¿Por qué la religión (la espiritualidad) nos hace vivir más?

¿Por qué la religión (la espiritualidad) nos hace vivir más?

¿Sabías que ser religioso o espiritual nos aporta muchos beneficios a nuestra sañud física y mental e incluso nos puede ayudar a vivir más?

Índice

Nadando en aguas torrentosas 

Existe cierto consenso, avalado por el sentido común y la experiencia, que en esta época de extremismos y tribalismos hay temas que es mejor no abordar si no quieres, de repente, verte envuelto en una acalorada discusión.

De hecho es bastante triste porque constriñe bastante de lo que se puede y no se puede hablar… 

Pero en fin…es el signo de nuestros tiempos.

Así, cualquier comentario sin importancia sobre feminismo, opciones políticas, ecologismo, nutrición o la relación con el dinero, solo por nombrar algunos temas, puede transformar rápidamente una conversación o comentario banal en una batalla campal.

Y luego está la religión. Claro. ¡La religión! No se han librado guerras y cometido atrocidades a favor o en contra….

Se trata de un tema peliagudo y más… cuando existe una cada vez más sólida evidencia científica que indica que las personas religiosas (¿espirituales?) viven más tiempo y con más salud.

Para aquellos que han recibido la gracia de la fe, es una confirmación de que D-os es real.

Para los que no creen en un ser superior, causa cierta perplejidad e incomodidad. 

Y luego estamos los que no sabemos bien si el creador existe o no, pero nos hemos convencido que pensar que existe tiene un sinfín de ventajas… Veamos a continuación cuáles son.

La religiosidad como factor protector de la salud

En una revisión de estudios de 2014, se encontraron los siguientes hallazgos en relación a la religión:

  • Contribuye a que las personas tengan mayor autoestima
  • Es una fuente de fortaleza y esperanza
  • Se tiene una mayor satisfacción con la vida 
  • Sirve de apoyo emocional y social
  • Promueve valores prosociales
  • Se asocia a un menor uso y abuso de drogas y menor tendencia a fumar
  • Contribuye a una mejor salud física y psicológica
  • Ayuda a la prevención, acelera la recuperación y promueve la tolerancia frente al padecimiento de enfermedades. 
  • Disminuye la depresión, la ansiedad, la presión sanguínea y el estrés. 
  • Facilita una mayor adaptación, contribuye al enfrentamiento de la enfermedad y temor a la muerte.
  • Favorece a un mejor afrontamiento de la condición de discapacidad asociada a enfermedad crónica.

Como resultado, algunos estudios confirman que las personas religiosas pueden vivir hasta más de 6 años que las personas no religiosas.

Pese a todos estos beneficios, las personas que se declaran religiosas o religiosas practicantes no dejan de disminuir, lo que sería un dato sorprendente si no tomamos en cuenta que quizá no tengamos que hablar tanto de beneficios de la religión sino de la espiritualidad.

¿Qué significa ser espiritual?

La espiritualidad es difícil de definir, pero sin ser exhaustivos en su descripción, podríamos afirmar que se trata de la toma de conciencia de cada uno de nosotros de que existe algo que trasciende nuestra individualidad y nos conecta con nuestra comunidad y entorno.

Definida así, podemos entender desde un punto de vista evolutivo la utilidad de creer en “algo”:

  • nos hacía sentir parte de algo más grande a uno cuando la soledad era sinónimo de no supervivencia
  • permitía compartir lazos de unión con otras personas fomentando las conductas prosociales y la vida en comunidad
  • nos permitía “justificar” qué comportamientos eran buenos o malos para la comunidad
  • fomentaba la adopción de hábitos saludables que beneficiaban a la comunidad
  • permitía encontrar un sentido a la vida en un entorno siempre amenazante
  • establecía rituales que ofrecían “contención” en momentos de angustia o desesperanza
  • etc.

Y ese algo, de hecho, tiene su impacto a nivel fisiológico, como ya hemos visto con anterioridad. Toda emoción o pensamiento, negativo o positivo, nos impacta fisiológicamente de una u otra manera.

En el día de hoy quizá ya no es necesario creer en un ser superior para aumentar nuestra calidad y esperanza de vida sino que podemos ser espirituales de otras maneras, desde practicando meditación y conectando con otras personas que lo hacen o participando en un paso de Semana Santa (sin ser religioso pero aprovechando las relaciones sociales y los rituales que supone formar parte de un grupo de este tipo) hasta realizando tareas de voluntariado.

Pero lo que sí está claro es que debemos alimentar nuestro lado “espiritual” y nutrirlo tal y como hacemos con nuestro cuerpo a través de la alimentación, el movimiento físico y el sueño.

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Ideas clave

  • En una revisión de estudios de 2014, se encontraron los siguientes hallazgos en relación a la religión: aumenta la autoestima. da fortaleza y esperanza, aumenta la satisfacción de la vida, sirve de apoyo emocional y social, promueve valores prosociales, reduce el uso de drogas, mejora la salud física y psicológica, disminuye la depresión, la ansiedad y el estrés, contribuye al enfrentamiento de la enfermedad y temor a la muerte, etc.
  • Como resultado, algunos estudios confirman que las personas religiosas pueden vivir hasta más de 6 años que las personas no religiosas.
  • La espiritualidad es difícil de definir, pero sin ser exhaustivos en su descripción, podríamos afirmar que se trata de la toma de conciencia de cada uno de nosotros de que existe algo que trasciende nuestra individualidad y nos conecta con nuestra comunidad y entorno.
  • Y ese algo, de hecho, tiene su impacto a nivel fisiológico, como ya hemos visto con anterioridad. Toda emoción o pensamiento, negativo o positivo, nos impacta fisiológicamente de una u otra manera.
  • En el día de hoy quizá ya no es necesario creer en un ser superior para aumentar nuestra calidad y esperanza de vida sino que podemos ser espirituales de otras maneras, desde practicando meditación y conectando con otras personas que lo hacen o participando en un paso de Semana Santa (sin ser religioso pero aprovechando las relaciones sociales y los rituales que supone formar parte de un grupo de este tipo) hasta realizando tareas de voluntariado.
  • Pero lo que sí está claro es que debemos alimentar nuestro lado “espiritual” y nutrirlo tal y como hacemos con nuestro cuerpo a través de la alimentación, el movimiento físico y el sueño.

Enfermedades relacionadas

Fuente:

  • Salgado, A. C. (2014). Revisión de estudios empíricos sobre el impacto de la religión, religiosidad y espiritualidad como factores protectores. Propósitos Y Representaciones, 2(1), 121–159. https://doi.org/10.20511/pyr2014.v2n1.55
 
  • Wallace, L. E., Anthony, R., End, C. M., & Way, B. M. (2019). Does Religion Stave Off the Grave? Religious Affiliation in One’s Obituary and Longevity. Social Psychological and Personality Science, 10(5), 662-670. https://doi.org/10.1177/1948550618779820

Redacción: Marcelo Lewin

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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