Microplásticos y salud: lo que debes saber sobre esta amenaza invisible

Microplásticos y salud: lo que debes saber sobre esta amenaza invisible

Los microplásticos son una preocupación emergente en todo el mundo ya que están presentes en nuestra vida a través del agua que consumimos, al aire que respiramos y los alimentos que consumimos. Estos microplásticos se han convertido en un problema ambiental y de salud cada vez mayor que aumenta el riesgo de muchas enfermedades, por lo que debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para reducir nuestra exposición a los mismos.

Índice

¿Qué son los microplásticos y de dónde provienen?

Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico de menos de 5 milímetros de tamaño. Se encuentran en el agua, el aire, los alimentos y diversos ecosistemas, representando una amenaza para la vida marina, los animales y los seres humanos.

Los microplásticos se pueden clasificar en primarios o secundarios, según la forma en que se produzcan.

- Primarios: pequeñas partículas de plástico que se liberan directamente al medio ambiente, p. efluentes domésticos e industriales, derrames y vertidos de aguas residuales o indirectamente (por ejemplo, a través de escorrentía). Provienen de la industria cosmética y de cuidado personal (exfoliantes, pastas de dientes y jabones con "microperlas"); pellets de plástico; fibras sintéticas (ropa hecha de poliéster, nylon o acrílico libera microplásticos con cada lavado).

- Secundarios: se forman como resultado de la degradación/fragmentación gradual de partículas de plástico más grandes ya presentes en el medio ambiente, debido, por ejemplo, a la contaminación del aire. Provienen de desgaste de neumáticos, fragmentación de residuos plásticos (botellas, bolsas y envases), redes de pesca y artes plásticas en el mar, polvo plástico del desgaste urbano (pinturas, envases y construcciones liberan partículas en el aire).

¿Cómo entran los microplásticos en nuestro cuerpo?

- Ingestión: a través del agua potable (embotellada y de grifo), mariscos, sal de mesa, frutas y verduras. El agua que consumimos está contaminada por microplásticos, lo que hace que también lo esté el suelo donde se cultivan las frutas y verduras que consumimos y los animales que consumen esa agua. Estudios recientes indican que una persona promedio puede consumir hasta 1.769 partículas de microplástico por semana solo a través del agua. De hecho, se han encontrado microplásticos tanto en los tractos digestivos de vertebrados como de invertebrados. La contaminación con benceno, tolueno, etilbenceno y xilenos (BTEX) es una preocupación importante para el ecosistema de aguas subterráneas; son contaminantes orgánicos comunes que se filtran al agua subterránea. 

- Inhalación: fibras plásticas en el aire (polvo doméstico, partículas de textiles). Diversos estudios han demostrado que el aire está contaminado por sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), una gran familia de compuestos químicos sintéticos que contienen enlaces de carbono y flúor extremadamente fuertes que se acumulan en el agua, en el suelo y en organismos vivos y cuya exposición prolongada aumenta el riesgo de problemas hormonales, cáncer, enfermedades hepáticas y renales, etc.

Recientemente se han detectado microplásticos en la atmósfera de áreas urbanas, suburbanas e incluso remotas, lejos de las regiones de origen de los microplásticos, lo que sugiere un posible transporte atmosférico a larga distancia de los microplásticos.

- Absorción dérmica (menos relevante): posible exposición a través de cosméticos y productos de cuidado personal.

¿Cómo impactan estos microplásticos en nuestra salud?

Los estudios han detectado microplásticos en sangre, placenta y órganos humanos, lo que impacta negativamente en nuestra salud a todos los niveles:

1- Trastornos gastrointestinales: los sistemas digestivos se ven afectados cuando se ingieren microplásticos, y la irritación física del tracto gastrointestinal puede eventualmente causar inflamación, lo que resulta en diversos síntomas gastrointestinales. Los microplásticos pueden causar cambios en el microbioma intestinal, lo que resulta en un desequilibrio entre bacterias beneficiosas y dañinas, lo que puede provocar diversos síntomas gastrointestinales, como dolor abdominal, hinchazón y cambios en los hábitos intestinales.

Además de sus efectos físicos en el sistema digestivo, los microplásticos pueden causar toxicidad química, que implica la absorción y acumulación de toxinas ambientales como metales pesados e hidrocarburos aromáticos policíclicos. Estas sustancias tóxicas pueden ingresar al cuerpo a través del tracto gastrointestinal cuando los microplásticos se ingieren por vía oral, lo que provoca diversos síntomas gastrointestinales, como náuseas, vómitos y dolor abdominal.

2- Problemas cardiovasculares: recientes investigaciones han revelado que los microplásticos y nanoplásticos pueden infiltrarse en el sistema cardiovascular humano, acumulándose en las arterias y aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas. Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine encontró que, en pacientes sometidos a endarterectomía de la arteria carótida, el 58% presentaba microplásticos en las placas ateroscleróticas. Estos pacientes mostraron una mayor probabilidad de sufrir infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y una mayor mortalidad en los tres años siguientes.

3- Cáncer: la exposición a partículas finas se ha identificado como un factor de riesgo significativo para el desarrollo de cáncer de pulmón y resultados adversos para la salud por causas cardiovasculares y respiratorias. Un estudio reciente demostró además que la exposición prolongada a partículas contaminantes de microplásticos aumenta el riesgo de cáncer de hígado.

4- Trastornos cognitivos: la contaminación del aire se ha asociado con déficits en las funciones cognitivas en una amplia gama de estudios epidemiológicos, tanto con exposiciones del desarrollo como de adultos. Los posibles mecanismos contribuyentes incluyen estrés oxidativo/inflamación, niveles alterados de dopamina y/o glutamato y cambios en la plasticidad/estructura sináptica.

Un estudio reciente mostró que microplásticos PS causó disfunción cognitiva en ratones junto con cambios en la función locomotora y la actividad anticolinesterasa.

5- Trastornos hormonales: los microplásticos son disruptores endocrinos, es decir, sustancias químicas añadidas a los plásticos que pueden interferir con el sistema hormonal (ej. ftalatos, bisfenoles).

Los microplásticos interfieren con la producción, liberación, transporte, metabolismo y eliminación de hormonas, lo que puede causar alteraciones endocrinas y provocar diversos trastornos endocrinos, incluidos trastornos metabólicos, trastornos del desarrollo e incluso trastornos reproductivos (es decir, infertilidad, abortos espontáneos y malformaciones congénitas).

6- Problemas en el embarazo y el parto: un estudio reciente encontró mayores cantidades de microplásticos y nanoplásticos en placentas de nacimientos prematuros en comparación con nacimientos a término, sugiriendo una posible asociación con partos prematuros.

Los microplásticos pueden actuar como un medio para sustancias tóxicas ambientales como el bisfenol A, que se absorben en el cuerpo y causan diversas enfermedades del sistema endocrino y reproductivo. En un estudio reciente, también se encontraron microplásticos en las placentas de seis mujeres embarazadas mediante microespectroscopia Raman.

7- Trastornos respiratorios: los microplásticos pueden causar estrés oxidativo en las vías respiratorias y los pulmones cuando se inhalan, lo que provoca síntomas respiratorios como tos, estornudos y dificultad para respirar debido a la inflamación y el daño, así como fatiga y mareos debido a una baja concentración de oxígeno en la sangre. Un estudio reciente demostró que los plásticos de tamaño nanométrico se asociaron con daño mitocondrial en las células respiratorias humanas. Los microplásticos pueden actuar como portadores de otras toxinas ambientales, como el PS, y la exposición a altas concentraciones de PS es perjudicial para las células pulmonares humanas, aumentando el riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

8- Debilitamiento del sistema inmunitario: la exposición acumulada a microplásticos indujo inflamación crónica y cambios en la homeostasis en experimentos con animales y un estudio sobre células pulmonares humanas demostró que los microplásticos pueden activar la inmunidad innata al regular la expresión de genes y proteínas involucradas en la respuesta inmune.

9- Disminución de la longevidad: los experimentos in vitro con células humanas y los datos in vivo generados con ratones mostraron que los microplásticos provocan efectos adversos para la salud principalmente al causar inflamación, estrés oxidativo (aumento de la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS), alteraciones del metabolismo de los lípidos, disbiosis de la microbiota intestinal y neurotoxicidad.

¿Cómo reducir la exposición a los microplásticos?

• En la alimentación:

  • Reducir el consumo de agua embotellada, ya que pueden liberar microplásticos con el tiempo.
  • Filtrar el agua del grifo con filtros certificados. Usar filtros de alta calidad como los de ósmosis inversa o carbono activado, que pueden eliminar muchas partículas de microplásticos. o Preferir alimentos frescos en lugar de envasados en plástico.
  • Evitar calentar comida en recipientes plásticos.
  • Optar por vidrio, acero inoxidable o cerámica en lugar de plásticos para almacenar y calentar alimentos.
  • Evitar bolsas, botellas y envases plásticos de un solo uso.
  • No dejar botellas de plástico expuestas al sol o calor, ya que liberan más partículas.

• En el hogar:

  • Aspirar y ventilar para reducir fibras plásticas en el aire.
  • Lavar la ropa con bolsas filtrantes o dispositivos captura-microfibras.
  • Elegir textiles naturales en lugar de sintéticos.
  • No utilizar utensilios de cocina antiadherentes con teflón (PTFE), que pueden liberar partículas.
  • Elegir sartenes de acero inoxidable, hierro fundido o cerámica.
  • Separar y reciclar correctamente los residuos plásticos.

• En productos de cuidado personal:

  • Revisar etiquetas y evitar productos con "polyethylene" o "polypropylene".
  • Usar alternativas biodegradables.

Pequeños cambios pueden reducir la exposición y mejorar tu salud, solo debes tener cuidado y seguir los consejos antes descritos.

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Ideas clave

  • Los microplásticos son partículas de plástico menores a 5 mm que se encuentran en el agua, aire, alimentos y ecosistemas, representando un riesgo para la vida marina y la salud humana.
  • Se dividen en: Primarios: liberados directamente al ambiente, como los de cosméticos, fibras sintéticas y pellets de plástico. Secundarios: resultan de la degradación de plásticos más grandes, como neumáticos, envases y redes de pesca.
  • Formas de ingreso al cuerpo Ingestión: agua, mariscos, sal, frutas y verduras. Inhalación: fibras plásticas en el aire. Absorción dérmica: a través de cosméticos.
  • Los microplásticos han sido hallados en sangre, placenta y órganos humanos, provocando: Trastornos gastrointestinales: inflamación, cambios en la microbiota y toxicidad química.
  • Problemas cardiovasculares: acumulación en arterias, aumentando el riesgo de infartos y derrames.
  • Cáncer: mayor riesgo de cáncer de hígado y pulmón.
  • Trastornos cognitivos: afectan memoria y función cerebral.
  • Problemas hormonales: disruptores endocrinos que afectan fertilidad y desarrollo.
  • Complicaciones en el embarazo: asociados a nacimientos prematuros.
  • Trastornos respiratorios: inflamación pulmonar y mayor riesgo de EPOC.
  • Debilitamiento del sistema inmune y reducción de la longevidad.
  • Cómo reducir la exposición: alimentación: evitar agua embotellada, filtrar el agua, reducir plásticos en los alimentos.
  • Hogar: ventilar, usar textiles naturales y reciclar plásticos.
  • Cuidado personal: evitar cosméticos con microplásticos y optar por alternativas biodegradables.
  • Pequeños cambios pueden ayudar a minimizar la exposición y proteger la salud.

Enfermedades relacionadas

Fuente:

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Redacción: Irene García

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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