¿Y si es más importante lo que NO hacemos frente a lo que hacemos?

¿Y si es más importante lo que NO hacemos frente a lo que hacemos?

Cuando pensamos en tener unos hábitos de vida saludables que nos permitan vivir más tiempo con más salud, en la mayoría de los casos ponemos el foco en lo que debemos hacer en el campo de la alimentación, el ejercicio físico, etc. Sin embargo, una perspectiva que merece atención es la importancia de lo que NO hacemos. 

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Esta manera de pensar, si bien es correcta, puede ser desalentadora para aquellas personas que quieren operar un cambio sustancial en sus vidas ya que generalmente se trata de afrontar cambios que pueden parecer inalcanzables.

En este sentido, las mil y una recomendaciones que uno puede ver en redes sociales sobre cómo optimizar la salud puede resultar desasosegante.

Sin embargo, una perspectiva que merece atención es la importancia de lo que NO hacemos. 

Nuestro cuerpo es un sistema complejo que ha evolucionado a lo largo de millones de años, y muchos de los problemas de salud contemporáneos pueden atribuirse a la desconexión entre nuestras acciones modernas y la incapacidad de nuestro organismo para “gestionar” adecuadamente lo que está recibiendo, al ser ajeno a nuestra historia evolutiva. 

¿Por qué alinearnos con la evolución nos hace sanar?

Esta pregunta no está bien formulada. No se trata de sanar sino de dejar de enfermar. Al fin y al cabo, el estado “normal” del organismo es estar sano.

Existen muchas causas por las que podemos enfermar, desde padecer alguna infección originada por un virus, bacterias, etc. hasta tener alguna predisposición genética a ciertas enfermedades, pasando por la posibilidad de sufrir un accidente.

Pero lo cierto es que la mayoría de las afecciones que actualmente estamos padeciendo en países occidentales y que, de hecho se estima que generan el 70% de la mortalidad, son enfermedades crónicas no transmisibles que se originan en nuestro estilo de vida.

El cuerpo humano ha evolucionado durante millones de años, adaptándose para sobrevivir en entornos específicos. 

Sin embargo, el rápido desarrollo de nuestras sociedades modernas ha llevado a una desconexión entre nuestras acciones diarias y las expectativas del organismo. Estudios arqueológicos y antropológicos muestran que las enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, eran raras en las poblaciones preindustriales. 

Esto sugiere que a nuestro organismo no le ha dado tiempo aún a estar completamente adaptado a las demandas de la vida contemporánea o que quizá nunca logre adaptarse ya que no existe una presión evolutiva que favorezca esta adaptación.

Visto esto en perspectiva, implica que si dejamos de enfermar por nuestras acciones que no están alineadas con nuestro organismo, tendremos unos niveles de salud muchísimo mayores.

Así, la omisión de hábitos específicos puede ser clave para mantener nuestro bienestar a largo plazo.

¿Qué hábitos debemos omitir para tener más salud?

Aunque parezca increíble, son muy pocos los hábitos que tenemos que abandonar para restaurar de manera sostenible nuestra salud.

Alimentación

La dieta moderna, rica en azúcares refinados y grasas saturadas, difiere significativamente de la dieta que los humanos veníamos ingiriendo hasta hace muy poco. 

El reemplazo de alimentos naturales por productos procesados ha contribuido a problemas de salud como la obesidad y la resistencia a la insulina. En este sentido, estudios como el publicado en el Journal of the American College of Nutrition, revelan que las poblaciones con dietas basadas en alimentos no procesados tienen tasas significativamente más bajas de enfermedades metabólicas.

En este marco, se trataría de evitar el consumo de todo producto ultraprocesado que contenga harinas refinadas, aceites industrializados o azúcares añadidos. Solo tomando esta decisión volveríamos a un tipo de alimentación que no nos enferma.

Sedentarismo

Aunque el ejercicio regular es un pilar de la salud, la falta de movimiento constante, característico de nuestros ancestros, tiene efectos muy perjudiciales y de hecho resulta clave. 

Estar sentados durante largos períodos de tiempo o tener muy poca actividad física se ha asociado con problemas de salud, incluidos trastornos metabólicos y enfermedades cardiovasculares, que elevan el índice de mortalidad por todas las causas.

Por ello, y más allá de realizar algún tipo de ejercicio físico programado, aumentar nuestro nivel de actividad física a lo largo del día (caminar, cargar cosas, subir escaleras, etc.) es una de las mejores decisiones que se pueden tomar.

Ritmos Circadianos y Sueño

La omisión de un sueño adecuado y la alteración de los ritmos circadianos pueden afectar negativamente la salud. La exposición constante a la luz artificial y la falta de patrones de sueño regulares han sido asociadas con trastornos metabólicos, hormonales y problemas de salud mental. 

En este caso, se trataría de ajustar nuestro ritmo de vida al ciclo natural de luz/oscuridad, evitando la exposición excesiva a la luz artificial durante la noche y procurando ir a dormir cada día a la misma hora.

Estrés

La vida moderna a menudo implica altos niveles de estrés crónico y la falta de momentos de relajación y paz puede tener consecuencias graves para la salud impactando negativamente en una longevidad saludable.

Son muchas las maneras de abordar el estrés crónico y cada persona podrá encontrar aquella que mejores resultados le ofrezca, desde acudir a un psicólogo para realizar terapia cognitiva conductual hasta realizar deporte en la naturaleza o practicar técnicas de relajación o mindfulness. Todas son opciones válidas que vale la pena explorar.

Conexión social

Somos una especie social, lo que implica que vivir en comunidad y en relación con otras personas es nuestro estado natural.

Sin embargo, la vida moderna nos aísla de nuestro entorno social (familia, amigos, conocidos, etc.) provocando una soledad no deseada que impacta negativamente en nuestro estado mental y, por ende, en nuestra salud.

Empezar a recuperar o cultivar relaciones significativas tiene un impacto muy positivo tanto a corto como a largo plazo.

¿Y después?

Reconocer la importancia de lo que no hacemos puede ser crucial para abordar las crecientes tasas de enfermedades crónicas no transmisibles. 

Al comprender la evolución de nuestro cuerpo y la discrepancia entre nuestros estilos de vida modernos y las expectativas biológicas, podemos tomar medidas para optimizar nuestra salud. 

La omisión de hábitos dañinos y la incorporación de comportamientos alineados con la evolución pueden ser esenciales. 

La evidencia científica respalda la idea de que, a veces, lo más importante para nuestra salud es lo que decidimos no hacer y, sólo después de haber retirado de nuestras vidas los hábitos que impactan más negativamente en nuestra salud podemos pasar al siguiente nivel, el de optimizar nuestros hábitos.

Producto antienvejecimiento

Ideas clave

  • La mayoría de los problemas de salud actuales se deben a una desconexión entre nuestras acciones modernas y las expectativas evolutivas de nuestro cuerpo, lo que provoca enfermedades crónicas no transmisibles.
  • Abandonar hábitos dañinos, como el consumo de alimentos ultraprocesados, puede restaurar nuestra salud de manera sostenible, ya que nuestra dieta moderna difiere drásticamente de la de nuestros ancestros.
  • El sedentarismo contribuye a problemas de salud, por lo que aumentar la actividad física diaria, además de hacer ejercicio, es crucial para mejorar la salud.
  • Alterar los ritmos circadianos y tener un sueño inadecuado puede causar trastornos metabólicos y hormonales, por lo que es importante alinear el ritmo de vida con el ciclo natural de luz y oscuridad.
  • El estrés crónico impacta negativamente en la longevidad y debe ser gestionado a través de técnicas como el deporte, la terapia cognitiva o la meditación.
  • La conexión social es fundamental para la salud mental y física, ya que la soledad puede tener efectos perjudiciales para nuestra salud.
  • Tomar conciencia de los hábitos nocivos y su omisión puede ser el primer paso para optimizar la salud y prevenir enfermedades crónicas a largo plazo.

Enfermedades relacionadas

Fuente:

 
  • Lane MM, Davis JA, Beattie S, Gómez-Donoso C, Loughman A, O'Neil A, Jacka F, Berk M, Page R, Marx W, Rocks T. Ultraprocessed food and chronic noncommunicable diseases: A systematic review and meta-analysis of 43 observational studies. Obes Rev. 2021 Mar;22(3):e13146. doi: 10.1111/obr.13146. 
 
  • Stingl-Zúñiga I, Farías-Valenzuela C, Ferrero-Hernández P, Marques A, Rezende LFM, Castillo-Paredes A, Cristi-Montero C, Sadarangani KP, Ferrari G. All-cause mortality attributable to sitting time and physical inactivity in chilean adults. BMC Public Health. 2023 Aug 9;23(1):1507. doi: 10.1186/s12889-023-16467-0. 

Redacción: Marcelo Lewin

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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