Esclerosis múltiple
Términos relacionados
Mielina, cerebro, inflamación
¿Qué es?
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune crónica del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). Se produce cuando el sistema inmunológico ataca la mielina, la capa protectora que recubre las fibras nerviosas, lo que provoca inflamación y daño en los nervios. Esto interfiere con la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, causando una variedad de síntomas.
Tipos de esclerosis múltiple
1. Remitente-recurrente (EMRR) (85% de los casos): Episodios de síntomas seguidos de períodos de recuperación parcial o total.
2. Primaria progresiva (EMPP): Los síntomas empeoran gradualmente desde el inicio, sin remisiones claras.
3. Secundaria progresiva (EMSP): Comienza como EMRR pero con el tiempo se vuelve más progresiva.
4. Progresiva recurrente (EMPR) (poco común): Progresión constante con brotes ocasionales.
Síntomas
Los síntomas varían según la persona y la zona afectada en el sistema nervioso, pero algunos incluyen:
- Fatiga extrema
- Problemas de visión (visión borrosa, doble o pérdida parcial)
- Debilidad muscular y espasmos
- Dificultad para caminar o coordinar movimientos
- Entumecimiento y hormigueo
- Problemas de memoria y concentración
- Dolor crónico
- Pérdida de control de la vejiga o el intestino
Los síntomas pueden aparecer y desaparecer en brotes o empeorar con el tiempo.
Causas
La causa exacta es desconocida.
Factores de riesgo
- Genética (predisposición familiar)
- Infecciones virales (como el virus de Epstein-Barr)
- Factores ambientales (baja exposición al sol y deficiencia de vitamina D)
- Sexo (afecta más a mujeres)
- Tabaquismo
Complicaciones
La esclerosis múltiple puede causar diversas complicaciones a medida que avanza la enfermedad. Estas complicaciones afectan la movilidad, la función cognitiva, la calidad de vida y la autonomía de la persona.
1. Problemas de movilidad y discapacidad física. Debilidad muscular y espasticidad: puede causar dificultad para caminar o moverse. Pérdida de coordinación y equilibrio: aumenta el riesgo de caídas y fracturas. Atrofia muscular por falta de movimiento en casos avanzados.
2. Complicaciones neurológicas. Dificultades de memoria, concentración y toma de decisiones. Problemas de lenguaje y comunicación en algunos casos graves. Neuralgia del trigémino: dolor facial intenso por daño en los nervios.
3. Trastornos sensitivos. Dolor neuropático: sensaciones de ardor, hormigueo o descargas eléctricas. Fenómeno de Uhthoff: síntomas neurológicos empeoran con el calor.
4. Problemas de vejiga e intestino. Incontinencia urinaria o retención. Estreñimiento crónico por alteración de los nervios que controlan el intestino.
5. Problemas de salud mental. La EM aumenta el riesgo de trastornos del estado de ánimo. Estrés y aislamiento social debido a la fatiga y discapacidad progresiva.
6. Complicaciones respiratorias. Dificultad para respirar en etapas avanzadas si se afectan los músculos respiratorios.
7. Mayor riesgo de infecciones urinarias por disfunción vesical.
8. Neumonía si hay problemas para tragar o debilidad en los músculos respiratorios.
9. Síndrome de Fatiga Crónica. Cansancio extremo que no mejora con descanso, limitando la actividad diaria.
Prevención
Actualmente, no hay una forma segura de prevenir la esclerosis múltiple (EM), ya que su causa exacta sigue sin conocerse. Sin embargo, hay ciertos factores de riesgo modificables que pueden ayudar a reducir la probabilidad de desarrollar la enfermedad o retrasar su progresión en personas predispuestas.
1. Mantener niveles adecuados de vitamina D. Estudios sugieren que una baja exposición al sol y niveles deficientes de vitamina D aumentan el riesgo de EM.
2. No fumar. El tabaquismo es un factor de riesgo comprobado para desarrollar EM y empeorar su progresión.
3. Mantener una alimentación saludable. Aunque no hay una dieta específica para prevenir la EM, una alimentación equilibrada puede fortalecer el sistema inmunológico. Seguir una dieta antiinflamatoria, como la dieta mediterránea. Consumir frutas, verduras, pescado, frutos secos y aceite de oliva. Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y ricos en grasas saturadas.
4. Hacer ejercicio regularmente. La actividad física fortalece el sistema nervioso y reduce la inflamación. Realizar ejercicio moderado al menos 150 minutos por semana. Incorporar entrenamiento de fuerza y flexibilidad.
5. Reducir el estrés y dormir bien. El estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar la inflamación. Practicar técnicas de relajación como meditación, yoga o mindfulness.
6. Evitar infecciones virales. Se ha relacionado la infección por Epstein-Barr (virus de la mononucleosis) con un mayor riesgo de EM.
Diagnóstico
No hay una única prueba para la EM, por lo que el diagnóstico se basa en:
- Resonancia magnética (RM): Detecta lesiones en el cerebro y la médula espinal.
- Punción lumbar: Busca alteraciones en el líquido cefalorraquídeo.
- Pruebas de potenciales evocados: Evalúan la velocidad de transmisión nerviosa.
Tratamiento
No existe una cura para la esclerosis múltiple (EM), pero hay tratamientos que pueden ayudar a reducir la frecuencia y gravedad de los brotes, retrasar la progresión de la enfermedad y controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
El tratamiento varía según el tipo de EM y la gravedad de los síntomas.
1. Tratamientos para modificar la enfermedad. Estos medicamentos ayudan a reducir la inflamación y el daño en el sistema nervioso. Se usan principalmente en la EM remitente-recurrente (EMRR) y algunos en la EM primaria progresiva (EMPP). Estos tratamientos pueden tener efectos secundarios y deben ser supervisados por un especialista.
2. Tratamientos para los brotes. Cuando una persona con EM tiene un brote o recaída, se pueden usar tratamientos para reducir la inflamación. Los más habituales son corticosteroides y la plasmaféresis (intercambio de plasma), que se usa en casos graves cuando los esteroides no funcionan.
3. Tratamiento de los síntomas. La EM puede causar una variedad de síntomas, por lo que se usan diferentes tratamientos según el caso.
Fatiga extrema
- Medicamentos como amantadina o modafinilo.
- Ejercicio y terapia ocupacional.
Espasmos musculares y rigidez
- Relajantes musculares (baclofeno, tizanidina).
- Fisioterapia.
Dolor neuropático
- Anticonvulsivos (gabapentina, pregabalina).
- Antidepresivos (amitriptilina, duloxetina).
Problemas de vejiga e intestino
- Medicamentos para la incontinencia o retención urinaria.
- Dieta rica en fibra para prevenir el estreñimiento.
Problemas cognitivos y emocionales
- Terapia psicológica.
- Antidepresivos o ansiolíticos si es necesario.
4. Terapias complementarias. Además de los medicamentos, otras estrategias ayudan a mejorar la calidad de vida:
- Fisioterapia para mejorar la movilidad y el equilibrio.
- Terapia ocupacional para adaptarse a la vida diaria.
- Ejercicio moderado (yoga, natación, caminatas).
- Dieta saludable para reducir la inflamación.
- Mindfulness y meditación para controlar el estrés.
Fuentes
Calabresi PA, Multiple sclerosis and demyelinating conditions of the central nervous system. In: Goldman L, Cooney KA, eds. Goldman-Cecil Medicine. 27th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2024:chap 380.