7 mitos sobre vida saludable (que no ayudan)

7 mitos sobre vida saludable (que no ayudan)

Existen algunos mitos muy extendidos que la gente toma por ciertos, pero no lo son, lo que puede llegar a ser muy peligroso para nuestra salud si realmente nos los creemos y los llevamos a cabo. Descubre cuáles son y deja de creer en ellos. 

Índice

1. Beber mucha agua

El agua es vida y debemos estar correctamente hidratados. La recomendación es beber unos 2 litros al día, que pueden provenir directamente de los líquidos que ingerimos o bien de los alimentos que consumimos.

Alcanzar esta cantidad de agua es relativamente sencillo. Beber más cantidad puede traer problemas de salud importantes (hiponatremia) y además nos distrae de adquirir hábitos que realmente tienen un impacto positivo en nuestra salud.

Es verdad que en ciertas personas pueden darse casos de deshidratación, pero si fuera el caso, o bien el problema tiene un sustrato fisiológico (problemas en la función renal, en la producción de saliva, etc.) que sería preciso abordar no desde intervenciones de estilo de vida sino médicas o bien es de sentido común (como no salir a correr a mediodía en pleno verano...).

2. El número de pasos o ir al gimnasio

La clave para mantenerse saludable a largo plazo es estar constantemente en movimiento y cuidar que nuestra masa muscular no sólo no decaiga con el tiempo sino que, si es posible, aumente.

El sedentarismo es una muy mala idea, pero no se trata de caminar un número mínimo de pasos al día (da igual su número) o de ir al gimnasio 3, 4 o 5 veces a la semana.

Lo realmente importante es no perder ninguna oportunidad de estar en movimiento. Y esto es un concepto muy amplio. Estar en movimiento significa levantarse de la silla y recoger un papel del suelo. O puede implicar aprovechar una llamada por teléfono para dar una caminata. O bien ir a la compra caminando y volver cargado con las bolsas.

Cuando incorporamos una variedad de movimientos al día, logramos un impacto aún más positivo en nuestra salud.

Más allá de estar en constante movimiento, si hay que elegir una sóla actividad física, lo ideal sería el ejercicio de fuerza. Y si este es de alta intensidad, mejor que mejor. 

Esta práctica puede realizarse dos o tres veces a la semana durante 20/30 minutos. Una dedicación muy menor teniendo en cuenta los beneficios que aporta. En este sentido, si se practica con regularidad ejercicios de fuerza es preciso también que dejemos días de descanso entre las sesiones para no estresar innecesariamente a nuestro organismo.

3. Comer un tipo de dieta o alimento en especial

No hay dietas mágicas ni superalimentos

Estar sano depende básicamente de tener una alimentación variada que incluya vegetales, legumbres, frutas, lácteos, pescados, carnes, etc.

Si observáis la lista con detenimiento básicamente estamos hablando de comer la comida de toda la vida. Así, como reglas fáciles de aplicar podemos evitar cualquier producto:

  • que lleve en su composición harinas refinadas, aceites industriales o azúcares añadidos
  • que venga en una caja y tenga más de 3 o 4 ingredientes
  • que se haya “inventado” en los últimos 70 años

Con estas tres sencillas reglas evitaremos comer el 100% de los productos ultraprocesados a los que nuestro organismo no está evolutivamente adaptado y nos provoca una inflamación de bajo grado que merma nuestra salud poco a poco.

4. Tener una vida sana evita ir al médico

Uno puede tener los hábitos de vida más saludables del mundo… y caer enfermo. Aunque gran parte de las enfermedades que padecemos actualmente dependen de nuestro estilo de vida, hay muchas donde su origen es genético o se producen sencillamente porque envejecemos.

Así, una correcta prevención incluye acudir al médico periódicamente para realizar chequeos de manera regular, solicitar una consulta si detectamos algún síntoma no habitual o para contrastar la adecuación o no de algún cambio en nuestros hábitos.

Siempre es mejor ser un poco “hipocondríaco” que no prestar la debida atención a nuestra salud.

5. Se debe dormir 8 horas

Un sueño profundo y reparador es vital para mantener la salud a largo plazo. Pero no es necesario dormir 8 horas…

Todos somos diferentes y algunas personas necesitan dormir sólo 6 horas para que el organismo descanse y realice las funciones reparadoras nocturnas, pero otras pueden necesitar 9.

La única manera de saber si estamos durmiendo el número de horas que necesitamos es si:

  • nos despertamos con energía por la mañana
  • no tenemos episodios de somnolencia durante el día

Si es así, estaremos durmiendo lo que necesitamos.

Lo que sí es realmente importante es mantener una rutina fija tanto a la hora de ir a dormir como de despertar, incluso en fines de semana, para que nuestros ciclos circadianos estén totalmente normalizados.

6. No hay que tomar el Sol

Este es uno de los mitos “saludables” más erróneos y contraproducentes. Vivir a espaldas del Sol nos enferma… mucho.

La exposición moderada al Sol aporta una gran cantidad de beneficios, tales como: la síntesis de vitamina D que cumple una importante función en el sistema inmunológico y la regulación del estado de ánimo, la normalización del ritmo circadiano que tiene un impacto directo en el descanso reparador nocturno, la mejora de la salud cardiovascular gracias a la producción de óxido nítrico en la piel que ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y a reducir la presión arterial y una mejora en general de la salud de la piel para afecciones como el acné, la psoriasis y la dermatitis atópica.

¡Es necesario estar expuesto al Sol! 

La única condición es nunca llegar a quemarse. Y esto resulta sencillo porque todas estas ventajas pueden conseguirse teniendo expuesta la cara y los brazos sólo 15 minutos al día en pieles más claras y un poco más de tiempo cuando la piel es más oscura. ¡Mejor, todos los días de año!

Si se está más de ese tiempo y, para evitar quemaduras, sí es preciso usar algún tipo de protección.

7. El organismo necesita desintoxicarse

No existen alimentos o bebidas desintoxicantes ni nuestro organismo necesita que las tomemos de manera regular. 

El cuerpo humano cuenta con órganos como los riñones y el hígado que se encargan naturalmente de eliminar las toxinas.

Si es verdad que, en ocasiones, podemos intoxicarnos por diversas razones con metales pesados y que este tipo de intoxicación tiene un impacto muy negativo en nuestra salud. 

Pero en este contexto, tanto el diagnóstico como el tratamiento debe ser médico y ningún batido nos podrá ayudar.

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Ideas clave

  • El agua es vida y debemos estar correctamente hidratados. La recomendación es beber unos 2 litros al día, que pueden provenir directamente de los líquidos que ingerimos o bien de los alimentos que consumimos. Beber más cantidad puede traer problemas de salud importantes (hiponatremia) y además nos distrae de adquirir hábitos que realmente tienen un impacto positivo en nuestra salud.
  • La clave para mantenerse saludable a largo plazo es estar constantemente en movimiento y cuidar que nuestra masa muscular no sólo no decaiga con el tiempo sino que, si es posible, aumente. El sedentarismo es una muy mala idea, pero no se trata de caminar un número mínimo de pasos al día (da igual su número) o de ir al gimnasio 3, 4 o 5 veces a la semana.
  • Más allá de estar en constante movimiento, si hay que elegir una sóla actividad física, lo ideal sería el ejercicio de fuerza. Y si este es de alta intensidad, mejor que mejor. 
  • No hay dietas mágicas ni superalimentos. Estar sano depende básicamente de tener una alimentación variada que incluya vegetales, legumbres, frutas, lácteos, pescados, carnes, etc. Y evitar alimentos que lleven en su composición harinas refinadas, aceites industriales o azúcares añadidos, que vengan en una caja y tengan más de 3 o 4 ingredientes, que se hayas “inventado” en los últimos 70 años.
  • Uno puede tener los hábitos de vida más saludables del mundo… y caer enfermo. Aunque gran parte de las enfermedades que padecemos actualmente dependen de nuestro estilo de vida, hay muchas donde su origen es genético o se producen sencillamente porque envejecemos. Así, una correcta prevención incluye acudir al médico periódicamente para realizar chequeos de manera regular, solicitar una consulta si detectamos algún síntoma no habitual o para contrastar la adecuación o no de algún cambio en nuestros hábitos.
  • Un sueño profundo y reparador es vital para mantener la salud a largo plazo. Pero no es necesario dormir 8 horas… Todos somos diferentes y algunas personas necesitan dormir sólo 6 horas para que el organismo descanse y realice las funciones reparadoras nocturnas, pero otras pueden necesitar 9.
  • No tomar el sol es uno de los mitos “saludables” más erróneos y contraproducentes. Vivir a espaldas del Sol nos enferma… mucho. La exposición moderada al Sol aporta una gran cantidad de beneficios. La única condición es nunca llegar a quemarse. Y esto resulta sencillo porque todas estas ventajas pueden conseguirse teniendo expuesta la cara y los brazos sólo 15 minutos al día en pieles más claras y un poco más de tiempo cuando la piel es más oscura. ¡Mejor, todos los días de año!
  • No existen alimentos o bebidas desintoxicantes ni nuestro organismo necesita que las tomemos de manera regular. El cuerpo humano cuenta con órganos como los riñones y el hígado que se encargan naturalmente de eliminar las toxinas.

Enfermedades relacionadas

Fuente:

  • Patrick Mucher, Delgerdalai Batmyagmar, Thomas Perkmann, Manuela Repl, Astrid Radakovics, Elisabeth Ponocny-Seliger, Ina Lukas, Monika Fritzer-Szekeres, Johann Lehrner, Thomas Knogler, Dimiter Tscholakoff, Martina Fondi, Oswald F Wagner, Robert Winker, Helmuth Haslacher, Basal myokine levels are associated with quality of life and depressed mood in older adults. https://doi.org/10.1111/psyp.13799

Redacción: Marcelo Lewin

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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