¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?

¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?

En la mayor parte del mundo las mujeres viven más. Esta brecha de género en la esperanza de vida es notable y ha desafiado la investigación científica durante décadas. En países con un orden socioeconómico establecido, las mujeres viven en promedio entre 4 y 7 años más. El principal factor contribuyente es la mayor morbilidad y mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ECV) en los hombres. Pero hay más motivos.

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¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?

Una de las razones que siempre se contempla cuando se habla de por qué las mujeres viven más que los hombres es que los hombres abusan más de sus cuerpos. En general, fuman más, comen más y peor y beben más alcohol. Pero el estilo de vida no explica solo el porqué de esta diferencia de entre 4 y 7 años en la esperanza de vida. Hay que acudir también a la biología.

Uno de los motivos principales parece ser el cromosoma X que nos distingue. Así, mientras que las mujeres tienen dos cromosomas X, los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y. Y esa diferencia puede suponer mucho más que un aparato reproductor diferente.

Por ejemplo, al tener dos cromosomas X, las mujeres pueden tener copias dobles de cada gen (aunque no siempre, ya que cada cromosoma puede tener una versión diferente de un gen). Significa que tienen más posibilidades de tener genes sanos en uno de sus cromosomas X. Los hombres no tienen ese respaldo. El resultado es que con el tiempo es posible que más células comiencen a funcionar mal, lo que pone a los hombres en mayor riesgo de contraer enfermedades.

El cromosoma X contiene microARN que son importantes para regular el sistema inmunológico del cuerpo. Dado que las mujeres tienen dos cromosomas X, incluso si hay una mutación genética en un cromosoma X, tienen una copia de seguridad para compensar. Los hombres no tienen este beneficio.

Otra causa es que el ritmo cardiaco de la mujer aumenta durante la segunda mitad del ciclo menstrual, ofreciendo los mismos beneficios que el ejercicio moderado. El resultado es un riesgo retrasado de enfermedad cardiovascular en el futuro.

También puede deberse al tamaño ya que, en general, los hombres son más grandes, lo que implica tener más células y, por lo tanto, más probabilidades de desarrollar mutaciones dañinas. Los cuerpos más grandes también queman más energía, lo que podría aumentar el desgaste de los propios tejidos.

Otra diferencia fundamental entre hombres y mujeres son las hormonas. En las mujeres, los estrógenos nos protegen de diferentes enfermedades, como las cardiovasculares, hasta la llegada de la menopausia. La hormona sexual femenina estrógeno es un "antioxidante", lo que significa que absorbe las sustancias químicas venenosas que causan estrés en las células. El estrógeno aumenta el colesterol bueno (HDL) y reduce los niveles de colesterol malo, reduciendo así el riesgo de las mujeres de desarrollar accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas en la primera etapa de la vida.

Mientras que en los hombres la hormona fundamental, la que les da sus características masculinas, es la testosterona. La testosterona puede fortalecer nuestro cuerpo a corto plazo, pero los mismos cambios también pueden hacer que se sea más susceptible a enfermedades, infecciones y cáncer más adelante en la vida. Por ejemplo, la testosterona podría aumentar la producción de líquido seminal que promueve el cáncer de próstata; o podría alterar la función cardiovascular de una manera que mejore el rendimiento en las primeras etapas de la vida, pero provoque hipertensión y aterosclerosis más adelante.

La testosterona aumenta el colesterol malo (LDL) y reduce el colesterol bueno (HDL), lo que expone a los hombres a un mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral o una enfermedad cardíaca a una edad más temprana que las mujeres.

Además, las mujeres sufren menos estrés oxidativo, el responsable de aumentar los radicales libres de nuestro cuerpo, una de las causas de envejecimiento. El daño oxidativo es cuatro veces mayor en hombres que en mujeres, posiblemente debido a niveles más bajos de estrógeno.

Y fuera de la biología, las mujeres acuden al médico antes que los hombres, tienen mayor adherencia a los tratamientos, mantienen una mayor actividad durante más años y cuentan con una mayor red de apoyo social y familiar, lo que favorece también la salud neurocognitiva.

La salud emocional de las mujeres también suele ser mejor y manejan mejor emociones como el perdón, la amabilidad, la gratitud… que protegen frente a la enfermedad y el envejecimiento. Algunos estudios sugieren que las mujeres pueden tener una mejor capacidad para manejar el estrés y las adversidades, lo que puede tener un impacto positivo en la salud a lo largo del tiempo.

Entonces, ¿los hombres están obligados a vivir menos?

La buena noticia es que la brecha de género en la esperanza de vida se ha reducido en los últimos años al empezar los hombres a cuidarse más. Una dieta más sana, más ejercicio físico, no fumar y menos alcohol puede hacer que los hombres aspiren a una esperanza de vida mayor que la actual.

Cuidarse desde los 30 años nos va a permitir mantener un organismo más saludable y retrasar el envejecimiento. Por eso, si eres hombres, es importante que evites riesgos innecesarios, lleves una dieta saludable, duermas entre 7 y 8 horas, hagas ejercicio físico de manera regular, reduzcas tu estrés, acudas al médico a revisiones periódicas y cuentes con un médico personalizado especializado en estilo de vida que te aconseje cómo vivir más.

Y, por supuesto, no te olvides de recurrir a suplementos antienvejecimiento que luchan contra las principales causa de envejecimiento como el desgaste de los telómeros o la senescencia celular con sustancias como creatina, glicina, glucosamina, sulforafano, curcumina, silimarina, resveratrol, coenzima Q10, etc.

Suplemento nutricional antienvejecimiento

Ideas clave

  • Una de las razones que siempre se contempla cuando se habla de por qué las mujeres viven más que los hombres es que los hombres abusan más de sus cuerpos. En general, fuman más, comen más y peor y beben más alcohol.
  • Uno de los motivos principales parece ser el cromosoma X que nos distingue. Así, mientras que las mujeres tienen dos cromosomas X, los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y. Al tener dos cromosomas X, las mujeres pueden tener copias dobles de cada gen, por lo que tienen más posibilidades de tener genes sanos en uno de sus cromosomas X.
  • Otra causa es que el ritmo cardiaco de la mujer aumenta durante la segunda mitad del ciclo menstrual, ofreciendo los mismos beneficios que el ejercicio moderado. El resultado es un riesgo retrasado de enfermedad cardiovascular en el futuro.
  • Otra diferencia fundamental entre hombres y mujeres son las hormonas. En las mujeres, los estrógenos nos protegen de diferentes enfermedades, como las cardiovasculares, hasta la llegada de la menopausia.
  • Mientras que en los hombres la hormona fundamental, la que les da sus características masculinas, es la testosterona. La testosterona puede fortalecer nuestro cuerpo a corto plazo, pero los mismos cambios también pueden hacer que se sea más susceptible a enfermedades, infecciones y cáncer más adelante en la vida.
  • Además, las mujeres sufren menos estrés oxidativo. El daño oxidativo es cuatro veces mayor en hombres que en mujeres, posiblemente debido a niveles más bajos de estrógeno.
  • Y fuera de la biología, las mujeres acuden al médico antes que los hombres, tienen mayor adherencia a los tratamientos, mantienen una mayor actividad durante más años y cuentan con una mayor red de apoyo social y familiar, lo que favorece también la salud neurocognitiva.
  • La salud emocional de las mujeres también suele ser mejor y manejan mejor emociones como el perdón, la amabilidad, la gratitud… que protegen frente a la enfermedad y el envejecimiento. 
  • Sin embargo, si eres hombres, puedes llegar a vivir tanto o más que una mujer si te cuidas, comes sano, haces ejercicios, duermes bien, reduces el estrés y recurres a suplementos antienvejecimiento. 

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Fuente:

Redacción: Irene García

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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