Tener un propósito de vida aumenta la esperanza (¡y calidad!) de vida

Tener un propósito de vida aumenta la esperanza (¡y calidad!) de vida

¿Existe una asociación entre el propósito de la vida y la mortalidad entre las personas mayores de 50 años? ¿Es posible que mantener un propósito de vida pasada esta edad nos ayude a vivir más?

Índice

¿Qué es el propósito de vida?

Estudios recientes sugieren que tener un sentido de propósito en la vida está asociado a una mejor salud física y mental y con mayores niveles de la calidad de vida en general.

En general, el propósito en la vida puede definirse como “un objetivo de vida autoorganizado que estimula metas, promueve conductas saludables y le da sentido a la vida”.

El propósito en la vida, una construcción psicosocial, que implica tener un significado y una dirección de metas en la vida, es un componente clave del bienestar psicológico. Las personas mayores con un mayor sentido de propósito tienen menos probabilidades de desarrollar resultados de salud adversos, incluida la mortalidad, disminución de la función física, fragilidad, discapacidad, enfermedad de Alzheimer (EA) y accidente cerebrovascular clínico. 

El propósito de la vida es un factor de riesgo modificable y, como tal, el papel de las intervenciones para mejorar el propósito de la vida debe evaluarse para los resultados de salud, incluida la mortalidad.

Por eso, este estudio que analizaremos a continuación ha evaluado si tener un propósito en nuestra vida puede mejorar nuestra salud y, como consecuencia, alargar nuestra vida.

Datos del estudio

Los participantes del estudio se obtuvieron del Estudio de salud y jubilación (HRS), un estudio de cohorte nacional de estadounidenses de más de 50 años. La muestra final para el análisis fue de 6.985 individuos. 

El propósito en la vida se evaluó con un cuestionario de 7 ítems de la evaluación modificada de las Escalas de Bienestar Psicológico de Ryff y Keyes utilizando una escala Likert que va del 1 al 6, donde las puntuaciones más altas indican un mayor propósito en la vida; para los análisis de mortalidad por todas las causas y por causas específicas, se utilizaron 5 categorías de puntuaciones de propósito de vida (1,00-2,99, 3,00-3,99, 4,00-4,99, 5,00-5,99 y 6,00).

De los 6.985 individuos incluidos en el análisis, 4.016 (57,5%) eran mujeres, la edad media de todos los participantes fue de 68,6 años y el tiempo de supervivencia medio de los fallecidos fue de 31,21.

El HRS evaluó la mortalidad por todas las causas y por causas específicas entre 2006 y 2010. En total, ocurrieron 776 muertes en la cohorte analítica entre estos 4 años. Además de la mortalidad por todas las causas, el estudio se enfocó en las 4 causas más comunes de muerte: afecciones cardíacas, circulatorias y sanguíneas; cáncer y tumores; condiciones del sistema del tracto respiratorio; y condiciones del sistema del tracto digestivo.

Todas las covariables fueron evaluadas e incluyeron características sociodemográficas, características basales de salud y comportamiento y factores psicológicos para averiguar si algunas de estas variables influían en la mortalidad. Las características sociodemográficas incluyeron edad, sexo (hombre o mujer), estado civil (casado, separado o divorciado, viudo o nunca casado), raza/etnia (caucásico no hispano, afroamericano hispano y no hispano, caucásico hispano u otro) y nivel educativo (menor que escuela secundaria, título de escuela secundaria, universidad, título universitario, o maestría o posgrado profesional).

En cuanto a los comportamientos/estado de salud basales se incluyeron el tabaquismo, el estado funcional, la frecuencia de actividad física, el consumo de alcohol, la presencia de una o más enfermedades crónicas y el índice de masa corporal.

Y, por último, el estado psicológico incluyó 4 constructos psicológicos negativos (depresión, ansiedad, hostilidad cínica y afecto negativo) y 3 constructos psicológicos positivos (optimismo, afecto positivo y participación social).

¿Cómo puede el propósito de vida ayudarnos a vivir más?

Los resultados apuntan a que las personas que carecen de propósito en la vida pueden sentirse desesperadas y no tener la motivación para vivir una vida activa y saludable. Así, aquellas personas con un propósito fuerte en la vida se involucran en comportamientos saludables y tienen mejores resultados de salud para los trastornos del sueño, incidencia de accidentes cerebrovasculares, calidad de vida después de un accidente cerebrovascular, depresión y diabetes.

Además, el resultado de esta investigación mostró que, en general, las personas mayores, hombres o que no estaban casadas en ese momento tenían más probabilidades de morir. El no tener un título de secundaria también aumentó la mortalidad. Los individuos que murieron tenían asimismo más probabilidades de ser fumadores actuales o exfumadores, bebedores de alcohol, estar físicamente inactivos y tener un estado funcional más bajo al momento de completar el cuestionario de propósito de vida. Es decir, todas estas variables influyeron negativamente tanto en la mortalidad como en el hecho de no tener un propósito de vida, por lo que parece que puede haber una relación clara entre cuidarse, tener una vida familiar feliz y mantener un propósito en la vida. 

Por lo tanto, se estableció una asociación significativa entre el propósito de la vida y la mortalidad por todas las causas. Esto fue cierto tanto para el modelo ajustado por características sociodemográficas como de salud.

También encontraron que hubo una asociación significativa entre el propósito de la vida y la mortalidad atribuida a las condiciones cardíacas, circulatorias y sanguíneas cuando se compararon las categorías de propósito de la vida más baja y más alta y entre el propósito de la vida y las condiciones del sistema del tracto digestivo cuando se compararon las categorías de propósito de la vida inferior y la categoría más alta.

En resumen, el bajo propósito en la vida estuvo relacionado con la muerte entre estos casi 7.000 adultos que formaron parte del estudio o, dicho de otra forma, un propósito más fuerte en la vida se asoció con una menor mortalidad por todas las causas. Este hallazgo fue robusto al ajuste por constructos de bienestar psicológico y también mostró una tendencia con un propósito de vida decreciente.

Además, otro estudio demostró que tener un propósito de vida puede reducir el riesgo de infartos cerebrales, específicamente infartos lacunares macroscópicos. La investigación descubrió que un mayor sentido de propósito en la vida se asocia con una probabilidad reducida de ≈50% de infartos cerebrales. El resultado fue robusto frente al ajuste de varios factores de confusión. La asociación parece estar impulsada por infartos lacunares, independientemente de la enfermedad de vasos grandes o pequeños cerebrales. Esto sugiere que el propósito en la vida es protector para los infartos silenciosos, así como para el accidente cerebrovascular clínico. Por lo tanto, la asociación persiste después de controlar el accidente cerebrovascular clínico.

Hay varios mecanismos posibles a través de los cuales el propósito de la vida podría estar potencialmente asociado con la mortalidad. Por una parte, un mayor bienestar, del cual la vida con propósito es un componente, se asoció con una menor expresión de genes proinflamatorios. En otro estudio pequeño, un propósito más fuerte en la vida se asoció con niveles más bajos de cortisol y niveles más bajos de citocinas proinflamatorias. Hay evidencia que sugiere que los niveles elevados de marcadores inflamatorios, como la proteína C reactiva y las citocinas, como la interleucina 6, se asocia con un aumento de la mortalidad, y esto representa un posible mecanismo a través del cual el propósito en la vida influye en la mortalidad.

Tener un propósito también nos ayuda a dormir mejor

Según un estudio publicado en la revista Sleep Science and Practice, tener un propósito en nuestra vida nos ayuda a dormir mejor.

Para determinar cuánto significado encontraban las personas en sus vidas cada una respondió preguntas tales como: "Me siento bien cuando pienso en lo que hice en el pasado y lo que espero hacer en el futuro" y "Algunas personas deambulan sin rumbo fijo a través de la vida, pero no soy una de ellas”. Es decir, un propósito es tener una directiva y un enfoque en lo que haces en tu vida y sentir que tu vida tiene un significado y un propósito.

Esto nos hace sentir mejor lo que a su vez nos hace dormir mejor y, como veíamos, vivir más y tener una mejor salud.

“Esto podría deberse en parte a que las personas con un propósito se cuidan mejor yendo más al médico y haciendo ejercicio, lo que favorece el sueño, que a su vez evita otros problemas”, concluye el autor del estudio.

¿Cómo mejorar nuestros propósitos de vida?

“Vivir con un propósito” significa hacer lo que realmente nos importa, teniendo siempre como guía nuestros valores y creencias. El propósito de vida nos ayuda a dirgir nuestra vida y conseguir la felicidad y satisfacción. Por eso, mantener un propósito en nuestra vida, ya sea laboral o personal, nos ayuda a ser más felices, cuidarnos más y, en definitiva, vivir más. 

Todos tenemos un diálogo interno donde “nos contamos” quiénes somos, “damos sentido” a lo que hemos hecho o estamos haciendo, “planificamos el futuro”, etc. El propósito de vida es, en el marco de este diálogo, una declaración personal que nos lleva a un estado de máximo bienestar, felicidad y satisfacción. 

Si además, este propósito afecta positivamente a nuestro entorno (familia, amigos, comunidad) más poderoso y trascendente se vuelve.

Así, el propósito en la vida se entendería como la tendencia de los individuos a encontrarle sentido a sus experiencias vitales, y a concentrar su voluntad en determinados objetivos.

Existen muchas actividades que nos pueden ayudar a mejorar nuestro propósito de la vida. Ofrecerse como voluntario, encontrar un trabajo que te apasione, potenciar tus talentos o buscar pasatiempos nuevos son formas de agregar más propósito a tu vida.

Es importante señalar que tal y como nosotros vamos cambiando, también nuestros propósitos deben cambiar conforme nos hacemos mayores. Si bien deben permitirnos mantener la pasión y la trascendencia que nos hacen vivir con ilusión y esperanza.

También hay aplicaciones de eSalud diseñadas para influir en el propósito de la vida (por ejemplo, Purposeful).

Es esencial analizar nuestra vida, rebuscar en nuestro interior, confiar en nosotros mismos y comprender que los propósitos de vida cambian con el tiempo. 

Los estudios sobre el tema también han señalado que la meditación y el mindfulness han mostrado mejoras en el propósito de vida, la calidad de vida y diversos resultados de salud. Esto se debe a que la meditación nos enfoca en el presente y nos ayuda a disfrutar más de la vida. Para cualquiera que no esté familiarizado con ese término, la terapia basada en el mindfulness es una práctica habitual en psicoterapia que utiliza la meditación para centrarse en tomar conciencia de los pensamientos y sentimientos, con énfasis en aceptar y no reaccionar de manera extrema. La idea es alejarse de la autocrítica y otros patrones de pensamiento negativos que pueden llevar a una persona a entrar en una espiral autodestructiva y centrarse en lo positivo, buscando un propósito para nuestra vida incluso cuando ya estamos jubilados o si las metas que teníamos pensadas no se cumplen. Es decir, la atención plena nos ayuda a ser más optimistas y encontrar un propósito en la vida.

Por lo tanto, si sientes que tu vida va a la deriva y no tienes propósitos o metas que te proporcionen felicidad y satisfacción, no tardes en buscarlos. 

¿Cómo encontrar nuestro propósito en la vida?

Lo cierto es que muchas personas no reparan en si tienen un propósito o no en sus vidas y viven vidas sin vivirlas. O al menos, sin ser conscientes de su potencial.

Otras puede que tengan algunas ideas difusas sobre su propósito pero no han terminado de cristalizarlas de una manera que sirvan de guía y refugio para su día a día.

Y esto es una verdadera tragedia porque tener un propósito hace que vivamos intensamente cada minuto de nuestras vidas, permitiéndonos:

  • conectar al máximo con las personas que nos rodean
  • asumir la responsabilidad total sobre nosotros mismos
  • mostrarnos tal y como somos, de la manera más auténtica
  • cuidarnos pero también cuidar a los demás
  • tener una motivación para sobreponernos a los reveses de la vida
  • ser dueños de nuestro destino
  • apreciar todo lo que tenemos 

Nadie nos enseña esto, algunos tardamos años en aprenderlo y otros no lo aprenden nunca…. Pero siempre estamos a tiempo de dotar de sentido a nuestras vidas y, aunque cada uno puede encontrar su propio camino para ello, a continuación sugiero algunas ideas para iniciar este camino.

1. Explora tus pensamientos y sentimientos

Por muy manida que esté, la frase “conócete a ti mismo” de Socrates sigue vigente 25 siglos más tarde de ser formulada.

La manera más sencilla de conocernos a nosotros mismos es la más básica…., preguntándonos:

  • ¿si no tuviéramos que trabajar (o ya no estamos trabajando), ¿en qué invirtiríamos el tiempo disponible?:
    • ¿En aprender algo?
    • ¿En enseñar lo que sabemos?
    • ¿En compartir lo que tenemos (tiempo, bienes, etc.)?
    • ¿Dónde?
    • ¿Cómo?
  • ¿en nuestros días malos (todos los tenemos…), qué es lo que no nos importaría seguir haciendo? 
  • ¿hay algo que siempre quisimos hacer y aún no hemos hecho? 
  • ¿con qué actividades perdemos la noción del tiempo?
  • ¿con qué disfrutábamos cuando eramos pequeños?
  • ¿somos buenos en algo? ¿Ese algo puede beneficiar de alguna manera a otras personas?
  • ¿hay alguna injusticia que siempre nos ha molestado? ¿tenemos una causa en la que queremos participar y que nos trascienda?

La lista de preguntas puede ser enorme…Simplemente se trata de hacernos preguntas y respondernos hasta encontrar aquello que nos haga “click”. 

¿Y cómo es ese click? Cuando se produce, sabemos perfectamente que lo hemos encontrado.

2. Materializar el propósito

Del dicho al hecho… hay mucho trecho. Un propósito no es más que otro hábito de vida saludable, de manera que tenemos que elaborar una hoja de ruta que nos permita ir haciendo realidad lo que en un principio sólo está en nuestra cabeza.

Sin acción no hay propósito de vida que valga. 

3. Empezar poco a poco

Tanto si nuestro propósito es salvar el planeta o hacer que nuestra familia sea más feliz, los objetivos que nos propongamos deben ser lo suficientemente desafiantes para que resulten motivantes. Eso sí, deben poder estar a nuestro alcance para que no nos provoquen una frustración innecesaria.

Siguiendo con el ejemplo de salvar el planeta, si vivimos cerca del mar quizá nos podemos plantear ir a pasear cada mañana por la playa con una bolsa y recoger toda la basura que nos encontremos. 

Quizá podemos aprovechar esos paseos para invitar a otras personas que te encuentres en la playa a ayudarte. O quizá puedes publicar en tus redes sociales que cada mañana vas a ir a limpiar la playa y animar a tus amigos y conocidos a que te acompañen. O quizá puedes ir a hablar con el Ayuntamiento de tu pueblo para que “patrocine” tu iniciativa dándola a conocer a los vecinos a través de sus soportes. O quizá…. Nunca sabes cómo va a escalar tu propósito, pero el prerrequisito de que algo pase es que lo empieces y seas consistente!

¿Y si no somos tan ambiciosos y lo que realmente queremos es que nuestra familia sea más feliz? ¿Algunas vez hemos pensado en cómo podríamos hacerlo? ¿Ayudando a nuestros hijos con los nietos? ¿Donando en vida lo que podamos (eso de que nuestros hijos disfruten de lo que nos hemos ganado estando muertos siempre me ha parecido una idiotez)? ¿Cocinando para la familia? ¿Viajando con nuestros padres o con nuestros hijos? Cada caso es diferente, pero siempre hay maneras de hacer la vida de nuestros seres queridos más fácil!

4. Darlo todo, mientras dure

Por la propia definición de un propósito en la vida, éste debe llenarnos y satisfacernos. Debe ser una prioridad que nos haga felices. 

Pero tenemos que ser conscientes que algunos propósitos duran toda una vida y otros no, ya que nosotros cambiamos así como nuestro contexto. 

Estemos atentos a darlo todo por nuestro propósito de vida pero también a buscar uno nuevo cuando el que tenemos ya no nos satisface e ilusiona o bien a hacer evolucionar el que tenemos. 

5. Aprovechar las oportunidades

Cuando tenemos un propósito que guía nuestras acciones empezamos a ver oportunidades en cada esquina. Oportunidades que nos permiten profundizar en nuestros objetivos, oportunidades de conocer a nuevas personas y ampliar nuestro círculo de amistades, oportunidades de aprender nuevas destrezas…. en fin, la vida se convierte en una fuente inagotable de oportunidades. ¡Sigámoslas! Dejémonos llevar. Exploremos. 

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Ideas clave

  • Tener un propósito en la vida mejora la salud física, mental y la calidad de vida general.
  • El propósito es un objetivo de vida que guía las metas y conductas saludables, dándole sentido a la vida.
  • Un fuerte propósito reduce riesgos de mortalidad, enfermedades como el Alzheimer y accidentes cerebrovasculares.
  • Mejorar el propósito de vida podría alargar la vida y reducir mortalidad.
  • Un estudio del Estudio de salud y jubilación (HRS) analizó a 6.985 personas mayores de 50 años, midiendo el propósito con escalas y correlacionándolo con causas de mortalidad.
  • La edad, el género, el estado civil, el nivel educativo y comportamientos como fumar influyen negativamente en la mortalidad y en la ausencia de propósito.
  • Existe una fuerte relación entre propósito y menor riesgo de muerte por causas cardíacas y digestivas.
  • El propósito reduce la expresión de genes proinflamatorios y niveles de cortisol, disminuyendo el riesgo de mortalidad.
  • Personas con propósito duermen mejor, posiblemente por cuidarse más y adoptar hábitos saludables.
  • Mantener metas alineadas a valores personales y adaptarlas con el tiempo ayuda a mejorar la salud y felicidad.
  • La meditación y el mindfulness aumentan el propósito, fomentando el bienestar y la calidad de vida.
  • Preguntas para encontrar propósito: explorar intereses, valores y actividades significativas ayuda a descubrir un propósito.
  • Materializar el propósito: convertir las ideas en acciones concretas crea un camino hacia el propósito.
  • Comenzar gradualmente: iniciar con pequeñas acciones realistas, adaptándolas a nuestras metas.
  • Renovar el propósito: es fundamental adaptarlo a los cambios personales y seguirlo mientras inspire.
  • Vivir con propósito abre puertas: eener un propósito convierte la vida en una fuente de oportunidades y crecimiento.

Enfermedades relacionadas

Fuente: <ul> <li>Alimujiang A, Wiensch A, Boss J, et al. Association Between Life Purpose and Mortality Among US Adults Older Than 50 Years. JAMA Netw Open. 2019;2(5):e194270. <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2734064" rel="nofollow">doi:10.1001/jamanetworkopen.2019.4270</a></li> </ul> <p>&nbsp;</p> <ul> <li>&ldquo;Is purpose in life associated with less sleep disturbance in older adults?&rdquo;, Arlener D. Turner, Christine E. Smith and Jason C. Ong; Sleep Science and Practice 2017 1:14. <a href="https://doi.org/10.1186/s41606-017-0015-6" rel="nofollow">https://doi.org/10.1186/s41606-017-0015-6</a></li> </ul> <p>&nbsp;</p> <ul> <li>Lei Yu, Patricia A. Boyle, Robert S. Wilson, Steven R. Levine, Julie A. Schneider and David A. Bennett, Purpose in Life and Cerebral Infarcts in Community-Dwelling Older People. Originally published19 Mar 2015https://doi.org/10.1161/STROKEAHA.114.008010Stroke. 2015;46:1071&ndash;1076. <a href="https://www.ahajournals.org/doi/full/10.1161/strokeaha.114.008010" rel="nofollow">https://www.ahajournals.org/doi/full/10.1161/strokeaha.114.008010</a></li> </ul>

Redacción: Irene García

Supervisión editorial: Tomás Duraj

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