muy abundantes.
- si ya no es capaz de masticar alimentos enteros habrá que triturarlos.
- cuando ya la capacidad de tragar los alimentos se ha perdido, seguramente el médico valore la posibilidad de insertar una sonda para alimentar.
Deterioro de la movilidad
- Mientras pueda caminar, que haga de un buen paseo diario. La rutina es la mejor forma de mantener la movilidad por el mayor tiempo posible.
- Modifica la casa de manera que sea un lugar accesible, en el que pueda desplazarse con cierto nivel de seguridad. Las alfombras fuera, y los sillones y los sofás solo los justos.
- Cuando empiecen a ser evidentes las dificultades para andar, habrá que ofrecer niveles de ayuda en función del grado de dificultad, pero nunca hacer lo que ellos pueden hacer por sí mismos.
- Cuando llegue el momento en que ya no pueda caminar, habrá que tener en cuenta que la inmovilidad puede aumentar el riesgo de otras afecciones, como las temidas escaras.
Pérdida del control de esfínteres
- Establecer horarios rutinarios para ir al servicio.
- Determinar la hora en la que más frecuentemente la persona evacúa su intestino y vejiga para programa llevarlo al servicio un tiempo antes.
- Dos horas antes de ir a la cama habrá que evitar darle líquidos.
Prevención
Ciertos factores de estilo de vida y decisiones pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad:
1- Mantener una dieta saludable rica en frutas, verduras, pescado, nueces y aceites saludables podría estar asociado con un menor riesgo de Alzheimer. Se ha propuesto la dieta mediterránea como una opción beneficiosa.
2- Realizar ejercicio físico regular: la actividad física regular se ha asociado con un menor riesgo de deterioro cognitivo y Alzheimer. Intenta incorporar ejercicio aeróbico y actividades que también estimulen la mente, como caminar, nadar o practicar tai chi.
3- Mantener la salud cardiovascular. Controlar la presión arterial, los niveles de colesterol y mantener un peso saludable son importantes para reducir el riesgo.
4- Estimulación mental. Mantener la mente activa y comprometida puede ser beneficioso. Participa en actividades que desafíen tu mente, como resolver rompecabezas, aprender nuevas habilidades o participar en actividades educativas.
5- Controlar la diabetes. La diabetes tipo 2 se ha asociado con un mayor riesgo de Alzheimer. Controlar los niveles de azúcar en sangre a través de la dieta y el ejercicio puede ser beneficioso.
6- Mantener una vida social activa: la participación social y el mantenimiento de relaciones significativas pueden ayudar a preservar la salud mental.
7- Evitar el tabaco y reducir el consumo de alcohol. El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol pueden aumentar el riesgo de enfermedades cerebrales. Evitar estos factores de riesgo es beneficioso para la salud en general.
8- Dormir lo suficiente. El sueño adecuado es esencial para la salud cerebral. Intenta mantener una rutina de sueño regular y asegúrate de obtener suficientes horas de descanso.
Diagnóstico
Para diagnosticarla, el médico de cabecera, un médico capacitado en trastornos cerebrales o un médico capacitado para tratar a adultos mayores revisarán la historia clínica, los antecedentes farmacológicos y los distintos síntomas que se puedan presentar. El médico realizará varias pruebas.
Durante la consulta, el médico evaluará:
• si se presenta deterioro de las habilidades de memoria y razonamiento
• si se presenta cambios de conducta o personalidad
• el grado de deterioro de la memoria o el razonamiento o cambios en ellos
• la manera en la que los problemas de razonamiento afectan a la capacidad de desenvolverse en la vida diaria
• la causa de los síntomas
Además, los médicos podrán solicitar análisis de laboratorio o pruebas de diagnóstico por imágenes del cerebro adicionales, o bien unos análisis de memoria.
Pruebas
Un examen físico de diagnóstico suele incluir los siguientes análisis:
- Exploración física y neurológica
El médico realiza un examen físico y evalúa la salud neurológica general mediante las siguientes pruebas:
- reflejos
- tono muscular y fuerza
- la capacidad para levantarse de una silla y caminar por la habitación
- sentido de la vista y de la audición
- coordinación
- equilibrio
- Análisis de laboratorio
Los análisis de sangre pueden ayudar al médico a descartar otras causas posibles de la pérdida de la memoria y la confusión, como una enfermedad tiroidea o deficiencias de vitamina.
- Análisis neuropsicológicos y del estado mental
El médico puede ofrecer también una breve prueba del estado mental para evaluar la memoria y las habilidades para pensar. Las formas más extensas de análisis neuropsicológicos pueden ofrecer detalles adicionales sobre la función mental en comparación con otras personas de edad y nivel de educación similares. Estas pruebas pueden ayudar a establecer un diagnóstico y servir como punto de partida para seguir la progresión de los síntomas en el futuro.
- Diagnóstico por imágenes del cerebro
Ahora se utilizan imágenes del cerebro, sobre todo, para detectar anomalías visibles relacionadas con enfermedades que no sean la enfermedad de Alzheimer, como accidentes cerebrovasculares, traumatismos o tumores, que pueden ocasionar cambios cognitivos. Las nuevas aplicaciones de obtención de imágenes, que actualmente se utilizan en centros médicos o ensayos clínicos importantes, pueden permitir que los médicos detecten cambios específicos en el cerebro provocados por la enfermedad de Alzheimer. Entre las imágenes de las estructuras cerebrales se incluyen las siguientes:
Imágenes por resonancia magnética
Tomografía computarizada
La obtención de imágenes de los procesos de la enfermedad se puede realizar con tomografía por emisión de positrones. Durante una exploración por tomografía por emisión de positrones, se inyecta un marcador radiactivo de bajo nivel en la sangre para revelar una característica particular del cerebro. Entre las imágenes de una tomografía por emisión de positrones se pueden incluir las siguientes:
- Las exploraciones por tomografía por emisión de positrones con fluorodeoxiglucosa muestran áreas del cerebro donde los nutrientes están mal metabolizados.
- Las imágenes de tomografía por emisión de positrones de amiloide pueden medir la carga de depósitos de amiloide en el cerebro.
- Las imágenes de Tau por tomografía por emisión de positrones, que miden la carga de los ovillos neurofibrilares en el cerebro.
En circunstancias especiales, como en la demencia rápidamente progresiva, la demencia con características atípicas o la demencia de inicio temprano, se pueden utilizar otras pruebas para medir los niveles de beta amiloides y la tau anormal en el líquido cefalorraquídeo.
Tratamiento
En la actualidad, el Alzheimer no tiene cura, pero hay tratamientos para los síntomas disponibles y se continúa investigando sobre ello. Si bien los tratamientos actuales para el Alzheimer no pueden detener el avance de la enfermedad, al menos sí pueden ralentizar por un tiempo el empeoramiento de los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas con Alzheimer.
Y, aunque ningún tratamiento puede detener la enfermedad, algunos fármacos pueden ayudar a impedir por un tiempo limitado que los síntomas empeoren. Los medicamentos pueden mejorar temporalmente dichos síntomas o al menos retardar su progresión. Estos tratamientos pueden ayudar a las personas con enfermedad de Alzheimer a prolongar al máximo sus funciones y a desenvolverse de forma independiente por un tiempo.
En las etapas avanzadas de la enfermedad, las complicaciones derivadas de la pérdida grave de la función cerebral, como la deshidratación, la malnutrición o la infección, pueden llegar a provocar la muerte.
Fuentes