
Donar sangre como intervención antienvejecimiento: el papel del hierro en el envejecimiento
La donación de sangre ofrece muchos beneficios para la salud de los donantes, incluida la reducción del riesgo cardiovascular, la mejora de los perfiles lipídicos, la mayor sensibilidad a la insulina y la reducción del estrés oxidativo, lo que nos puede ayudar a vivir más.
Índice
- El hierro: un nutriente esencial, pero potencialmente dañino
- El hierro y el estrés oxidativo: un vínculo clave en el envejecimiento
- Donar sangre: una intervención simple para reducir el hierro corporal y vivir más
- Beneficios adicionales de donar sangre
- Precauciones y consideraciones antes de donar sangre
El hierro: un nutriente esencial, pero potencialmente dañino
El hierro es el metal de transición más abundante en los seres humanos, que se distribuye en casi todos los tejidos y órganos, como el hígado, el bazo, los riñones, el corazón, el músculo esquelético y el cerebro.
El hierro existe en muchas formas: una es el hierro funcional que existe en la hemoglobina, la mioglobina, las enzimas y los cofactores, y otra es el hierro de reserva que existe en la ferritina y la hemosiderina.
El hierro es el grupo auxiliar de muchas enzimas clave y participa en una serie de procesos fisiológicos importantes, como el transporte de oxígeno, la síntesis y reparación del ADN y el mantenimiento de la función mitocondrial.
Es importante que sus niveles estén equilibrados ya que tanto la deficiencia de hierro como la sobrecarga causan diferentes grados de daño al organismo. Por ejemplo, las bajas concentraciones de hierro provocan la consiguiente anemia. Por el contrario, las altas concentraciones de hierro lábil son altamente tóxicas para las células, lo que aumenta el riesgo de cáncer, diabetes, enfermedades neurodegenerativas y enfermedades cardiovasculares.
Por lo tanto, el hierro puede actuar como un arma de doble filo, lo que requiere una regulación precisa de sus niveles celulares y un equilibrio exquisito entre la absorción, circulación, almacenamiento y regulación del hierro.
El hierro y el estrés oxidativo: un vínculo clave en el envejecimiento
El envejecimiento se caracteriza por una pérdida progresiva de la integridad fisiológica, lo que conduce a un deterioro de la función y una mayor vulnerabilidad a la muerte.
Actualmente, existen muchas teorías coexistentes sobre las características del envejecimiento, como la teoría de la degradación de los telómeros, la teoría del daño a la función mitocondrial y la teoría del daño oxidativo. Entre ellos, la teoría del daño oxidativo sostiene que las especies reactivas de oxígeno (ROS) dañan macromoléculas biológicas como lípidos, proteínas y ADN, lo que conduce al envejecimiento.
Las mitocondrias son la principal fuente de ROS en las células. Después de llegar a las mitocondrias, el hierro se utiliza principalmente para sintetizar grupos hemo y hierro-azufre. El exceso de hierro tiene un fuerte potencial catalítico, que puede aumentar la producción de ROS y causar daño oxidativo a las células, lo que eventualmente conduce a la senescencia celular.
Un gran número de estudios han demostrado que la pérdida de la homeostasis del hierro mitocondrial puede provocar una disminución de la función mitocondrial y luego conducir al envejecimiento. Por lo tanto, se puede ver que el envejecimiento tiene un profundo impacto en la homeostasis del hierro y es necesario profundizar en las complejas interacciones entre la homeostasis del hierro y el envejecimiento.
El contenido de hierro aumenta significativamente con la edad, lo que resulta en una mayor producción de ROS. Este proceso dañino no sólo se limita al sistema nervioso central sino que también se refleja en todo el individuo, específicamente en la duración de su vida. En muchos organismos modelo, como gusanos, moscas y levaduras, se ha demostrado que aumentar el nivel de antioxidantes o inhibir el nivel de hierro mediante el uso de quelantes de hierro o la manipulación genética para regular los procesos metabólicos del hierro prolonga la vida útil.
Asimismo, el hierro libre (no unido a proteínas) puede catalizar la formación de radicales libres a través de la reacción de Fenton, un proceso químico en el que el hierro en su estado reducido reacciona con el peróxido de hidrógeno generando radicales hidroxilo altamente reactivos que pueden causar daño oxidativo a los lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos.
Es decir, el exceso de hierro libre, como en hemocromatosis o en inflamaciones, puede intensificar la producción de radicales libres, contribuyendo a enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares y cáncer.
Un creciente conjunto de investigaciones ha identificado aún más los efectos que contribuyen al hierro en enfermedades neurodegenerativas, trastornos oculares, cáncer, diabetes, disfunción endocrina y enfermedades cardiovasculares. La reducción de los niveles de hierro mediante flebotomías repetidas, quelación del hierro y restricción dietética son las consideraciones terapéuticas comunes para prevenir la toxicidad del hierro.
Los quelantes como la deferoxamina, la deferiprona y el deferasirox se han convertido en el estándar de atención en el tratamiento de las condiciones de sobrecarga de hierro con otras aplicaciones potenciales en el cáncer y la cardiotoxicidad. En ciertos modelos animales, se ha descubierto que los medicamentos con capacidad quelante del hierro promueven la salud e incluso prolongan la vida útil. A medida que se hagan más estudios sobre el papel del hierro en el proceso de envejecimiento, es probable que los quelantes de hierro desempeñen un papel cada vez más importante en nuestra salud.
Donar sangre: una intervención simple para reducir el hierro corporal y vivir más
Por todo ello se ha sugerido que la donación de sangre podría, en teoría, reducir el riesgo de estrés y daño oxidativo al reducir las reservas corporales de hierro.
Cuando una persona dona sangre, pierde una cantidad significativa de glóbulos rojos, lo que disminuye la cantidad total de hierro en el organismo.
Cada unidad de sangre donada (aproximadamente 500 ml) contiene entre 200 y 250 mg de hierro, ya que la hemoglobina es la principal reserva de hierro en la sangre.
Por lo tanto, parte del hierro que circula en el torrente sanguíneo se pierde con la donación. También se reduce el hierro almacenado en el cuerpo, principalmente en el hígado, donde se encuentra en forma de ferritina.
Para compensar la pérdida de glóbulos rojos, el cuerpo aumenta la producción de eritropoyetina (EPO), una hormona que estimula la médula ósea para generar nuevos glóbulos rojos. Este proceso requiere más hierro, que se extrae de los depósitos de ferritina en el hígado y otros tejidos. Como resultado, los niveles de hierro en el cuerpo se reducen gradualmente, y si la dieta no es suficiente para reponerlo, puede llevar a una disminución de los niveles de ferritina.
Varios estudios han demostrado que donar sangre disminuye el estrés oxidativo al reducir los niveles de hierro libre en sangre, lo que reduce la formación de radicales libres y daño celular provocada por la reacción de Fenton que hemos explicado anteriormente.
Además, niveles elevados de hierro están relacionados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y ciertos tipos de cáncer. De hecho, un reciente estudio comprobó que la donación voluntaria de sangre se asocia con un riesgo reducido de infarto agudo de miocardio. En un modelo de riesgos proporcionales de Cox que ajusta por edad, años de exámenes y todos los demás factores predictivos de riesgo de enfermedad coronaria, los donantes de sangre tuvieron un riesgo reducido del 88 % de infarto agudo de miocardio, en comparación con los no donantes de sangre.
Beneficios adicionales de donar sangre
Más allá de la regulación del hierro, donar sangre ofrece otros muchos beneficios a nuestra salud:
1. Beneficios para la salud cardiovascular. Varios estudios han indicado que la donación de sangre puede reducir el riesgo de eventos cardiovasculares. La hipótesis del hierro sugiere que las menores reservas de hierro, resultantes de la donación de sangre, pueden limitar la oxidación de los lípidos, reduciendo así el riesgo de aterosclerosis.
La donación regular de sangre se ha asociado con cambios favorables en los perfiles de lípidos. Un estudio observó que los donantes de sangre experimentaron una disminución del colesterol total, del colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (C-LDL) y de los triglicéridos, mientras que los niveles de colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (C-HDL) aumentaron después de la donación. Estos cambios en los perfiles de lípidos son beneficiosos ya que reducen el riesgo de enfermedad coronaria.
2. Sensibilidad mejorada a la insulina. La donación de sangre también se ha relacionado con una mejor sensibilidad a la insulina. Las investigaciones han demostrado que los donantes frecuentes de sangre tienen una mayor sensibilidad a la insulina y una disminución de la secreción de insulina en comparación con los no donantes. Esta mejora en la sensibilidad a la insulina se asocia con menores reservas de hierro, lo que impacta negativamente en la acción de la insulina.
3. Estimulación de la producción de nuevas células sanguíneas. La donación de sangre estimula la médula ósea para producir nuevos glóbulos rojos, lo que mantiene la sangre fresca y oxigenada. Esto favorece la renovación de las células sanguíneas y mejora la eficiencia del transporte de oxígeno en el cuerpo.
4. Control del peso y metabolismo. Se estima que en cada donación se pierden aproximadamente 650 calorías, ya que el cuerpo necesita energía para reponer los componentes sanguíneos. Aunque no es un método para perder peso, la donación frecuente puede ayudar en la regulación metabólica.
5. Detección de problemas de salud. Antes de donar sangre, se realiza un chequeo gratuito que incluye:
Medición de la presión arterial y pulso
Detección de anemia (niveles de hemoglobina)
Pruebas de enfermedades infecciosas (VIH, hepatitis B y C, sífilis, etc.)
Esto permite detectar problemas de salud que el donante podría desconocer.
6. Beneficios psicológicos y bienestar emocional. Donar sangre genera una sensación de satisfacción al ayudar a otras personas y contribuir a salvar vidas. Estudios han demostrado que el altruismo y las acciones solidarias pueden reducir los niveles de estrés y mejorar el estado de ánimo.
Precauciones y consideraciones antes de donar sangre
Para ser elegible como donante, generalmente se deben cumplir los siguientes criterios: tener entre 18 y 65 años; pesar al menos 50 kg; no presentar síntomas de enfermedad; no ser hipotenso ni hipertenso al momento de la donación; tener niveles adecuados de hemoglobina en sangre. Hay situaciones en las que no se recomienda o no se permite donar sangre, temporal o permanentemente.
- Haber donado sangre recientemente (deben pasar al menos 2-3 meses entre donaciones).
- Infecciones recientes (gripe, fiebre, gastroenteritis, etc.).
- Cirugías recientes (mínimo 6 meses de espera).
- Tatuajes o perforaciones en los últimos 4-6 meses (por riesgo de infecciones).
- Haber tomado antibióticos (esperar 7-14 días después de la última dosis).
- Embarazo o lactancia (se recomienda esperar al menos 6 meses después del parto o el fin de la lactancia).
- Enfermedades infecciosas como VIH, hepatitis B o C, sífilis.
- Enfermedades crónicas graves (cáncer, insuficiencia renal, cardiopatías severas).
- Consumo de drogas intravenosas en cualquier momento de la vida.
Si bien la donación de sangre es generalmente segura, no está exenta de riesgos. Los eventos adversos comunes incluyen deficiencia de hierro, reacciones vasovagales y eventos relacionados con el citrato.
Por eso, no hay que excederse en la donación de sangre para evitar deficiencias de hierro. Se aconseja donar cada 4 meses en mujeres y cada 2 o 3 meses en hombres.
Antes de donar sangre, se aconseja consultar con un médico, especialmente en personas con condiciones médicas preexistentes.
Y, por supuesto, tener en cuenta que la donación de sangre no es una "cura milagrosa" para el envejecimiento, sino una intervención complementaria dentro de un estilo de vida saludable que incluya dieta sana, sueño regular y suficiente, ejercicio regular, control del estrés…

Ideas clave
- La donación de sangre aporta múltiples beneficios para la salud, incluyendo la reducción del riesgo cardiovascular, la mejora de los perfiles lipídicos, mayor sensibilidad a la insulina y reducción del estrés oxidativo, lo que podría favorecer la longevidad.
- El hierro es un nutriente esencial con funciones clave en el organismo, pero su exceso puede ser dañino, aumentando el riesgo de enfermedades como cáncer, diabetes, trastornos neurodegenerativos y cardiovasculares.
- Su acumulación con la edad contribuye al envejecimiento al promover la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS), lo que causa daño celular.
- Estudios sugieren que reducir los niveles de hierro mediante donaciones de sangre, quelación o restricciones dietéticas podría mitigar estos efectos y prolongar la vida.
- Donar sangre reduce las reservas de hierro en el cuerpo, disminuyendo el estrés oxidativo y el daño celular.
- También se ha asociado con menor riesgo de infarto, mejor sensibilidad a la insulina, estimulación de la producción de nuevas células sanguíneas y regulación metabólica.
- Además, la donación permite detectar problemas de salud y genera bienestar emocional al ayudar a otros.
- Para donar, es necesario cumplir ciertos criterios y considerar posibles restricciones.
- Aunque segura, la donación frecuente puede causar deficiencia de hierro, por lo que se recomienda espaciarla adecuadamente.
- En conclusión, la donación de sangre es una estrategia complementaria dentro de un estilo de vida saludable para mejorar la salud y la longevidad.
Enfermedades relacionadas
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