¿Por qué sufrir estrés nos enferma (mucho más de lo que piensas)?
Seguro que en más de una ocasión has escuchado que el estrés daña nuestra salud y acelera el envejecimiento. Y es la típica afirmación que damos por cierta pero para la mayoría resulta una entelequia tanto el proceso mediante el cual lo que pasa en nuestra mente afecta a nuestro organismo así como las herramientas que disponemos para mitigar sus efectos.
Índice
- ¿Qué es el estrés?
- ¿Cómo el estrés afecta a nuestro organismo?
- ¿Qué efectos tiene el estrés crónico a largo plazo?
- ¿Por qué es importante la prevención y cómo hacerlo?
¿Qué es el estrés?
El estrés aparece como respuesta a cualquier estímulo que la persona pueda considerar como una amenaza o una demanda de recursos superior a la que considera puede enfrentarse, pudiendo ser real o no.
Este estímulo puede tener orígenes muy diversos, desde situaciones traumáticas hasta el acoso laboral pasando por problemas en la relación de pareja.
Como todo en la vida, “la dosis hace al veneno” y un poco de estrés puede ser beneficioso y que sirva de aliciente para tomar unas u otras medidas para adaptarse a una situación dada. Sin embargo, el estrés crónico causa todo tipo de problemas a nivel psicológico pero también a nivel fisiológico.
Lo más curioso es que en muchas ocasiones se normaliza tener estrés crónico, mermando poco a poco la salud sin que nos demos cuenta del por qué…
A modo orientativo, los principales síntomas del estrés son:
- Diarrea o estreñimiento
- Mala memoria
- Dolores y achaques frecuentes
- Dolores de cabeza
- Falta de energía o concentración
- Problemas sexuales
- Cuello o mandíbula rígidos
- Cansancio persistente
- Problemas para dormir o dormir demasiado
- Malestar de estómago
- Uso de alcohol o drogas recreativas para relajarse
- Pérdida o aumento de peso
- Y un largo etcétera
¿Cómo el estrés afecta a nuestro organismo?
Cuando detectamos esta amenaza, nuestro organismo libera cortisol y adrenalina, dos hormonas que permiten nuestra respuesta a una situación de emergencia aumentando la frecuencia cardíaca y respiratoria así como acelerando el flujo sanguíneo por todo el cuerpo.
Con estos recursos, la persona puede enfrentarse a la amenaza de manera más eficaz. Este sistema funciona muy bien en urgencias puntuales, como aquellas que podían vivir nuestros ancestros en la sábana africana al encontrarse súbitamente con un predador.
Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico, el cortisol liberado en nuestra sangre provoca:
- Estrés oxidativo debido al exceso de radicales libres
- Una inflamación crónica persistente
- La reducción de la longitud de los telómeros
- La limitación del sistema inmune
¿Qué efectos tiene el estrés crónico a largo plazo?
Cuando tenemos estrés de manera continuada empezamos a sufrir una intoxicación de cortisol denominada hipercortisolemia crónica que afecta al hipocampo, área del cerebro encargada de la memoria y del aprendizaje, pudiendo provocar afecciones como depresión, ansiedad o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Pero esto no es todo. También afecta a nuestro metabolismo y por ello contribuye a la aparición de diabetes, hipertensión y arteriosclerosis, síndrome de apnea del sueño, alteraciones del sistema inmunitario y alteraciones digestivas así como una gran variedad de enfermedades autoinmunes.
Asimismo, y aunque parezca frívolo en comparación con su impacto en nuestra salud, el exceso de cortisol también promueve el envejecimiento de la piel al aumentar el número de radicales libres en circulación.
Por último, señalar que una reciente investigación parece indicar que el estrés también afecta a la expresión de nuestro ADN acortando nuestra esperanza de vida. De hecho, en otro estudio se encontró que las personas con mayor nivel de ansiedad vivían menos y con una peor calidad de vida….
Y no sólo el estrés nos afecta personalmente, sino que también a las personas que nos rodean y queremos.
Este estudio señala que el cortisol reduce nuestros comportamientos altruistas y nuestro nivel de empatía…convirtiéndonos en personas más egoístas y menos “tratables” algo que todos aquellos que alguna vez hemos sufrido estrés sabemos.
¿Por qué es importante la prevención y cómo hacerlo?
La mayoría de daños producidos por el exceso de cortisol son irreversibles y por ello es importante ser conscientes del impacto del estrés en nuestra salud para así prevenir su impacto.
La clave se encuentra en dos variables. Por un lado, mantener un estado mental que minimice la aparición de estrés y, si este aparece, tomar consciencia del mismo para saber gestionarlo reduciendo su impacto.
Aunque resulta fácil afirmar que hay que gestionar el estrés, para la mayoría de las personas nos resulta a veces difícil. En estos casos, acudir a un psicólogo sería la mejor opción.
Pero no todo el mundo puede permitirse hacer terapia. Desafortunadamente casi ningún sistema público de salud contempla esta especialidad y en los seguros privados suele tener algunas o muchas limitaciones.
Por ello, la segunda variable que sí está enteramente en nuestra mano es cultivar hábitos saludables de vida.
Movimiento físico
Mantenernos en movimiento y realizar ejercicio físico de manera regular tiene dos grandes ventajas. Por un lado, libera más de 50 hormonas diferentes, muchas de las cuales son denominadas las hormonas de la “felicidad”, como las siguientes.
- Serotonina: Produce sensación de calma, disminuye el estado depresivo, mejora el sueño y regula la ingesta de alimentos evitando los excesos.
- Endorfina: Nos hace sentir más felices, eufóricos y alegres. Tiene además un efecto analgésico natural reduciendo el dolor, el estrés o la ansiedad.
- Dopamina: proporciona una sensación placentera que nos empuja a seguir practicando ejercicio y nos puede ayudar a reemplazar otras fuentes de placer menos saludables
Pero además, mientras se practica ejercicio suele ser muy difícil poder “pensar” o “rumiar” algo que nos preocupa. Literalmente el ejercicio bloquea los pensamientos intrusivos lo que nos aporta “momentos continuados de paz”.
Dentro de este apartado, también señalar que pasear o estar en contacto con la naturaleza tiene un efecto aún mayor para disipar el estrés.
Comer saludablemente
Si comemos saludablemente minimizamos algunos de los efectos del estrés, incorporando alimentos que reducen nuestros niveles de inflamación y evitando aquellos que lo potencian tales como cualquier producto ultraprocesado.
Ritmos Circadianos
Respetar los ritmos circadianos de cada uno y dormir bien es un superpoder que nos equilibra tanto física como mentalmente.
Mantener relaciones sociales
Como seres sociales, tener un entorno que nos de contención y soporte siempre alivia nuestra preocupaciones y reduce nuestros niveles de estrés.
Y si por la razón que sea no podemos acudir a terapia, tener al menos un amigo a quien contar nuestros problemas sin tapujos nos aliviará. Eso sí, busquemos un amigo que sepa escuchar y no quiera “solucionarnos” la vida, ya que en estos casos probablemente nos termine estresando más….
Conocernos mejor
En la gran mayoría de casos, el estrés se origina por una amenaza imaginaria y no tanto por una real. Sufrimos estrés porque interpretamos la realidad de tal manera que vemos una amenaza donde quizá no la hay.
Por ello, técnicas como la meditación (y mejor si incluyen técnicas de respiración consciente) o lecturas como la de filósofos estoicos nos pueden ayudar a poder “gestionar” mejor la realidad calibrando los peligros reales que nos acechan y qué está en nuestra mano para poder afrontarlos y qué debemos aceptar porque no podemos hacer nada más que afligirnos un sufrimiento innecesario.
Otra opción igual de interesante es escribir un diario donde reflejemos de manera sincera y amplia cuáles son nuestras preocupaciones así como nuestros pensamientos hacia ellas. Este mero ejercicio nos permite en muchas ocasiones relativizarlas y contextualizarlas de manera que nos dejen de generar ansiedad.
Existen literalmente decenas de compuestos naturales que pueden ayudarnos a reducir nuestros niveles de ansiedad. Dado que cada organismo funciona de una manera diferente, sería preciso ir probando diferentes compuestos a distintas dosis hasta hallar aquella que nos pueda ayudar. La siguiente no es una lista exhaustiva, pero son los más recomendables:
- Ashwagandha
- Rhodiola Rosea
- Valeriana
- Magnesio
- Vitamina B
- L-teanina
- Melatonina
- Bufera
- Glicina
Ideas clave
- El estrés aparece como respuesta a cualquier estímulo que la persona pueda considerar como una amenaza o una demanda de recursos superior a la que considera puede enfrentarse, pudiendo ser real o no.
- Como todo en la vida, “la dosis hace al veneno” y un poco de estrés puede ser beneficioso y que sirva de aliciente para tomar unas u otras medidas para adaptarse a una situación dada. Sin embargo, el estrés crónico causa todo tipo de problemas a nivel psicológico pero también a nivel fisiológico.
- A modo orientativo, los principales síntomas del estrés son: diarrea, estreñimiento, mala memoria, dolores y achaques frecuentes, dolores de cabeza, falta de energía, problemas sexuales, cuello o mandíbula rígidos, cansancio persistente, problemas para dormir, etc.
- Cuando detectamos esta amenaza, nuestro organismo libera cortisol y adrenalina, dos hormonas que permiten nuestra respuesta a una situación de emergencia aumentando la frecuencia cardíaca y respiratoria así como acelerando el flujo sanguíneo por todo el cuerpo.
- Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico, el cortisol liberado en nuestra sangre provoca: estrés oxidativo, inflamación crónica, reducción de la longitud de los telómeros, limitación sistema inmune.
- Cuando tenemos estrés de manera continuada empezamos a sufrir una intoxicación de cortisol denominada hipercortisolemia crónica que afecta al hipocampo, área del cerebro encargada de la memoria y del aprendizaje, pudiendo provocar afecciones como depresión, ansiedad o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
- Pero esto no es todo. También afecta a nuestro metabolismo y por ello contribuye a la aparición de diabetes, hipertensión y arteriosclerosis, síndrome de apnea del sueño, alteraciones del sistema inmunitario y alteraciones digestivas así como una gran variedad de enfermedades autoinmunes.
- Y no sólo el estrés nos afecta personalmente, sino que también a las personas que nos rodean y queremos.
- La mayoría de daños producidos por el exceso de cortisol son irreversibles y por ello es importante ser conscientes del impacto del estrés en nuestra salud para así prevenir su impacto.
- La clave se encuentra en dos variables. Por un lado, mantener un estado mental que minimice la aparición de estrés y, si este aparece, tomar consciencia del mismo para saber gestionarlo reduciendo su impacto, yendo a terapia si hace falta. Pero no todo el mundo puede.
- Por ello, la segunda variable que sí está enteramente en nuestra mano es cultivar hábitos saludables de vida: movimiento físico, dieta sana, cuidar los ritmos circadianos, mantener relaciones sociales, conocernos mejor, recurrir a la suplementación.
Fuente:
- Meier SM, Mattheisen M, Mors O, Mortensen PB, Laursen TM, Penninx BW. Increased mortality among people with anxiety disorders: total population study. British Journal of Psychiatry. 2016;209(3):216-221. doi:10.1192/bjp.bp.115.171975
- Stefan Schulreich, Anita Tusche, Philipp Kanske and Lars Schwabe. Altruism under Stress: Cortisol Negatively Predicts Charitable Giving and Neural Value Representations Depending on Mentalizing Capacity. Journal of Neuroscience 20 April 2022, 42 (16) 3445-3460; https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.1870-21.2022