Fuerza de agarre: un biomarcador indispensable de la longevidad

Fuerza de agarre: un biomarcador indispensable de la longevidad

La fuerza de agarre es un biomarcador que puede ayudarnos a comprobar nuestro estado de salud actual y nuestra esperanza de vida. Descubre en qué consiste y cómo mejorarla.

Índice

¿Qué es la fuerza de agarre?

Es la fuerza utilizada con la mano para apretar o suspender objetos en el aire.

La fuerza de agarre es un biomarcador muy importante del envejecimiento ya que tiene que ver con la fuerza general concurrente, la función de las extremidades superiores, la densidad mineral ósea, las fracturas, las caídas, la desnutrición, el deterioro cognitivo, la depresión, los problemas del sueño, la diabetes, la multimorbilidad y calidad de vida.

Por eso, existe un vínculo predictivo entre la fuerza de agarre y la mortalidad por todas las causas y enfermedades específicas, la función futura, la densidad mineral ósea, las fracturas, la cognición y la depresión, y los problemas asociados con la hospitalización.

Como tal, su valor como explicador del estado actual y predictor de resultados futuros ha sido ampliamente investigado y revisado.

La fuerza de agarre como biomarcador del estado actual

El uso de la fuerza de agarre como biomarcador del estado de salud actual está respaldado por investigaciones que muestran una asociación transversal entre la fuerza de agarre y la fuerza de otras acciones musculares tanto de individuos sanos como de adultos con patología.

Así, la medición de la fuerza de agarre ha sido ampliamente adoptada como un indicador singular de la fuerza general.

Además, la fuerza de prensión se relaciona simultáneamente con medidas distintas a la fuerza de diferentes acciones musculares. Las principales medidas son las relativas a las actividades que implican las extremidades superiores, de las cuales forman parte las manos, como levantar o transportar objetos pesados.

Aunque la fuerza de agarre no es directamente necesaria para la realización de actividades funcionales como la marcha, sí distingue entre adultos mayores en función de su movilidad. Por ejemplo, las fuerzas de agarre significativamente menores reportan limitaciones físicas, incluyendo levantarse de una silla, caminar, subir escalones y “salir”.

Como la atracción de los músculos sobre los huesos tiene un efecto trófico sobre estos últimos, no debería sorprender que la fuerza muscular esté relacionada con la densidad mineral ósea.

Potencialmente relacionada con la asociación concurrente de la fuerza de prensión con la densidad mineral ósea/osteoporosis está la relación entre la fuerza de prensión y las fracturas. Existe una relación entre la disminución de la fuerza de prensión manual y la incidencia de fracturas de cadera.

La fuerza de agarre se ha estudiado como un biomarcador potencial de desnutrición entre diversos grupos de pacientes, con resultados variables. En ocasiones sí parece existir una relación, pero no siempre es así.

La debilidad es un deterioro comúnmente observado en las extremidades inferiores de las personas con diabetes, y la debilidad es mayor en presencia de neuropatía. Sin embargo, algunas investigaciones también evidencian una fuerza de agarre limitada en personas con diabetes o prediabetes. En algunos estudios se ha demostrado que está inversamente relacionada con las medidas de control de la glucosa, como la glucosa en ayunas, HBA1c y la hiperglucemia y con la inflamación sistémica.

La fuerza de agarre también está relacionada con la multimorbilidad, ya sea que la diabetes sea o no un componente de la carga de morbilidad. A medida que aumenta el número de comorbilidades, la fuerza de agarre disminuye.

Una considerable investigación señala una correlación entre la fuerza de prensión y la cognición, la depresión y también el sueño. En una revisión sistemática reciente que examina la relación entre la fuerza de agarre y la función cognitiva en adultos mayores, informaron que 6 de 7 estudios documentaron relaciones significativas. La fuerza se asoció con mayores probabilidades de tener deterioro cognitivo leve.

También se ha demostrado un vínculo entre la fuerza de agarre y la depresión. Un estudio encontró una prevalencia de depresión del 8,8% entre adultos clasificados como débiles frente al 3,8% entre adultos no clasificados como débiles. Otro estudio mostró en una muestra de adultos mayores que la correlación entre la fuerza de prensión y la depresión era menor en los adultos mayores con mayores ingresos familiares.

Se ha demostrado que una mayor alteración del sueño, una menor calidad del sueño y una mayor duración del sueño están relacionadas con una menor fuerza de prensión manual.

Finalmente, se ha demostrado que la fuerza de agarre se relaciona simultáneamente con la calidad de vida, una variable que no se limita específicamente a los dominios físicos o mentales.

La fuerza de agarre como biomarcador de longevidad

La fuerza de agarre es un predictor de numerosos resultados futuros. La mortalidad es probablemente el resultado más estudiado, con estudios publicados que se remontan a la década de 1980 y al menos tres metanálisis que respaldan la asociación de la fuerza de prensión débil con la mortalidad por todas las causas en la población general.

En uno de estos metanálisis, calcularon un índice de riesgo conjunto de 1,16 por cada 5 kg de reducción en la fuerza de agarre. En un metanálisis aún más reciente, determinaron que un índice de riesgo combinado para un riesgo reducido de mortalidad para niveles de fuerza de agarre más altos versus más bajos era 0,69. Además de estos metanálisis, varios estudios recientes a gran escala han reforzado aún más el valor de la fuerza de prensión como predictor de mortalidad en poblaciones que viven en comunidades. Es decir, riesgo de mortalidad aumentado por cada 5 kg de reducción de fuerza de agarre, y riesgo reducido para niveles más altos de fuerza de agarre.

La fuerza de agarre también se considera un predictor de enfermedades y de mortalidad específica de cada enfermedad, y gran parte de la literatura se centra en las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. En un resumen de 12 estudios, determinaron que una disminución de 5 kg en la fuerza de agarre se asociaba con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (índice de riesgo general 5,98).

Sin embargo, quizás lo más revelador con respecto a la relación entre la fuerza de prensión y la mortalidad cardiovascular sean los hallazgos reportados por Leong et al. Determinaron que la fuerza de agarre era un predictor más potente de mortalidad cardiovascular (índice de riesgo 1,17) que la presión arterial sistólica. También encontraron que la fuerza de agarre se asocia con mortalidad por todas las causas (índice de riesgo 1,16), infarto de miocardio (índice de riesgo 1,07) y accidente cerebrovascular (índice de riesgo 1,09).

En lo que respecta a la mortalidad por cáncer, el valor de la fuerza de prensión como biomarcador predictivo es incierto. Basándose en un metanálisis de 7 estudios, García-Hermoso et al calcularon un índice de riesgo de 0,97 y sugirieron que “un mayor nivel de fuerza muscular no está estadísticamente asociado con un menor riesgo de mortalidad por cáncer”.

Para las personas que ya tienen cáncer, existe evidencia inconsistente de que una fuerza de agarre baja sea un predictor de mortalidad. Para pacientes mayores con cáncer, Pamoukdjian et al y Versteeg et al demostraron que una mayor fuerza de agarre se asociaba con una supervivencia prolongada.

Además de examinar la fuerza de agarre como un predictor potencial de mortalidad cardiovascular y por cáncer, los investigadores también han demostrado el valor de la fuerza de agarre como un predictor de mortalidad en otras patologías. Estas patologías incluyen, entre otras, artritis reumatoide en mujeres, diabetes tipo 2 en hombres, neumonía, enfermedad renal y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Como la fuerza de agarre explica la función de manera transversal, también predice la función futura y los cambios en la función a lo largo del tiempo. Los estudios incluyeron muestras de adultos sanos, no discapacitados, discapacitados y enfermos, de mediana edad y mayores cuya función se midió una mediana de 10 días a 25 años después de su fuerza de agarre inicial. Para la cohorte seguida durante una mediana de 10 días, la fuerza de agarre de ambos lados fue significativamente menor en los pacientes que disminuyeron funcionalmente durante la hospitalización. Para la cohorte seguida durante 25 años, los individuos con la fuerza de agarre inicial más baja tenían significativamente más probabilidades de caminar a ≤0,4 m/s, no poder levantarse de una silla, levantar 4,5 kg, hacer tareas domésticas pesadas, vestirse y bañarse, pero no caminar 0,8 km, subir 10 escalones, comer o ir al baño.

Aunque la relación transversal entre la fuerza de agarre y la densidad mineral ósea ha sido firmemente respaldada por la literatura citada hasta ahora, hay poca investigación que muestre una relación predictiva entre la fuerza de agarre y la densidad mineral ósea futura o los cambios en la densidad mineral ósea a lo largo del tiempo.

Si bien descubrieron que las puntuaciones t de densidad mineral ósea eran los mejores predictores de fracturas incidentes, determinaron que la fuerza de agarre podría usarse como un predictor suplementario de fracturas "rentable". Como se señaló antes, la concurrencia de fracturas con caídas hace que la relación entre la fuerza de agarre y las caídas sea importante.

A medida que se examinaron transversalmente las relaciones entre la fuerza de prensión y el estado cognitivo y depresivo, también se investigaron a lo largo del tiempo. Varios estudios originales proporcionan evidencia que respalda una relación predictiva entre la fuerza de prensión y el deterioro cognitivo.

¿Cómo mejorar la fuerza de agarre?

Aquí tienes algunas estrategias para fortalecer tu agarre:

- Ejercicios de agarre manual: realizar ejercicios específicos de agarre es una forma efectiva de fortalecer los músculos de las manos y los antebrazos. Entre los ejercicios que puedes realizar se encuentran apretar una pelota de goma, pellizcar con los dedos, realizar ejercicios de levantamiento de pesas, como el peso muerto, utilizando una barra con un agarre más grueso o una toalla enrollada para que requiera más esfuerzo de agarre.

- Levantamiento de pesas: levantar pesas con pesas libres, barras o máquinas puede ayudar a fortalecer los músculos de los brazos y las manos, lo que contribuye a un agarre más fuerte.

- Escalada: la escalada en roca o en un gimnasio de escalada es una excelente manera de desarrollar la fuerza de agarre, ya que requiere un agarre constante y variado.

- Entrenamiento de antebrazo: realizar ejercicios específicos para los antebrazos, como flexiones de muñeca y extensiones de muñeca con pesas, puede mejorar la fuerza y la resistencia de los músculos que controlan el agarre.

- Trabajo con mazo o martillo: golpear repetidamente un neumático o un objeto con un mazo o un martillo puede ayudar a fortalecer el agarre y los músculos del antebrazo.

- Trabajo con cuerdas y poleas: usar cuerdas y poleas en un gimnasio o en casa para tirar de pesos puede ser efectivo para fortalecer el agarre y los músculos del antebrazo.

- Mantén una buena postura y ergonomía: al realizar actividades que requieran un agarre constante, como escribir o trabajar en la computadora, asegúrate de mantener una postura adecuada y utiliza utensilios o dispositivos ergonómicos para reducir la tensión en las manos y los antebrazos.

Mejorar la fuerza de agarre puede ayudarte a evitar el desarrollo de diversas enfermedades y aumentar tu longevidad, así que no lo dejes de lado.

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Ideas clave

  • La fuerza de agarre es un biomarcador muy importante del envejecimiento ya que tiene que ver con la fuerza general concurrente, la función de las extremidades superiores, la densidad mineral ósea, las fracturas, las caídas, la desnutrición, el deterioro cognitivo, la depresión, los problemas del sueño, la diabetes, la multimorbilidad y calidad de vida.
  • El uso de la fuerza de agarre como biomarcador del estado de salud actual está respaldado por investigaciones que muestran una asociación transversal entre la fuerza de agarre y la fuerza de otras acciones musculares tanto de individuos sanos como de adultos con patología.
  • Aunque la fuerza de agarre no es directamente necesaria para la realización de actividades funcionales como la marcha, sí distingue entre adultos mayores en función de su movilidad. Por ejemplo, las fuerzas de agarre significativamente menores reportan limitaciones físicas, incluyendo levantarse de una silla, caminar, subir escalones y “salir”.
  • Potencialmente relacionada con la asociación concurrente de la fuerza de prensión con la densidad mineral ósea/osteoporosis está la relación entre la fuerza de prensión y las fracturas. Existe una relación entre la disminución de la fuerza de prensión manual y la incidencia de fracturas de cadera.
  • La debilidad es un deterioro comúnmente observado en las extremidades inferiores de las personas con diabetes, y la debilidad es mayor en presencia de neuropatía. Sin embargo, algunas investigaciones también evidencian una fuerza de agarre limitada en personas con diabetes o prediabetes. En algunos estudios se ha demostrado que está inversamente relacionada con las medidas de control de la glucosa, como la glucosa en ayunas, HBA1c y la hiperglucemia y con la inflamación sistémica.
  • Una considerable investigación señala una covarianza entre la fuerza de prensión y la cognición, la depresión y también el sueño. En una revisión sistemática reciente que examina la relación entre la fuerza de agarre y la función cognitiva en adultos mayores, informaron que 6 de 7 estudios documentaron relaciones significativas. La fuerza se asoció con mayores probabilidades de tener deterioro cognitivo leve.
  • También se ha demostrado un vínculo entre la fuerza de agarre y la depresión. Un estudio encontró una prevalencia de depresión del 8,8% entre adultos clasificados como débiles frente al 3,8% entre adultos no clasificados como débiles. Otro estudio mostró en una muestra de adultos mayores que la correlación entre la fuerza de prensión y la depresión era menor en los adultos mayores con mayores ingresos familiares.
  • La fuerza de agarre es un predictor de numerosos resultados futuros.
  • En uno de estos metanálisis, calcularon un índice de riesgo conjunto de 1,16 por cada 5 kg de reducción en la fuerza de agarre. En un metanálisis aún más reciente, determinaron que un índice de riesgo combinado para un riesgo reducido de mortalidad para niveles de fuerza de agarre más altos versus más bajos era 0,69. Además de estos metanálisis, varios estudios recientes a gran escala han reforzado aún más el valor de la fuerza de prensión como predictor de mortalidad en poblaciones que viven en comunidades.
  • La fuerza de agarre también se considera un predictor de enfermedades y de mortalidad específica de cada enfermedad, y gran parte de la literatura se centra en las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. En un resumen de 12 estudios, determinaron que una disminución de 5 kg en la fuerza de agarre se asociaba con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (índice de riesgo general 5,98).
  • Para las personas que ya tienen cáncer, existe evidencia inconsistente de que una fuerza de agarre baja sea un predictor de mortalidad. Para pacientes mayores con cáncer, Pamoukdjian et al y Versteeg et al demostraron que una mayor fuerza de agarre se asociaba con una supervivencia prolongada.
  • Para fortalecer la fuerza de agarre puedes hacer ejercicios de agarre manual, levantamiento de pesas, escalada, entrenamiento de brazo, trabajo con mazo o martillo, trabajo con cuerdas y poleas, etc.

Fuente: Bohannon RW. Grip Strength: An Indispensable Biomarker For Older Adults. Clin Interv Aging. 2019 Oct 1;14:1681-1691. doi: 10.2147/CIA.S194543.

Redacción: Irene García

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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