Cáncer

Cáncer

El cáncer, más que una sola enfermedad, es un grupo de enfermedades de distinto origen con similitudes moleculares y en su desarrollo clínico.

Índice

¿Qué es el cáncer?

El cáncer es un término general que se utiliza para describir un grupo de enfermedades caracterizadas por el crecimiento descontrolado y la división de células anormales en el cuerpo. Estas células anómalas pueden invadir tejidos circundantes y propagarse a otras partes del cuerpo a través del sistema linfático o sanguíneo, un proceso conocido como metástasis.

Las células en nuestro cuerpo normalmente se dividen y se reemplazan de manera ordenada como parte del proceso de crecimiento y reparación. Sin embargo, en el caso del cáncer, este proceso de control se ve alterado, lo que lleva a la formación de tumores malignos. Los tumores malignos son masas de tejido que pueden invadir los tejidos cercanos y dañarlos.

Existen diferentes tipos de cáncer, y cada uno se origina en un tipo específico de célula. Los principales tipos de cáncer incluyen:

Carcinomas: comienzan en la piel o en los tejidos que recubren o revisten órganos internos.

Sarcomas: se originan en los huesos, cartílagos, músculos, tejido graso u otros tejidos conectivos.

Leucemias: afectan la sangre y la médula ósea, interfiriendo con la producción de células sanguíneas.

Linfomas: se originan en el sistema linfático, que es parte del sistema inmunológico.

Tumores del sistema nervioso central: se desarrollan en el cerebro y la médula espinal.

La detección temprana y los avances en el tratamiento han mejorado significativamente las tasas de supervivencia en muchos tipos de cáncer.

Causas del cáncer

Los síndromes de cáncer hereditario forman aproximadamente el 5-10% de todos los cánceres. Sin embargo, mayoritariamente, las causas de cáncer son multifactoriales, partiendo de una base genética individual, pero con gran influencia del ambiente (hasta el 90%). El «ambiente», desde el microambiente tumoral (fuentes de energía como secuestro de glucosa y efecto Warburg, factores de crecimiento, sistema inmune) hasta el macro- ambiente del individuo (dieta y estilo de vida), tienen repercusiones directas y objetivables sobre el posible desarrollo tumoral. La incidencia del cáncer ha aumentado en las últimas décadas, siendo actualmente la segunda causa de mortalidad mundial.

Los estudios epidemiológicos muestran una fuerte asociación entre la dieta y el desarrollo tumoral. Es lógico, por ello, que innumerables suplementos nutricionales y componentes de la dieta hayan sido evaluados como posibles agentes para la prevención y tratamiento del cáncer. Los factores del estilo de vida que más predisponen al cáncer son el tabaquismo, una dieta pobre (especialmente sobreingesta calórica de productos ultraprocesados), el alcohol, la exposición al sol de manera imprudente, los contaminantes ambientales, las infecciones, el estrés, la obesidad y la inactividad física. De todas las muertes relacionadas con el cáncer, casi el 25-30% se deben al tabaco, hasta el 30-35% están relacionadas con la dieta, entre el 15% y el 20% se deben a infecciones y el porcentaje restante a otros factores anteriormente citados.

¿Cómo se puede tratar el cáncer?

El tratamiento del cáncer puede variar según el tipo específico de cáncer, la etapa en que se encuentra, la salud general del paciente y otros factores individuales. En muchos casos, se utiliza un enfoque combinado de varios tratamientos:

1- La cirugía implica la extirpación del tumor y, en algunos casos, de los tejidos circundantes. La cirugía es a menudo utilizada para tratar tumores localizados y extraer la mayor cantidad posible de tejido canceroso.

2- La radioterapia utiliza radiación de alta energía para destruir o dañar las células cancerosas. Puede administrarse externamente mediante máquinas que apuntan hacia el cuerpo o internamente mediante la colocación de materiales radiactivos cerca del tumor.

3- La quimioterapia implica el uso de medicamentos para destruir o frenar el crecimiento de células cancerosas. Estos medicamentos pueden administrarse por vía oral o intravenosa y afectan tanto a las células cancerosas como a algunas células normales de rápido crecimiento.

4- La terapia dirigida se enfoca en ciertos aspectos específicos de las células cancerosas, como proteínas o genes que facilitan su crecimiento. Estos medicamentos están diseñados para interferir selectivamente con los procesos que permiten que las células cancerosas sobrevivan y se dividan.

5- La inmunoterapia estimula el sistema inmunológico del cuerpo para que reconozca y ataque las células cancerosas. Puede implicar el uso de anticuerpos monoclonales, inhibidores de puntos de control inmunológico u otras terapias que modulan la respuesta inmunológica.

6- La hormonoterapia se utiliza para tratar cánceres que son sensibles a las hormonas, como algunos cánceres de mama y próstata. Involucra el bloqueo de las hormonas que alimentan el crecimiento del cáncer.

7- Algunos pacientes con cánceres de la sangre, como la leucemia o el linfoma, pueden someterse a un trasplante de médula ósea o células madre para reemplazar las células dañadas por células sanas.

¿Se puede prevenir el cáncer?

El tratamiento agudo del cáncer no es competencia de estrategias de longevidad, pero sí lo es su prevención. Una dieta adecuada, un nivel de actividad física enfocado en la optimización metabólica y suplementación específica son herramientas importantes para reducir la incidencia de cáncer en la población general. En ocasiones, puede ser necesario un estudio más detallado de factores predisponentes o hereditarios, de forma que la prevención de esta enfermedad requiere de forma especial de una atención personalizada e individual.

Otros factores importantes para prevenir el cáncer son:

- No fumar: el tabaquismo es la principal causa evitable de cáncer. Evitar el consumo de tabaco en todas sus formas, incluyendo el cigarrillo, la pipa y el tabaco sin humo, puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, como el de pulmón, boca, garganta, esófago y vejiga, entre otros.

- Mantener una alimentación saludable: una dieta equilibrada y nutritiva puede ayudar a prevenir el cáncer. Se recomienda consumir una variedad de frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras. Limitar el consumo de alimentos procesados, carnes rojas y carnes procesadas puede ser beneficioso.

- Mantener un peso saludable: el sobrepeso y la obesidad se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, como el de mama, colon, riñón y endometrio. Mantener un peso saludable a través de una combinación de alimentación balanceada y actividad física regular puede ayudar a reducir ese riesgo.

- Realizar actividad física regularmente: la actividad física regular está asociada con una reducción del riesgo de varios tipos de cáncer, como el de colon, mama y endometrio. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa por semana.

- Limitar la exposición al sol y usar protección: la exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV) del sol aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Es importante limitar la exposición al sol en las horas pico, usar ropa protectora y aplicar protector solar con un factor de protección solar adecuado.

- Vacunarse: algunas infecciones virales están relacionadas con un mayor riesgo de desarrollar cáncer, como el virus del papiloma humano (VPH) y el virus de la hepatitis B (VHB). Las vacunas disponibles para estas infecciones pueden ayudar a prevenir ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de cuello uterino y el cáncer de hígado.

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Ideas clave

  • El cáncer, más que una sola enfermedad, es un grupo de enfermedades de distinto origen con similitudes moleculares y en su desarrollo clínico.
  • Los síndromes de cáncer hereditario forman aproximadamente el 5-10% de todos los cánceres, por lo que el ambiente es fundamental.
  • Los estudios epidemiológicos muestran una fuerte asociación entre la dieta y el desarrollo tumoral.
  • Los factores del estilo de vida que más predisponen al cáncer son el tabaquismo, una dieta pobre (especialmente sobreingesta calórica de productos ultraprocesados), el alcohol, la exposición al sol de manera imprudente, los contaminantes ambientales, las infecciones, el estrés, la obesidad y la inactividad física.

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