¿Por qué vivir en una (gran) ciudad nos enferma (mucho)?

¿Por qué vivir en una (gran) ciudad nos enferma (mucho)?

El 69% de la población española vive en ciudades de más de 50.000 habitantes, porcentaje que se eleva al 81,1 % si nos referimos a zonas urbanas. A futuro, la previsión es que estos números aumenten. Según proyecciones del INE, se prevé que para 2035 el 28% de los españoles se concentren entre Madrid y Barcelona.

Índice

Ventajas de las ciudades

El hecho de vivir en una ciudad no resulta sorprendente ya que éstas ofrecen una serie de ventajas realmente relevantes:

  • Mayores oportunidades de empleo
  • Variedad de actividades culturales, deportivas, de entretenimiento y sociales para disfrutar
  • Amplia diversidad cultural 
  • Buenas infraestructuras (carreteras, aeropuertos, transporte público, etc.) así como servicios básicos (agua, electricidad, internet)
  • Fácil acceso a servicios de salud 
  • Profusa oferta de educación de calidad 
  • Mayor posibilidad de disfrutar de una vida social activa
  • Mejores opciones para la innovación y el emprendimiento 
  • etc.

Sin embargo, cada vez se hace más notorio que vivir en una ciudad tiene su cara B: nos enferma y reduce nuestra longevidad saludable a largo plazo.

¿Cómo nos enferman las ciudades?

Antes que nada, señalar que hay muchos tipos de ciudades diferentes y no es lo mismo vivir en una urbe de 5 millones de habitantes que en una de 50.000 y tampoco es igual una ciudad con una excelente planificación urbana con muchos espacios verdes y zonas peatonales que otra donde las condiciones de vida son peores. 

Sin embargo, es un hecho que vivir en grandes ciudades puede perjudicar nuestra salud y analizaremos algunas soluciones para minimizar estos efectos.

Contaminación del aire

Uno de los efectos más perjudiciales de vivir en una gran ciudad es la contaminación del aire. Las emisiones de vehículos, la industria y otros factores contribuyen a niveles peligrosamente altos de partículas finas y gases tóxicos en el aire. 

Los estudios han demostrado que la exposición a la contaminación del aire puede provocar una amplia variedad de problemas de salud, como enfermedades respiratorias, enfermedades cardíacas, cáncer y otras afecciones crónicas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es responsable de siete millones de muertes prematuras cada año en todo el mundo. En las grandes ciudades, donde la concentración de contaminantes es mayor, el riesgo para la salud es aún mayor.

En este sentido, en los últimos años se están incrementando el número de casos de cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado. Sólo en España hay más de 5.000 nuevos casos cada año.

Pero la calidad del aire también tiene un impacto insospechado en nuestra salud metabólica. Las micropartículas presentes en el humo de los coches o los cigarrillos tienen el poder de activar procesos inflamatorios que pueden derivar en una ralentización metabólica que lleve a aumentar de peso, tener una menor sensibilidad a la insulina, etc. 

Y por si fuera poco, la contaminación del aire también juega un papel muy relevante en el riesgo de padecer algún tipo de demencia.

Solución: 

Si bien es difícil evitar completamente la exposición a la contaminación del aire en las ciudades, hay algunas medidas que podemos tomar para minimizar los efectos negativos en nuestra salud. 

En primer lugar, se recomienda evitar estar en la calle en las horas pico de tráfico, ya que es cuando la contaminación del aire suele ser peor. 

Además, se puede utilizar transporte público o caminar o andar en bicicleta en calles secundarias con menos tráfico para reducir la exposición a los gases tóxicos emitidos por los vehículos. 

Por otra parte, se pueden instalar filtros de aire en el hogar y en el trabajo para reducir la exposición a la contaminación del aire en interiores.

Sedentarismo y falta de actividad física

Otro efecto perjudicial de vivir en una gran ciudad es el sedentarismo y la falta de actividad física. Las personas que viven en ciudades a menudo se ven obligadas a conducir o utilizar el transporte público para ir a trabajar, estudiar y hacer compras, lo que significa que pasan mucho tiempo sentados y tienen pocas oportunidades de moverse y hacer ejercicio. 

Además, en las grandes ciudades a menudo hay pocas áreas verdes y espacios abiertos donde las personas puedan practicar deportes y actividades al aire libre.

La falta de actividad física es un factor de riesgo importante para una amplia variedad de problemas de salud, como obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes y algunos tipos de cáncer.

Solución: 

Una opción obvia para la falta de actividad física en las ciudades es caminar o andar en bicicleta en lugar de conducir o utilizar el transporte público siempre que sea posible. 

Además, se pueden buscar oportunidades para hacer ejercicio en los parques y áreas verdes de la ciudad, como correr, hacer calistenia, andar en bicicleta o hacer yoga al aire libre. 

También es importante fomentar la actividad física en el lugar de trabajo, ofreciendo opciones como caminar durante las pausas o tener un espacio para hacer ejercicio.

Aislamiento social y falta de conexión comunitaria

Otro efecto perjudicial de vivir en una gran ciudad es el aislamiento social y la falta de conexión comunitaria. A pesar de estar rodeados de personas, muchas personas en las grandes ciudades se sienten solas y desconectadas. La falta de conexiones sociales puede tener un impacto negativo tanto en nuestra salud mental, aumentando el riesgo de depresión y ansiedad, como en la física ya que las personas más desconectadas de su comunidad a menudo tienen menos acceso a recursos de salud y pueden tener menos apoyo para adoptar comportamientos saludables.

Solución 

Para combatir el aislamiento social y la falta de conexión comunitaria, es importante fomentar la creación de comunidades y redes de apoyo en las grandes ciudades. 

Esto puede incluir participar en actividades comunitarias, unirse a grupos de interés compartido, asistir a eventos y reuniones locales, y conectarse con otras personas a través de las redes sociales y las aplicaciones de citas. También es importante fomentar la creación de espacios públicos y áreas verdes en las ciudades, donde las personas puedan reunirse y socializar.

Estrés y ansiedad

Finalmente, otro efecto perjudicial de vivir en una gran ciudad es el estrés y la ansiedad, producido por el ritmo de vida acelerado, el ruido constante y la falta de conexión con la naturaleza.

Según un estudio de la revista Nature vivir en una ciudad aumenta un 21% la probabilidad de padecer ansiedad y un 39% la posibilidad de experimentar trastornos en el estado de ánimo.

El estrés y la ansiedad crónicos pueden tener un impacto negativo en nuestra salud física y mental, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y otros problemas de salud crónicos así como de desarrollar depresiones, trastornos de ansiedad y otros problemas de salud mental.

Solución: 

Existe una gran cantidad de herramientas diseñadas para disminuir el estrés y la ansiedad en nuestra vida diaria. Esto puede incluir practicar técnicas de relajación como la meditación y el yoga, hacer ejercicio regularmente, pasar tiempo en la naturaleza o buscar apoyo de amigos, familiares y profesionales de la salud mental. 

Adicionalmente, tener un fuerte propósito de vida es un factor determinante para nuestra salud mental.

¿Nos volvemos al campo?

Todas las soluciones propuestas minimizan mucho los efectos perniciosos de vivir en una ciudad, pero sin embargo no los hace desaparecer del todo.

Nuestro organismo no ha evolucionado para vivir en una gran urbe, sino más bien en un entorno natural en el marco de una comunidad pequeña.

En este contexto, la solución más efectiva sería volver a pueblos pequeños. Pero es fácil decirlo y no tan fácil hacerlo (yo mismo vivo en una macrociudad de más de 18 millones de habitantes…).

Incluso con las facilidades del teletrabajo y la mejora de los servicios y las comunicaciones, esta es una opción sólo para algunos pocos que puedan desarrollar su trabajo a distancia.

Sin embargo, una vez finalizada la vida laboral “formal” (no estoy seguro que en un futuro dejemos efectivamente de trabajar de una u otra manera nunca), mudarse a un entorno más pequeño y rural parece una buena opción. 

Sólo es cuestión de tenerlo en mente y planificarlo para cuando toque!

AgeSwitch Antienvejecimiento

Ideas clave

  • El hecho de vivir en una ciudad no resulta sorprendente ya que éstas ofrecen una serie de ventajas realmente relevantes:, como mayor oportunidad de empleo, más ocio, buenas infraestructuras, etc.
  • Sin embargo, cada vez se hace más notorio que vivir en una ciudad tiene su cara B: nos enferma y reduce nuestra longevidad saludable a largo plazo.
  • Uno de los efectos más perjudiciales de vivir en una gran ciudad es la contaminación del aire. Las emisiones de vehículos, la industria y otros factores contribuyen a niveles peligrosamente altos de partículas finas y gases tóxicos en el aire. 
  • Los estudios han demostrado que la exposición a la contaminación del aire puede provocar una amplia variedad de problemas de salud, como enfermedades respiratorias, enfermedades cardíacas, cáncer y otras afecciones crónicas.
  • Si bien es difícil evitar completamente la exposición a la contaminación del aire en las ciudades, hay algunas medidas que podemos tomar para minimizar los efectos negativos en nuestra salud, como  evitar estar en la calle en las horas pico de tráfico, utilizar transporte público o caminar o andar en bicicleta en calles secundarias con menos tráfico para reducir la exposición a los gases tóxicos emitidos por los vehículos, instalar filtros de aire en casa, etc.
  • Otro efecto perjudicial de vivir en una gran ciudad es el sedentarismo y la falta de actividad física. Las personas que viven en ciudades a menudo se ven obligadas a conducir o utilizar el transporte público para ir a trabajar, estudiar y hacer compras, lo que significa que pasan mucho tiempo sentados y tienen pocas oportunidades de moverse y hacer ejercicio. 
  • Una opción obvia para la falta de actividad física en las ciudades es caminar o andar en bicicleta en lugar de conducir o utilizar el transporte público siempre que sea posible. Además, se pueden buscar oportunidades para hacer ejercicio en los parques y áreas verdes de la ciudad, como correr, hacer calistenia, andar en bicicleta o hacer yoga al aire libre. 
  • Otro efecto perjudicial de vivir en una gran ciudad es el aislamiento social y la falta de conexión comunitaria. A pesar de estar rodeados de personas, muchas personas en las grandes ciudades se sienten solas y desconectadas. La falta de conexiones sociales puede tener un impacto negativo tanto en nuestra salud mental, aumentando el riesgo de depresión y ansiedad, como en la física.
  • Para combatir el aislamiento social y la falta de conexión comunitaria, es importante fomentar la creación de comunidades y redes de apoyo en las grandes ciudades. 
  • Finalmente, otro efecto perjudicial de vivir en una gran ciudad es el estrés y la ansiedad, producido por el ritmo de vida acelerado, el ruido constante y la falta de conexión con la naturaleza.
  • El estrés y la ansiedad crónicos pueden tener un impacto negativo en nuestra salud física y mental, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y otros problemas de salud crónicos así como de desarrollar depresiones, trastornos de ansiedad y otros problemas de salud mental.
  • Existe una gran cantidad de herramientas diseñadas para disminuir el estrés y la ansiedad en nuestra vida diaria. Esto puede incluir practicar técnicas de relajación como la meditación y el yoga, hacer ejercicio regularmente, pasar tiempo en la naturaleza o buscar apoyo de amigos, familiares y profesionales de la salud mental. 
  • Todas las soluciones propuestas minimizan mucho los efectos perniciosos de vivir en una ciudad, pero sin embargo no los hace desaparecer del todo.
  • En este contexto, la solución más efectiva sería volver a pueblos pequeños. Pero es fácil decirlo y no tan fácil hacerlo (yo mismo vivo en una macrociudad de más de 18 millones de habitantes…).
  • Sin embargo, una vez finalizada la vida laboral “formal” (no estoy seguro que en un futuro dejemos efectivamente de trabajar de una u otra manera nunca), mudarse a un entorno más pequeño y rural parece una buena opción. 

Enfermedades relacionadas

Fuente:

   
  • Eze IC, Schaffner E, Foraster M, Imboden M, von Eckardstein A, Gerbase MW, Rothe T, Rochat T, Künzli N, Schindler C, Probst-Hensch N. Long-Term Exposure to Ambient Air Pollution and Metabolic Syndrome in Adults. PLoS One. 2015 Jun 23;10(6):e0130337. doi: 10.1371/journal.pone.0130337. 
       

Redacción: Marcelo Lewin

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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