Hipertensión arterial
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¿Qué es?
La hipertensión arterial es una condición médica caracterizada por la elevación persistente de la presión arterial en las arterias. La presión arterial es la fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias mientras es bombeada por el corazón y circula por el sistema vascular. Se mide en milímetros de mercurio (mm Hg) y se expresa en dos valores: la presión sistólica (la presión cuando el corazón se contrae) y la presión diastólica (la presión cuando el corazón está en reposo entre contracciones).
Se habla de hipertensión cuando la presión de la sangre en nuestros vasos sanguíneos es demasiado alta (de 140/90 mmHg o más).
La hipertensión arterial generalmente se clasifica en dos categorías:
- Hipertensión arterial esencial o primaria: no tiene una causa identificable y suele desarrollarse con el tiempo. Representa la mayoría de los casos de hipertensión y es más común pasados los 40 años.
- Hipertensión arterial secundaria: es causada por otra condición médica subyacente, como enfermedades renales, trastornos hormonales, o problemas en el sistema vascular.
Síntomas
La hipertensión arterial a menudo es llamada "el asesino silencioso" porque, en muchos casos, no presenta síntomas evidentes en sus etapas tempranas. La mayoría de las personas con hipertensión no experimentan síntomas notables hasta que la presión arterial alcanza niveles peligrosamente altos. Cuando los síntomas se presentan, pueden incluir:
- Dolor de cabeza: especialmente en la parte posterior de la cabeza. Sin embargo, el dolor de cabeza no es un síntoma constante y puede variar.
- Mareos o vértigo: puede ser un síntoma de hipertensión, especialmente si es severa.
- Problemas de visión: la hipertensión puede afectar los vasos sanguíneos en los ojos, lo que puede causar cambios en la visión.
- Palpitaciones: sentir el corazón latir fuerte o irregularmente puede ser un síntoma ocasional de hipertensión.
- Zumbido en los oídos: algunas personas con hipertensión pueden experimentar zumbidos en los oídos.
- Fatiga y debilidad: la hipertensión no suele causar fatiga extrema, pero en algunos casos, las personas pueden sentirse cansadas o débiles.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden ser causados por otras condiciones médicas, y la presencia de uno o varios de ellos no garantiza que una persona tenga hipertensión. La única manera de confirmar la presencia de hipertensión es medir la presión arterial de manera regular.
Causas
La hipertensión arterial puede tener varias causas y, en muchos casos, la causa exacta no se identifica (hipertensión primaria o esencial). Sin embargo, algunas condiciones y factores de riesgo están asociados con el desarrollo de hipertensión.
1. Genética: la predisposición genética juega un papel importante en la hipertensión. Si hay antecedentes familiares de hipertensión, existe un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
2. Edad: la presión arterial tiende a aumentar con la edad. A medida que envejecemos, las arterias pueden volverse menos flexibles y más propensas a la rigidez, lo que contribuye a la hipertensión.
3. Obesidad: el exceso de peso, especialmente en el área abdominal, está asociado con un mayor riesgo de hipertensión. La obesidad también puede contribuir a otras condiciones que aumentan la presión arterial, como la resistencia a la insulina.
4. Estilo de vida sedentario: la falta de actividad física regular puede contribuir al desarrollo de la hipertensión. El ejercicio regular ayuda a mantener la salud cardiovascular y a controlar el peso.
5. Dieta poco saludable: el consumo elevado de sodio, junto con una ingesta insuficiente de potasio, calcio y magnesio, puede contribuir a la hipertensión. La dieta rica en grasas saturadas y colesterol también puede aumentar el riesgo.
6. Consumo excesivo de alcohol: el consumo excesivo de alcohol puede elevar la presión arterial.
7. Tabaquismo: fumar tabaco y la exposición al humo de segunda mano pueden dañar las arterias y aumentar la presión arterial.
8. Estrés: si bien el estrés en sí mismo no causa hipertensión crónica, puede contribuir a aumentos temporales en la presión arterial. El manejo del estrés puede ser importante para la salud cardiovascular general.
9. Enfermedades renales: problemas en los riñones, como la enfermedad renal crónica, pueden afectar la regulación de los niveles de líquidos y sal en el cuerpo, contribuyendo así a la hipertensión.
10. Trastornos hormonales: desórdenes como el hipotiroidismo o el hiperadrenocorticismo (síndrome de Cushing) pueden aumentar la presión arterial.
Factores de riesgo
Son los mismos que las causas vistas anteriormente: edad, genética, dieta, estilo de vida, enfermedades o trastornos que afectan a la tensión arterial, etc.
Complicaciones
La hipertensión arterial, si no se controla adecuadamente, puede dar lugar a varias complicaciones graves y afectar diversos órganos y sistemas del cuerpo:
- Enfermedad cardiovascular: la hipertensión es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares, como enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, enfermedad arterial periférica y enfermedad cerebrovascular.
- Accidente cerebrovascular (ACV): la presión arterial elevada puede dañar las arterias que suministran sangre al cerebro, aumentando el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico o hemorrágico.
- Enfermedad renal crónica: la hipertensión puede dañar los vasos sanguíneos en los riñones y afectar su capacidad para filtrar la sangre, lo que puede llevar a la enfermedad renal crónica.
- Problemas oculares: la hipertensión puede dañar los vasos sanguíneos en la retina, lo que aumenta el riesgo de enfermedades oculares como la retinopatía hipertensiva y puede contribuir a la pérdida de visión.
- Problemas cognitivos: la presión arterial elevada a largo plazo puede estar asociada con el deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer.
- Problemas sexuales: la hipertensión puede afectar la función eréctil en los hombres y reducir la libido tanto en hombres como en mujeres.
- Aneurisma: la presión arterial alta puede debilitar las paredes de los vasos sanguíneos, lo que aumenta el riesgo de formación de aneurismas (abultamientos en las arterias) que pueden romperse y causar hemorragias internas potencialmente mortales.
- Problemas metabólicos: la hipertensión está asociada con un mayor riesgo de resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y dislipidemia (niveles anormales de grasas en la sangre).
- Apnea del sueño: la hipertensión y la apnea del sueño a menudo están interrelacionadas. La apnea del sueño puede contribuir al aumento de la presión arterial y viceversa.
Prevención
La prevención de la hipertensión arterial se centra en la adopción de un estilo de vida saludable y evitar los factores de riesgo antes descritos:
1. Dieta saludable: seguir una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, pescado, aves, nueces y legumbres, y baja en sodio, grasas saturadas y colesterol. Esta dieta, conocida como la dieta DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión), ha demostrado ser efectiva para reducir la presión arterial.
2. Reducir la ingesta de sodio: limitar el consumo de alimentos procesados y restaurantes, ya que a menudo contienen niveles elevados de sodio. Leer las etiquetas de los alimentos y cocinar en casa con ingredientes frescos puede ayudar a reducir la ingesta de sodio.
3. Mantener un peso corporal saludable: el control del peso a través de una combinación de dieta equilibrada y ejercicio regular es crucial para prevenir la hipertensión. La pérdida de peso puede tener un impacto significativo en la reducción de la presión arterial.
4. Ejercicio regular: la actividad física regular es fundamental para la salud cardiovascular. Se recomienda al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de actividad vigorosa por semana, junto con ejercicios de fortalecimiento muscular al menos dos veces por semana.
5. Limitar el consumo de alcohol: consumir alcohol con moderación.
6. Dejar de fumar: el tabaquismo puede aumentar la presión arterial y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Dejar de fumar es beneficioso para la salud en general.
7. Gestión del estrés: practicar técnicas de gestión del estrés, como la meditación, el yoga o la respiración profunda, puede ayudar a reducir la presión arterial.
8. Exámenes regulares de la presión arterial: realizar chequeos regulares de la presión arterial, especialmente si se tienen factores de riesgo, como antecedentes familiares de hipertensión, diabetes, obesidad o envejecimiento.
9. Dormir lo suficiente: mantener un patrón de sueño regular y asegurarse de obtener la cantidad adecuada de sueño puede contribuir a la salud general y al control de la presión arterial.
Diagnóstico
El diagnóstico de la hipertensión arterial se realiza mediante la medición de la presión arterial. Las guías médicas definen la hipertensión arterial como una presión arterial igual o superior a 130/80 mm Hg. Sin embargo, se pueden establecer metas específicas según la situación clínica individual.
El diagnóstico de la hipertensión generalmente se basa en múltiples mediciones de la presión arterial tomadas en diferentes momentos y en diferentes días. Para ello, se pueden realizar diferentes elementos como un esfigmomanómetro (también conocido como tensiómetro) y un estetoscopio. La presión arterial se mide en el brazo, generalmente en la parte superior, mientras la persona está sentada y relajada.
Para confirmar el diagnóstico, es común realizar mediciones en diferentes momentos y días. Esto se debe a que la presión arterial puede variar debido a factores como el estrés, la actividad física, la hora del día y otros. Para ello, se puede usar un dispositivo portátil (holter) para medir la presión arterial varias veces durante el día y la noche. Esto proporciona una imagen más completa de la presión arterial a lo largo del tiempo.
En algunos casos, se pueden realizar pruebas adicionales para evaluar el daño a los órganos y determinar las posibles causas subyacentes de la hipertensión. Estas pruebas pueden incluir análisis de sangre, pruebas de función renal y electrocardiogramas (ECG).
Tratamiento
El tratamiento de la hipertensión arterial generalmente implica una combinación de cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, medicamentos para controlar la tensión y evitar sus riesgos.
Si la hipertensión es nivel 1 (130-130/80-89) puede ser suficiente con adoptar una serie de cambios en el estilo de vida, pero si es de nivel 2 o 3 (por encima de 140/90), lo habitual es mandar también medicamentos.
Es fundamental seguir una dieta saludable baja en sodio, grasas saturadas y colesterol. La dieta DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) es una opción recomendada. Se debe limitar la ingesta de sodio, evitando alimentos procesados y utilizando menos sal al cocinar.
Además, hay que hacer ejercicio físico con regularidad, no fumar, controlar el peso y mdoerar el consumo de alcohol.
Cuando los cambios en el estilo de vida no son suficientes para controlar la presión arterial, se pueden recetar medicamentos antihipertensivos.
Existen diferentes clases de medicamentos antihipertensivos, y el médico seleccionará el tipo y la dosis adecuados según las necesidades individuales del paciente.
Algunas clases comunes de medicamentos incluyen diuréticos, bloqueadores beta, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), bloqueadores de los receptores de angiotensina II (BRA), y bloqueadores de los canales de calcio, entre otros.
Es fundamental realizar controles regulares de la presión arterial para poder adaptar las dosis de los medicamentos y comprobar que realmente la tensión está controlada.
Fuentes