¿Qué tratamiento es bueno para retrasar el envejecimiento?
No existe un tratamiento único para el envejecimiento, ya que las necesidades de cada persona son diferentes. Por eso, si quieres retrasar tu envejecimiento y vivir más, aparte de seguir una serie de consejos generales, es conveniente que busques un tratamiento personalizado.
Índice
- ¿Por qué envejecemos?
- ¿Existen fármacos que retrasen el envejecimiento?
- Cambios en el estilo de vida
¿Por qué envejecemos?
El proceso de envejecimiento es un fenómeno biológico complejo que no se comprende completamente. Hay muchas teorías sobre por qué envejecemos, pero ninguna que pueda explicar completamente el proceso. Algunos científicos creen que el envejecimiento es el resultado del daño a nuestras células y tejidos a lo largo del tiempo, mientras que otros creen que está programado en nuestros genes.
Una teoría es que a medida que envejecemos, nuestras células acumulan daño en forma de mutaciones en el ADN y otros cambios. Este daño puede provocar cambios en el funcionamiento de nuestras células, lo que puede provocar los signos característicos del envejecimiento, como arrugas, canas y disminución de la fuerza física.
Otras teorías sugieren que el envejecimiento es el resultado de una interacción compleja entre la genética, los factores ambientales y las opciones de estilo de vida. Por ejemplo, algunas investigaciones sugieren que el proceso de envejecimiento puede estar influenciado por cosas como la dieta, el ejercicio, el estrés y la exposición a toxinas.
Lo más aceptado por los expertos es que el proceso de envejecimiento es la suma de una serie de procesos sobre los que tenemos mucha influencia, lo que significa que sí podemos retrasar el envejecimiento y aumentar nuestra esperanza de vida, pero ¿qué tratamiento anti-envejecimiento es el mejor?
¿Existen fármacos que retrasen el envejecimiento?
Los principales candidatos para frenar el envejecimiento incluyen dos medicamentos usados habitualmente: la metformina, para tratar la diabetes; y la rapamicina, para evitar el rechazo tras un trasplante de órganos.
Diversos estudios en animales han confirmado que la metformina aumenta la longevidad por medio de varios procesos:
1- Ayuda a regular la vía AMPK. La activación de la vía AMPK tiene muchos efectos beneficiosos en el organismo y se puede activar mediante el ayuno intermitente, la restricción calórica o la ingesta de metformina.
2- Actúa sobre la ruta mTORC1. La señalización disfuncional de mTORC1 se asocia con una serie de enfermedades. La metformina inhibe la señalización de mTORC1, lo que permite prolongar la vida en modelos animales.
3- La metformina también actúa en las mitocondrias, mejorando la obtención de energía de las mismas, lo que tiene efectos geroprotectores.
4- Activa las sirtuinas, un tipo de enzimas que reparan los genes dañados y las células enfermas o alteradas.
5- Mejora la microbiota intestinal, aumentando las especies de microorganismos presentes en el intestino capaces de producir ácidos grasos de cadena corta, beneficiosos para la salud.
Mientras que la rapamicina inhibe la vía mTOR, lo que inhibe el crecimiento celular, evitando el desarrollo de células cancerígenas. La inhibición de mTOR también desencadena la autofagia, un proceso mediante el cual los lisosomas, los llamados centros de reciclaje de células, limpian proteínas mal plegadas y orgánulos dañados. Los fármacos con rapamicina han sido aprobados para ensayos clínicos que prueban su capacidad para atacar células cancerosas y aliviar enfermedades metabólicas y neurodegenerativas. Pero, además, estudios recientes han demostrado que la rapamicina y sus derivados prolongan la vida útil de diversos organismos, desde moscas hasta mamíferos. Por lo tanto, se podría llegar a desarrollar un fármaco que sirviera para retrasar el envejecimiento en humanos.
Otro enfoque es una nueva clase de medicamentos llamados senolíticos, que contribuyen a la eliminación selectiva de células senescentes al organismo de las células senescentes, células viejas que dejan de dividirse, pero no mueren, causando daños al organismo. La acumulación progresiva de células senescentes con el tiempo se ha asociado con la pérdida de la homeostasis tisular y se sabe que contribuye al deterioro funcional de diferentes órganos que se observa típicamente en el envejecimiento.
Estos fármacos suelen tener muchos efectos secundarios, aunque un laboratorio ha desarrollado un nuevo senolítico de segunda generación muy específico que se trata de un anticuerpo monoclonal que reconoce las células senescentes y se adhiere a ellas, destruyéndolas. Estas células influyen en el desarrollo de enfermedades como el cáncer, el Alzheimer o la diabetes, por lo que eliminar este tipo de células podría evitar estas enfermedades y alargar nuestra esperanza de vida.
Un factor limitante clave para los fármacos es la capacidad de identificar células senescentes, debido a la falta de marcadores que sean específicos y universales. Para abordar este problema, el estudio analizó las proteínas de membrana reguladas al alza durante la senescencia que tienen epítopos extracelulares y validaron una serie de marcadores novedosos en lo que fue la primera caracterización de la superficie senescente. Al reconocer las células senescentes, es mucho más eficaz.
Este tipo de fármacos podrían usarse de manera efectiva para eliminar las células senescentes. Será necesario realizar más experimentos para comprender completamente los mecanismos involucrados.
Por último, existe otra estrategia llamada reprogramación celular que consiste en reprogramar las células envejecidas para que tengan las características de las células jóvenes. Como dar marcha atrás al reloj celular para empezar de nuevo.
Cambios en el estilo de vida
Además de recurrir a posibles fármacos, que todavía están en estudio, por lo que no se aconseja usarlos sin conocimiento médico, hay varias cosas que se pueden hacer para ayudar a retrasar el proceso de envejecimiento y mantener una buena salud a medida que envejecemos:
1. Seguir una dieta saludable: una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras para mantenernos sanos y con energía, evitando ciertas enfermedades asociadas a una mala dieta.
2. Hacer ejercicio regularmente: la actividad física regular puede ayudar a mantener un peso saludable, mejorar la salud cardiovascular y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades del corazón.
3. Mantenerse hidratado: beber mucha agua puede ayudar a que la piel se mantenga hidratada y saludable, además de darnos energía.
4. Dormir lo suficiente: dormir es importante para mantener una buena salud física y mental. Apunta a 7-8 horas de sueño por noche.
5. Evitar el consumo de tabaco y alcohol: fumar y el consumo excesivo de alcohol pueden aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud crónicos, como enfermedades cardíacas y cáncer.
6. Proteger la piel: usar protector solar y ropa protectora puede ayudar a prevenir daños en la piel y reducir el riesgo de cáncer de piel.
7. Mantenerse mentalmente activo: participar en actividades que desafíen la mente, como leer, resolver rompecabezas y aprender cosas nuevas, puede ayudar a mantener el cerebro saludable y ágil a medida que envejecemos.
8. Mantener una vida social: mantener conexiones sociales y mantenerse activo en nuestra comunidad puede ayudar a mejorar el bienestar mental y emocional.
9. Recurrir a suplementos antienvejecimiento: suplementos que aportan a nuestro organismo sustancias que luchan contra los procesos de envejecimiento, ayudándonos a vivir más.
Ideas clave
- El proceso de envejecimiento es un fenómeno biológico complejo que no se comprende completamente. Hay muchas teorías sobre por qué envejecemos, pero ninguna que pueda explicar completamente el proceso.
- Una teoría es que a medida que envejecemos, nuestras células acumulan daño en forma de mutaciones en el ADN y otros cambios. Este daño puede provocar cambios en el funcionamiento de nuestras células.
- Otras teorías sugieren que el envejecimiento es el resultado de una interacción compleja entre la genética, los factores ambientales y las opciones de estilo de vida.
- Los principales candidatos para frenar el envejecimiento incluyen dos medicamentos usados habitualmente: la metformina, para tratar la diabetes; y la rapamicina, para evitar el rechazo tras un trasplante de órganos.
- Diversos estudios en animales han confirmado que la metformina aumenta la longevidad por medio de varios procesos, como regular la vía AMPK, actuar sobre la ruta mTORC1, en las mitocondrias, activa las sirtuinas y mejora la microbiota intestinal.
- Mientras que la rapamicina inhibe la vía mTOR, lo que inhibe el crecimiento celular, evitando el desarrollo de células cancerígenas. La inhibición de mTOR también desencadena la autofagia, un proceso mediante el cual los lisosomas, los llamados centros de reciclaje de células, limpian proteínas mal plegadas y orgánulos dañados.
- Otro enfoque es una nueva clase de medicamentos llamados senolíticos, que contribuyen a la eliminación selectiva de células senescentes al organismo de las células senescentes, células viejas que dejan de dividirse, pero no mueren, causando daños al organismo.
- Por último, existe otra estrategia llamada reprogramación celular que consiste en reprogramar las células envejecidas para que tengan las características de las células jóvenes. Como dar marcha atrás al reloj celular para empezar de nuevo.
- Además de recurrir a posibles fármacos, que todavía están en estudio, por lo que no se aconseja usarlos sin conocimiento médico, hay varias cosas que se pueden hacer para ayudar a retrasar el proceso de envejecimiento y mantener una buena salud a medida que envejecemos, como seguir una dieta, sana, hacer ejercicio físico, mantenerse bien hidratado, dormir, evitar el tabaco y el alcohol, proteger la piel, mantener la mente activa y mantener una vida social, además de tomar suplementos antienvejecimiento.
Enfermedades relacionadas
Fuente:
Poblocka, M., Bassey, A.L., Smith, V.M. et al. Targeted clearance of senescent cells using an antibody-drug conjugate against a specific membrane marker. Sci Rep 11, 20358 (2021). https://doi.org/10.1038/s41598-021-99852-2