Los basófilos son un tipo de glóbulos blancos que constituyen tan solo el 0,4% de todos los glóbulos blancos. Es un tipo de glóbulos blancos granulocitos, como los neutrófilos y los eosinófilos. Se forman en la médula ósea.
Tienen gránulos de histamina, citoquinas y leucotrienos, que se liberan cuando el organismo entra en contacto con parásitos o alérgenos.
También se encargan de evitar el desarrollo de un tumor cancerígeno y curar heridas.
Los niveles bajos de basófilos son raros ya que se considera normal incluso tenerlos a 0, por lo que solo se considera que existe basopenia cuando estos niveles bajos se repiten de manera consecutiva en diversos análisis.
Las causas de la basopenia pueden ser estrés, embarazo, infecciones, hipotiroidismo, tirotoxicosis, reacciones de hipersensibilidad aguda u ovulación.
Mientras que los niveles elevados de basófilos, lo que se conoce como basofilia, puede deberse a hipotiroidismo, infecciones, asma, rinitis, sinusitis, urticaria, colitis ulcerosa, policitemia vera, mielofibrosis, enfermedades contagiosas como la varicela, el sarampión o la tuberculosis, artritis reumatoide, diabetes mellitus, insuficiencia renal crónica, anemia, leucemia o la toma de algunos fármacos.