La pérdida de estatura al envejecer predice la mortalidad
¿Notas que desde hace un tiempo mides un poco menos? ¿Has entrado ya en la etapa en la que el cuerpo comienza a decrecer? La pérdida de estatura es un proceso habitual ligado al envejecimiento y, según un nuevo estudio, puede predecir la esperanza de vida.
Índice
- ¿Por qué perdemos talla al envejecer?
- ¿Cuánto más altura pierdas, menos esperanza de vida?
- Pérdida de altura y otras enfermedades
- ¿Se puede prevenir la pérdida de altura?
¿Por qué perdemos talla al envejecer?
Desde que nacemos, vamos creciendo cada año hasta llegar a aproximadamente los 18 años en el caso de las mujeres y los 21 en el de los hombres, cuando alcanzamos nuestra talla adulta. Esta estatura se mantiene hasta el comienzo de la quinta década, momento en el cual la estatura comienza a declinar.
Este proceso ocurre principalmente porque los discos vertebrales se encogen y disminuye la distancia entre ellos. Además, se producen fracturas por compresión de la columna vertebral y cambia la postura, lo que hace que perdamos altura, proceso que se acelera desde los 70 años.
La pérdida de altura es un predictor tanto de baja densidad mineral ósea como de manifestaciones clínicas de fracturas osteoporóticas. Ahora, además, un nuevo estudio realizado en mujeres afirma que también es un predictor de la mortalidad por cualquier causa y de enfermedades cardiovasculares.
¿Cuánto más altura pierdas, menos esperanza de vida?
Aunque se podría pensar que la pérdida de altura es parte del proceso normal de envejecimiento, una disminución rápida podría servir para predecir el riesgo de mortalidad general. La pérdida de altura también se ha asociado con muertes por enfermedad cardiovascular en hombres y ambos sexos combinados. Sin embargo, la mayoría de los estudios se han realizado en poblaciones de edad avanzada y ningún estudio ha informado estimaciones específicas del sexo para mujeres cuyos cambios de altura se midieron en la edad adulta media. El hecho de que los efectos de la pérdida de estatura en las mujeres no se hayan estudiado más a fondo es notable porque las mujeres tienden a perder más estatura que los hombres.
Por eso, este estudio se ha centrado en una población de mujeres. Se analizaron los datos de dos estudios prospectivos de cohortes: el Estudio Sueco de Población Prospectiva de Mujeres en Gotemburgo (PPSWG) y el estudio MONItoring Trends and Determinants of CArdiovascular Disease (MONICA). Los análisis se realizaron en cada cohorte por separado y después de agrupar las cohortes.
Por una parte, se seleccionaron 1.462 mujeres suecas, nacidas en 1908, 1914, 1918, 1922 y 1930, en fechas específicas que se distribuyeron uniformemente entre los años de nacimiento.
El estudio danés MONICA reclutó a 1765 mujeres residentes seleccionadas al azar del oeste de Copenhague nacidas en 1922, 1932, 1942 y 1952 para un examen de salud en 1982–1984. El número total de mujeres suecas y danesas para este estudio fue, por lo tanto, 2.417. La pérdida de altura se calculó como la altura inicial menos la altura en el seguimiento. Así, un valor positivo indica pérdida de altura.
La pérdida de altura se parametrizó como predictor lineal y como predictor binario. La pérdida de estatura se dicotomizó en 2 cm, definiendo una pérdida de estatura mayor por una pérdida de estatura superior a 2 cm.
Los factores de confusión potenciales (edad, tiempo entre medidas y medidas iniciales de altura, peso, tabaquismo, actividad física en el tiempo libre (LTPA), ingesta de alcohol y educación) se seleccionaron en función de sus asociaciones conocidas con la pérdida de altura y la mortalidad.
La fecha y la causa de la muerte se evaluaron a través de los registros nacionales de mortalidad.
Al inicio, la edad promedio de las cohortes sueca y danesa era de 47 y 44 años, respectivamente, y dos tercios tenían entre 38 y 52 años al inicio. En la cohorte agrupada, las mujeres perdieron en promedio 0,8 cm de estatura durante 11,4 años. Durante el seguimiento durante un máximo de 19,3 años, se produjeron 316 y 309 casos de muerte en las cohortes sueca y danesa, respectivamente. La enfermedad cardiovascular (ECV) fue la causa principal en 157 casos, incluidos 37 casos de accidente cerebrovascular, mientras que 362 casos se debieron a causas no relacionadas con la ECV.
La primera etapa de los análisis examinó la mortalidad independientemente de la causa. El riesgo de mortalidad total por cada cm de pérdida de altura fue de 1,18 para las mujeres suecas y de 1,24 para las mujeres danesas, después de ajustar por edad, altura inicial y tiempo entre medidas de altura. Un ajuste adicional para el peso inicial y los factores de estilo de vida dieron estimaciones similares.
La pérdida importante de altura, es decir, aquella que fue superior a 2 cm, se asoció con un 74 y un 80% más de riesgo de mortalidad total en mujeres suecas y danesas, respectivamente. Los análisis agrupados sugirieron que la pérdida de altura se asoció con un aumento monótono en el riesgo de mortalidad total con una asociación significativa con la pérdida de altura de más de 2 cm.
En concreto, los análisis sugirieron que la pérdida de altura continua se asoció con la mortalidad total por ECV, la mortalidad por accidente cerebrovascular y la mortalidad por causas no relacionadas con ECV.
Por lo tanto, en este estudio de mujeres nórdicas de mediana edad, la pérdida importante de altura se asoció con un mayor riesgo de mortalidad general de alrededor del 80%. Específicamente, la pérdida importante de altura se asoció con la mortalidad por ECV, con más del doble de riesgo de mortalidad por accidente cerebrovascular. Los hallazgos fueron independientes de la edad, el tiempo entre las medidas de altura, la cohorte y los valores de referencia de los factores de altura, peso, educación y estilo de vida.
Pérdida de altura y otras enfermedades
Este estudio es el primero en informar los resultados sobre el efecto de la pérdida de altura sobre la mortalidad en mujeres de mediana edad. No obstante, estos resultados son similares a los obtenidos en estudios previos de hombres y muestras mixtas, incluidas poblaciones seguidas desde una edad inicial de 40 años. Todos ellos han demostrado que la pérdida de altura está asociada con la mortalidad total. Por ejemplo, Hillier y sus colegas demostraron que en una cohorte de mujeres de 65 años o más al inicio del estudio, perder al menos 5 cm durante 15 años se asoció con un mayor riesgo de mortalidad del 45 % en comparación con las mujeres que perdieron menos altura.
Además, el presente estudio señala que la pérdida de altura predice específicamente la mortalidad por ECV, mientras que los resultados de estudios anteriores son algo divergentes.
Por lo tanto, el hallazgo novedoso de este estudio es que muestra una asociación particular entre la pérdida de altura y la mortalidad por accidente cerebrovascular, que no se había informado antes.
Además, la pérdida de altura y la ECV están vinculadas, tanto epidemiológica como mecánicamente, por interrelaciones entre la pérdida ósea u osteoporosis y la ECV. Una revisión sistemática encontró que la densidad mineral ósea (DMO) basal baja y las fracturas se asociaron con un mayor riesgo de desarrollar ECV. Los vínculos fisiopatológicos entre estas afecciones no se comprenden por completo, pero presumiblemente implican inflamación crónica y estrés oxidativo.
Asimismo, existen similitudes en el proceso de formación ósea y calcificación vascular, incluida la participación de una variedad de biomarcadores óseos. La fragilidad, un síndrome clínico definido por el deterioro de los recursos físicos, es otra característica relacionada con la osteoporosis y la ECV. La fragilidad se define por la ocurrencia de tres de cinco criterios: pérdida de peso involuntaria, agotamiento autoinformado, debilidad, velocidad de marcha lenta y baja capacidad física, pero no pérdida de altura.
Se ha demostrado que la debilidad es un signo inicial predominante de fragilidad. La debilidad podría atribuirse a la sarcopenia, una enfermedad muscular común en adultos mayores diagnosticada por una baja función muscular en presencia de baja cantidad o calidad muscular. La sarcopenia es un proceso relacionado con la edad, pero también puede deberse a inflamación, desnutrición e inactividad física.
Por lo tanto, la pérdida de altura no se reconoce en la definición de fragilidad, pero se debe resaltar que la pérdida de altura comparte tanto la característica de deterioro de los recursos físicos como la etiología de la sarcopenia y, por lo tanto, futuras definiciones de fragilidad podrían considerar la pérdida de altura como un criterio potencialmente importante.
En resumen, la altura es una medida simple que podría tomarse en todos los entornos clínicos en comparación con, por ejemplo, la medición de la DMO, que requiere una metodología avanzada. A pesar de su simplicidad, la medición de la altura rara vez se incluye en el examen clínico por parte de un médico general. Tomados en conjunto, estos resultados sugieren que la pérdida de altura debe ser reconocida dentro de la atención primaria para facilitar las acciones para la prevención de ECV, así como un indicador importante de DMO baja, fracturas vertebrales y deficiencia de vitamina D.
¿Se puede prevenir la pérdida de altura?
El conocimiento sobre cómo prevenir la pérdida de altura es escaso. El tratamiento farmacéutico para la osteoporosis con alendronato puede prevenir la pérdida de estatura además de mejorar el contenido mineral óseo, mientras que los suplementos con calcio y vitamina D no han demostrado prevenir la pérdida de estatura.
En cuanto al estilo de vida, la actividad física se ha identificado como protectora contra la pérdida de estatura en mujeres posmenopáusicas. Por eso, el ejercicio físico regular podría contribuir significativamente a la prevención de la pérdida de altura. Aún así, estos resultados sugieren que la actividad moderada puede no ser suficiente para prevenir la pérdida de altura y solo una de cada siete mujeres en las cohortes actuales era lo suficientemente activa como para beneficiarse de la actividad física en relación con la disminución de la pérdida de altura.
Por lo tanto, se necesita más investigación, no solo sobre las consecuencias de la pérdida de altura sino también sobre las causas para facilitar la prevención de la pérdida de altura y la comorbilidad y mortalidad asociadas.
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Ver tratamiento Calculadora de Esperanza de VidaIdeas clave
- Pasada la adolescencia alcanzamos nuestra talla adulta. Esta estatura se mantiene hasta el comienzo de la quinta década, momento en el cual la estatura comienza a declinar.
- La pérdida de estatura es un proceso causado por el encogimiento de los discos vertebrales, las fracturas por compresión de la columna vertebral y el cambio de postura, acelerándose a partir de la séptima década de la vida.
- Aunque se podría pensar que la pérdida de altura es parte del proceso normal de envejecimiento, una disminución rápida podría servir para predecir el riesgo de mortalidad general. La pérdida de altura también se ha asociado con muertes por enfermedad cardiovascular en hombres y ambos sexos combinados. Un nuevo estudio se centra solo en las mujeres, quienes pierden más altura que los hombres.
- La pérdida importante de altura, definida como una pérdida de altura superior a 2 cm, se asoció con un 74 % y un 80 % más de riesgo de mortalidad total en mujeres suecas y danesas, respectivamente.
- En concreto, los análisis sugirieron que la pérdida de altura continua se asoció con la mortalidad total por ECV, la mortalidad por accidente cerebrovascular y la mortalidad por causas no relacionadas con ECV.
- El hallazgo novedoso de este estudio es que muestra una asociación particular entre la pérdida de altura y la mortalidad por accidente cerebrovascular, que no se había informado antes.
- Además, la pérdida de altura y la ECV están vinculadas, tanto epidemiológica como mecánicamente, por interrelaciones entre la pérdida ósea u osteoporosis y la ECV. Una revisión sistemática encontró que la densidad mineral ósea (DMO) basal baja y las fracturas se asociaron con un mayor riesgo de desarrollar ECV.
- El conocimiento sobre cómo prevenir la pérdida de altura es escaso. El tratamiento farmacéutico para la osteoporosis con alendronato puede prevenir la pérdida de estatura además de mejorar el contenido mineral óseo, mientras que los suplementos con calcio y vitamina D no han demostrado prevenir la pérdida de estatura.
- En cuanto al estilo de vida, la actividad física se ha identificado como protectora contra la pérdida de estatura en mujeres posmenopáusicas. Por eso, el ejercicio físico regular podría contribuir significativamente a la prevención de la pérdida de altura.
Fuente: Klingberg S, Mehlig K, Dangol R, et alLoss of height predicts total and cardiovascular mortality: a cohort study of northern European womenBMJ Open 2021;11:e049122. doi: 10.1136/bmjopen-2021-049122