¿Qué beneficios ofrece la dieta atlántica?

¿Qué beneficios ofrece la dieta atlántica?

La dieta atlántica, también conocida como dieta gallega, es una forma tradicional de alimentación en las regiones costeras del noroeste de España y Portugal, particularmente en Galicia. Esta dieta comparte muchas características con la dieta mediterránea, pero tiene sus propias peculiaridades. Descubre en qué consiste y cuáles son sus beneficios.

Índice

¿En qué consiste la dieta atlántica?

1. Consumo elevado de pescados (de mar y río) y mariscos, que incluye una gran variedad de pescados como merluza, sardinas, bacalao, jurel y otros pescados frescos. Entre los mariscos los más habituales son mejillones, almejas, ostras, pulpo. Se recomienda el consumo de pescado y marisco de tres a cuatro veces a la semana en las diferentes etapas de la vida.

2. Abundancia de verduras frescas (espinacas, repollo, berza, pimientos, tomates) y legumbres (garbanzos, lentejas, habas y frijoles).

3. Granos integrales como pan de centeno y maíz, arroz integral. Tubérculos como patatas, esenciales en muchos platos gallegos. Aportan el 50% de la energía necesaria en forma de carbohidratos complejos y fibra alimentaria y vitaminas del complejo B.

4. El aceite de oliva es la principal fuente de grasa, utilizado en la cocción y en crudo para aliñar. La dieta minimiza la ingesta de grasas saturadas y se centra en grasas beneficiosas para la salud del corazón y el bienestar general.

5. Consumo de muchas frutas frescas de temporada como manzanas, peras, uvas y frutos del bosque, así como cítricos que aportan muchos nutrientes esenciales.

6. Productos lácteos con moderación. Leche, yogur y quesos, principalmente frescos y locales. Además, los lácteos fermentados aportan probióticos.

7. El consumo de carne es moderado, incluyendo carne de cerdo, pollo y ternera, a menudo en guisos o asados. Aportan proteína de muy alto valor biológico, hierro altamente utilizable y equivalentes de niacina. Es mejor combinarlas con verduras.

8. El vino, especialmente el vino de la región, como el Albariño, se consume con moderación. El agua es la bebida principal.

9. Los platos son sencillos y las materias primas de gran calidad.

10. Las comidas en la dieta atlántica se estructuran en torno a una alimentación comunitaria, a menudo compartida entre familiares y amigos. Un desayuno ligero, un almuerzo sustancioso como comida principal y una cena más ligera.

11. La dieta atlántica promueve el consumo de productos del mar de origen local, lo que podría conducir a una reducción de la huella de carbono en comparación con las dietas que dependen de alimentos importados.

¿En qué se diferencia de la dieta mediterránea?

Al igual que la dieta mediterránea, la dieta atlántica enfatiza el consumo de alimentos frescos, de temporada y de origen local. El aceite de oliva es otro punto en común entre los dos. Ambas dietas priorizan minimizar los alimentos procesados y los azúcares, lo que refleja un principio universal en una alimentación saludable.

Sin embargo, las dietas tienen algunas diferencias notables que se derivan de la historia regional. Los orígenes de la dieta atlántica se remontan a los pueblos celtas que habitaban el Arco Atlántico europeo. Esto hace que la dieta atlántica sea distinta: normalmente incluye una mayor proporción de pescado y mariscos, leche, patatas, frutas y verduras en comparación con la dieta mediterránea. La gente del norte de España y Portugal también suele tener un mayor consumo de vino y un menor consumo de cerveza. El consumo de carne es moderado pero puede incluir una variedad más amplia de carnes en comparación con la dieta mediterránea.

Las técnicas culinarias son otra forma en que la dieta atlántica se diferencia de su contraparte mediterránea. En la dieta atlántica son más habituales técnicas como cocer al vapor, hervir, hornear, asar o guisar, que implican una menor modificación de la composición nutricional de los alimentos, en comparación con la fritura. Asar pescado y marisco a la parrilla es especialmente popular, lo que permite que brillen los sabores naturales sin salsas pesadas. Del mismo modo, los guisos suelen combinar ingredientes frescos cocidos a fuego lento para crear platos reconfortantes.

Beneficios para la salud de la dieta atlántica

Su enfoque en alimentos integrales y nutrición equilibrada se alinea bien con las recomendaciones dietéticas contemporáneas para mejorar la salud general y prevenir enfermedades crónicas.

1- Protege la salud cardiovascular

El alto consumo de pescados y mariscos ricos en ácidos grasos omega-3 contribuye a la salud cardiovascular.

Los altos niveles de ácidos grasos omega-3 provenientes del pescado de la dieta atlántica, junto con la fibra de frutas y verduras, contribuyen a la salud cardiovascular ya que ayudan a reducir el colesterol HDL y la tensión arterial.

2- Ayuda a controlar el peso

La inclusión de verduras, frutas y granos integrales ayuda a mantener un peso saludable. Su enfoque en alimentos ricos en nutrientes y bajos en calorías puede ayudar a mantener un peso saludable. Los componentes ricos en fibra de la dieta también son vitales para promover la saciedad, prevenir comer en exceso y contribuir al control general del peso.

3- Previene enfermedades crónicas

La dieta atlántica puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión gracias a su perfil nutricional balanceado.

4- Mejora la salud digestiva

La fibra de las legumbres, verduras y granos integrales mejora la salud digestiva.

5- Reduce la inflamación crónica

Los alimentos ricos en omega-3 y antioxidantes ayudan a reducir la inflamación en el cuerpo, causante de muchas enfermedades. En general, es una dieta muy antiinflamatoria, lo que contribuye a un menor riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con procesos inflamatorios.

6- Reduce el riesgo de síndrome metabólico

Comer estos alimentos parece mejorar varias medidas de la salud metabólica. Las familias españolas que siguieron una dieta atlántica tradicional tuvieron un menor riesgo de desarrollar síndrome metabólico que aquellas que no recibieron esta intervención. La intervención también redujo el riesgo de obesidad central y colesterol HDL bajo, dos componentes importantes de la salud metabólica. Los participantes en el grupo de la dieta atlántica también vieron una disminución en la circunferencia de la cintura.

Producto antienvejecimiento

Ideas clave

  • La dieta atlántica se basa en consumo de pescados y mariscos, verduras frescas, granos integrales, aceite de oliva, frutas frescas, lácteos con moderación, consumo de carne moderado, platos sencillos, materias primas de calidad, productos de origen local.
  • Al igual que la dieta mediterránea, la dieta atlántica enfatiza el consumo de alimentos frescos, de temporada y de origen local. El aceite de oliva es otro punto en común entre los dos. Ambas dietas priorizan minimizar los alimentos procesados y los azúcares, lo que refleja un principio universal en una alimentación saludable.
  • Los orígenes de la dieta atlántica se remontan a los pueblos celtas que habitaban el Arco Atlántico europeo. Esto hace que la dieta atlántica sea distinta: normalmente incluye una mayor proporción de pescado y mariscos, leche, patatas, frutas y verduras en comparación con la dieta mediterránea.
  • Las técnicas culinarias son otra forma en que la dieta atlántica se diferencia de su contraparte mediterránea. En la dieta atlántica son más habituales técnicas como cocer al vapor, hervir, hornear, asar o guisar, que implican una menor modificación de la composición nutricional de los alimentos, en comparación con la fritura.
  • Entre los beneficios principales encontramos proteger la salud cardiovascular, controlar el peso, prevenir enfermedades crónicas, mejorar la salud digestiva, reducir la inflamación crónica, reducir el riesgo de síndrome metabólico.

Enfermedades relacionadas

Fuente:

 
  • Cambeses-Franco C, Gude F, Benítez-Estévez AJ, et al. Traditional Atlantic Diet and Its Effect on Health and the Environment: A Secondary Analysis of the GALIAT Cluster Randomized Clinical Trial. JAMA Netw Open. 2024;7(2):e2354473. doi:10.1001/jamanetworkopen.2023.54473. https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2814624

Redacción: Irene García

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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