Factores que influyen en la longevidad humana
¿Si tus padres vivieron hasta los 100 años, tú también llegarás a vivir tanto? ¿Son los genes los que realmente marcan nuestra longevidad? Los expertos en el tema afirman que el componente genético solo representa un 20% de la longevidad, mientras que el otro 80% está condicionado por otros muchos factores. Por lo tanto, si no te cuidas, no lograrás vivir tanto como tus padres. Así que toma nota.
Índice
- El envejecimiento y la longevidad
- ¿Qué factores influyen en la longevidad humana?
- ¿Cuál es el perfil de una persona que puede vivir más?
El envejecimiento y la longevidad
El envejecimiento es un proceso universal que afecta a todos los seres vivos y que supone una serie de modificaciones morfológicas, fisiológicas y psicológicas de carácter irreversible que conllevan a la muerte.
El concepto de longevidad tiene que ver con la duración de vida de un ser vivo. La longevidad tiene al menos dos componentes, uno de ellos es genético y puede representar hasta el 20%, y el otro componente viene determinado por factores ambientales (hábitos de vida, alimentación, estrés...). Además, los factores ambientales pueden afectar a la función de los genes a través de lo que se denomina epigenética (los procesos que modifican la expresión de los genes, sin alterar su secuencia, activándolos o desactivándolos).
Por lo tanto, si queremos vivir más y en las mejores condiciones de vida posible, debemos conocer qué factores ambientales influyen en nuestra longevidad para tenerlos en cuenta y priorizar aquelos que nos beneficien.
¿Qué factores influyen en la longevidad humana?
Según cifras de la ONU, en 1950 había en el mundo alrededor de 200 millones de personas mayores de 60 años, cifra que aumentó a 350 millones en 1975 y se cree que dentro de 3 años, para el 2025, ascenderá a 1.100 millones, lo que equivaldrá al 20% de la población total que se calcula que habrá esa época. Está claro que cada vez vivimos más, pero ¿en qué condiciones?
El objetivo tiene que ser no solo vivir más años, sino alcanzar estas edades en buenas condiciones de salud, físicas y mentales, manteniendo una cierta autonomía, movilidad e independencia. Y, para lograrlo, es esencial que entendamos que la longevidad no depende apenas de nuestros genes, sino que está influida en su mayoría por estos factores ambientales:
1- Alimentación
En cuanto a la alimentación, existen dos pilares fundamentales a tener en cuenta: la restricción calórica y una dieta completa.
Todos los expertos e investigaciones coinciden en que la reducción de calorías entre un 30 a un 40% influye decisivamente en la esperanza de vida. Por eso, los expertos aseguran que es fundamental incluir en nuestra dieta periódos de restricción calórica al menos una o dos veces por semana o bien adoptar práctica algún tipo de ayuno intermitente.
Por otro lado, la alimentación debe ser completa y contar con todos los nutrientes necesarios: carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas, minerales y oligoelementos. Las proporciones de cada uno deben ser balanceadas y provenir de alimentos lo menos procesados posibles.
En resumen, una alimentación que promueve longevidad deberá tener las siguientes características:
- Periodos con restricción calórica.
- Poseer todos los nutrientes esenciales.
- Estar libre de tóxicos naturales o artificiales.
2- Actividad física
La actividad física desarrollada por el sistema musculo-esquelético produce efectos en todo el organismo: aparato respiratorio, cardiovascular, sistema nervioso, endocrino e inmunológico. Además, también produce una serie de cambios en el metabolismo si es una actividad frecuente.
Todos estos cambios van logrando que nuestro organismo sea más resistente y saludable, lo que sin duda se traduce en una prolongación de la vida. No obstante, en este punto hay que tener cuidado con la sobre actividad física, que desgasta el organismo y hace que sea más proclive a padecer ciertas enfermedades.
Por lo tanto, es necesaria una actividad física mantenida diaria, que no exceda las posibilidades de cada individuo y que se mantenga en el tiempo.
3- La dosis hace el veneno
Entre los candidatos a tóxicos universales que debemos evitar se encuentran por ejemplo el alcohol y el tabaco. Estas sustancias son tóxicas a distintos niveles y a distintas dosis en cada uno de nosotros según nuestras particularidades. No es lo mismo beberse una taza de café al día o tomarse una ceveza de vez en cuando que beber cada día 4 tazas de café o 6 cervezas.
Además, existen otras sustancias que son tóxicas solo para algunos individuos o en determinadas situaciones. Por lo tanto, se cumple el axioma de "Nada es completamente bueno ni existe algo completamente malo", así que cada uno de nosotros debemos investigar qué sustancias son tóxicas para nosotros y eliminarlas de nuestra vida.
4- El ambiente natural
Vivir en un ambiente saludable rodeado de árboles favorece el desarrollo de la vida individual al evitar ciertos tóxicos o microorganismos. Por eso, dado que no todos podemos vivir en medio del bosque, es esencial adquirir hábitos que conlleven las visitas a estos lugares siempre que sea posible.
Además, debemos mejorar nuestros entornos haciendo que las ciudades cuenten con mayor número de árboles, jardines y naturaleza.
Por otro lado, la cercanía al mar también resulta muy beneficiosa, siempre y cuando evitemos la exposición excesiva a los rayos solares. Los rayos ultravioletas en una exposición breve son saludables y mejoran nuestro estado de ánimo o las síntesis de la vitamina D, pero en cantidades mayores aumentan el riesgo de melanoma o cáncer de la piel.
5- El ambiente socio-cultural
La sociedad en la que crecemos y vivimos y la cultura que nos rodea influye mucho en nuestra longevidad ya que marca una serie de hábitos u otros. No es lo mismo crecer y vivir en Nueva York que hacerlo en un pueblo perdido de la meseta tibetana. Por eso, debemos comprender nuestro entorno y quedarnos con aquello que puede beneficiar nuestra salud y longevidad, evitando hábitos menos deseables. Tanto si se viva en una gran ciudad o en una zona rural, es importante crear y mantener el máximo de lazos con el entorno y formar parte del mismo de manera positiva.
6- Sueño y descanso
El organismo necesita a diario un período de reparación y de reajuste de los mecanismos para que el desgaste del día a día pueda revertirse y el organismo siga funcionando. Por lo tanto, el sueño y el descanso reparador son esenciales para vivir más. De hecho, la mayoría de las personas que viven más de 100 años afirman tener un sueño reparador sin trastornos del sueño.
Así que tómate en serio el descanso y procura dormir dada día entre 7 y 8 horas, respetando tus ritmos biológicos.
7- El tipo de personalidad
De una serie de estudios realizados en Abkhasia (Rusia) surge el concepto de personalidad pro-longeva y anti-longeva. En la personalidad pro-longeva las actitudes físicas y mentales conducen al establecimiento de hábitos que resultan saludables y ayudan a vivir más, como resolver los problemas sin martirizarse por ellos, buscar soluciones, preocuparse por la calidad más que por la cantidad, etc.
Este tipo de personalidad pro-longeva tiene su antítesis en la anti-longeva, peronas opuestas que viven estresadas, no saben resolver de manera eficaz sus problemas, viven angustiados…
8- Sistema neuroendocrino inmune
El sistema inmune está encargado de la defensa del organismo. Al envejecer, las respuestas del sistema inmune son desequilibradas tanto por exceso como por defecto, afectando a la salud general.
Los estudios realizados demuestran que la desaparición o deterioro de las células del hipotálamo centradas en liberar factores que promueven la secreción de hormonas hipofisiarias están implicadas en el mecanismo de estas alteraciones.
Por lo tanto, hay que proteger a toda costa ese grupo de células concentradas en el hipotálamo mediante una serie de consejos como evitar el estrés, que afecta negativamente a nuestro sistema inmunitario. Si el estrés se mantiene de forma crónica, se debilita al organismo, haciéndolo proclive a padecer enfermedades que puede acerca el momento de la muerte.
Por ejemplo, la personalidad pro-longeva es resistente ante los estímulos de estrés, por lo que debemos ser más pro-longevos para vivir más.
Además, para cuidar nuestro sistema inmune debemos cumplir muchos de los hábitos que ya hemos visto: dormir bien, llevar una dieta sana, hacer ejercicio con regularidad, mantener una buena higiene, evitar la contaminación y no beber alcohol ni fumar. Como ves, todo está relacionado en temas de salud.
9- Nivel socioeconómico y educativo
Cuanto mayor es la renta de una persona, más probabilidades de conseguir bienes y servicios de más calidad, como una mejor vivienda, una dieta más completa y saludable, el acceso a sistemas de jubilación y pensiones, prestaciones adicionales de salud, etc. La educación, que va ligada en muchos casos al mayor novel socioeconómico, no sólo aumenta las opciones de conseguir mejores trabajos y mayores retribuciones sino también la de acceder a la información precisa para cuidarse más y mejor.
10- Las relaciones sociales
Mantener relaciones sociales toda nuestra vida proporciona apoyo emocional y evita el aislamiento y la soledad. Las personas que se encuentran totalmente solas aumentan en un 14 % el riesgo de muerte prematura.
Mantener relaciones con nuestra familia y nuestros amigos nos ayuda a vivir más y mejor. De hecho, varios estudios afirman que las personas que viven en pareja tienen más recursos para hacer frente a los problemas de la vejez, tanto en el plano de la salud como en el emocional, por lo que el estado civil también influye en la longevidad.
11- La religión y espiritualidad
Las personas con vivencias religiosas “alcanzan mayores registros de longevidad. Se cree que las personas religiosas tienden a ser felices y la sensación de amparo deriva en una manera de vivir la vida sin estrés”.
Sin importar la religión o la creencia que se tenga, lo que favorece la longevidad es el hecho de creer en el más allá o tener una cierta espiritualidad que nos ayude a ser más felices y evitar el estrés que se siente ante lo desconocido, el futuro o la muerte.
¿Cuál es el perfil de una persona que puede vivir más?
1- Peso ideal en función de su altura, con un IMC no superior a 25.
2- Excelente historial médico, sin enfermedades graves ni crónicas.
3- No haber sido fumador nunca o haberlo dejado hace más de 5 años.
4- Buen estatus financiero.
5- Sin antecedentes familiares de problemas cardiovasculares ni cáncer interno antes de los 60 años.
6- No participa en actividades de riesgo, ya sea por trabajo o por hobby.
7- Niveles de colesterol correctos (no más de 220).
8- Tensión arterial controlada (entre los 140/85 o menos).
9- Buen conductor.
¿Cumples estas afirmaciones? Si no es así, no te preocupes, todavía puedes modificar tu longevidad y asegurarte una mayor esperanza de vida si prestas atención a los factores antes indicaos y haces cambios en tu vida desde ya.
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Ver tratamiento Calculadora de Esperanza de VidaIdeas clave
- El envejecimiento es un poceso universal con cambios irreversibles que llevan a la muerte.
- La longevidad está influida un 20% por factores genéticos y un 80% por factores ambientales.
- La meta no es solo vivir más, sino vivir con buena salud y autonomía.
- Los consejos en alimentación son: Reducir calorías y llevar una dieta completa con nutrientes esenciales y sin tóxicos.
- Actividad física: ejercicio regular adecuado fortalece el organismo y prolonga la vida.
- Evitar tóxicos: moderar sustancias como alcohol y cafeína según tolerancia personal.
- Ambiente natural: rodearse de naturaleza y mar, pero evitar exceso de sol.
- Ambiente sociocultural: adaptar hábitos saludables según el entorno cultural y social.
- Sueño: dormir 7-8 horas diarias para permitir reparación celular.
- Personalidad pro-longeva: actitudes optimistas y prácticas ayudan a reducir el estrés.
- Sistema inmune: cuidarlo con hábitos como ejercicio, buena alimentación y reducción de estrés.
- Condición socioeconómica: el nivel de ingresos y la educación permiten mejor acceso a salud y bienestar.
- Relaciones sociales: una red social fuerte reduce el riesgo de muerte prematura.
- Espiritualidad: las creencias religiosas o espirituales favorecen la longevidad al reducir el estrés.
- Perfil de longevidad: peso ideal, buena salud, no fumador, estabilidad económica, historial familiar saludable, evitar riesgos, colesterol y presión controlados, y buenas habilidades de conducción.
Enfermedades relacionadas
Fuente: <ul> <li>Caridad Llanes Betancourt. Los factores más probables de longevidad. Reflexiones sobre el tema. Rev Cubana Enfermer v.24 n.1 Ciudad de la Habana ene.-mar. 2008.</li> </ul> <p> </p> <ul> <li>J. Graham Ruby, Kevin M. Wright, Kristin A. Rand, Amir Kermany, Keith Noto, Don Curtis, Neal Varner, Daniel Garrigan, Dmitri Slinkov, Ilya Dorfman, Julie M. Granka, Jake Byrnes, Natalie Myres and Catherine Ball. Estimates of the Heritability of Human Longevity Are Substantially Inflated due to Assortative Mating. GENETICS November 1, 2018 vol. 210 no. 3 1109-1124; <a href="https://doi.org/10.1534/genetics.118.301613" rel="nofollow">https://doi.org/10.1534/genetics.118.301613</a></li> </ul>