"En el mundo moderno es difícil tener una microbiota sana o eubiótica", Dra. Sari Arponen

Sari Arponen es Doctora en Ciencias Biomédicas por la Universidad Complutense de Madrid, profesora universitaria y experta en microbiota. En esta entrevista nos aclara qué es la microbiota y cómo influye en nuestra salud y nuestra esperanza de vida. 

Actiage: Usted es experta en microbiota, una palabra cada vez más escuchada, pero ¿qué es la microbiota?

Dra. Sari Arponen: La microbiota es la denominación científica actual a lo que antes llamábamos “flora”: es el conjunto de microorganismos que encontramos en un nicho ecológico (es decir, un entorno biológico) determinado. Por ejemplo, la microbiota intestinal es todo el conjunto de bacterias, virus, hongos, arquea y protozoos que viven en nuestro intestino.

Actiage: ¿Cómo influye la microbiota en nuestra salud?

Dra. Sari Arponen: La microbiota, si la tenemos, es por algo. Obviamente por un lado nuestros microorganismos se benefician de nosotros: se podría decir que nuestro cuerpo es su casa, y que les damos cobijo y comida.

Pero es mucho más lo que hace la microbiota por nosotros. Los microorganismos que tenemos en cada parte del cuerpo cumplen funciones específicas de esa parte del cuerpo y otras generales. Así, es fácil entender que la adecuada digestión y absorción de los nutrientes que comemos depende en gran parte del estado de nuestra microbiota. Además, nuestros microorganismos comensales nos defienden de los microbios patógenos, es decir, de los que producen infecciones. También mantienen íntegras las barreras defensivas como la mucosa oral o intestinal o la barrera cutánea. Hay bacterias que fabrican vitaminas. Otros metabolitos microbiómicos (sustancias producidas por los microorganismos de la microbiota) importantes son los ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, que regula cientos de funciones en el organismo en muchos órganos y tejidos.

Además, del estado de la microbiota depende el equilibrio de nuestro sistema inmunitario. También por diversas vías de comunicación es importante su acción sobre órganos distantes como el cerebro: así, se habla cada vez más del eje intestino – cerebro. También los músculos, los huesos, el corazón, el páncreas, el hígado… y el resto de los órganos del cuerpo son modulados en sus funciones por la microbiota intestinal. Asimismo, la microbiota cutánea y la de cada mucosa del cuerpo participa de regular diversas funciones del cuerpo.

Actiage: ¿Cómo saber si nuestra microbiota está en equilibrio y es saludable o debemos modificarla?

Dra. Sari Arponen: Si nos encontramos bien y no tenemos ningún síntoma o problema de salud, probablemente nuestra microbiota estará en un equilibrio adecuado.

Sin embargo, si tenemos problemas digestivos o deposiciones demasiado líquidas o frecuentes, o bien mucho estreñimiento, ya podemos saber que muy bien no está la microbiota intestinal. En la boca, si hay sangrado de encías o caries, asimismo podemos inferir que tenemos alguna alteración o disbiosis de la microbiota oral.

Las intolerancias a diversos alimentos, la hinchazón abdominal, los dolores de tripa… son síntomas frecuentes en la disbiosis intestinal, que es como se llama al desequilibrio de la microbiota.

Pero más allá de la boca o el intestino, si sufrimos de problemas como alergias, exceso de peso, enfermedades autoinmunes, patologías cardiovasculares o neurológicas… o, prácticamente cualquier problema de salud, es muy probable que tengamos una disbiosis. ¿Es necesario hacerse un test de microbiota fecal? En general no: primero se debe realizar una historia clínica completa, unos análisis de sangre que incluyan parámetros nutricionales, descartar problemas como la celiaquía o la presencia de parásitos, etc. No es conveniente gastarse cientos de euros en una prueba de heces sin una guía profesional: sería como empezar la casa por el tejado.

Actiage: ¿Qué alimentos y actividades son ideales para una microbiota sana?

Dra. Sari Arponen: No hay secretos mágicos para ello. La alimentación se debe basar en alimentos reales de temporada y proximidad, evitando los ultraprocesados. Es importante hacer ejercicio físico suficiente, descansar lo suficiente cada noche, pasar tiempo al aire libre en la naturaleza con una adecuada exposición solar, controlar las fuentes de estrés crónico y tener buenas relaciones con las personas que nos rodean.

Estar sentado o tumbado la mayor parte del tiempo, consumir alcohol o tabaco, abusar de las nuevas tecnologías, comer ultraprocesados, no cuidar de la salud oral… todo ello es la receta para la disbiosis y nunca la solucionaremos si no mejoramos nuestros hábitos.

Actiage: ¿Pueden los probióticos ayudarnos a mantener una microbiota sana?

Dra. Sari Arponen: Sería ideal que no los necesitáramos, pero lo cierto es que en el mundo moderno es difícil tener una microbiota sana o eubiótica. Antiguamente, hace décadas, teníamos más contacto con otros seres vivos y con la naturaleza, e incluso consumíamos muchos fermentados (que no suelen tener microorganismos de tipo humano, pero son saludables). Ahora, tenemos una pérdida de la diversidad microbiana y una gran facilidad para el desequilibrio de la microbiota. Esto se puede contrarrestar con unos hábitos adecuados. Los probióticos son una ayuda adicional, pero lo ideal sería elegir las cepas de probióticos específicas que necesite cada persona, en vez de tomar cualquier multicepa sin saber realmente qué efecto va a tener.

Actiage: También se ha descubierto el eje microbiota-intestino-cerebro, que muestra cómo la microbiota influye en el cerebro y viceversa… ¿qué nos puede contar de este descubrimiento y cómo nos afecta?

Dra. Sari Arponen: Aunque parezca que es un descubrimiento reciente, ya Hipócrates decía que “todas las enfermedades vienen del intestino”, y aquí incluía los problemas relacionados con el estado de ánimo. También los ingleses del siglo XVIII y XIX sabían de la relación estrecha entre la salud cerebral y la intestinal. Ahora, digamos que estamos ante un redescubrimiento.

Básicamente, lo que debemos saber es que nuestro estado de ánimo, nuestras relaciones sociales, lo que capta nuestro cerebro como estímulos… va a modular la función intestinal y puede generarnos un desequilibrio de la microbiota. Por otro lado, sabemos que en muchos problemas como los trastornos del estado de ánimo o las enfermedades neurodegenerativas suele haber un componente de neuroinflamación y que esta se ve directamente influida por el estado de la microbiota intestinal.

Actiage: ¿Puede la microbiota influir en nuestra esperanza de vida y ayudarnos a vivir más?

Dra. Sari Arponen: Ya se sabe que la composición y el funcionamiento de la microbiota no es igual en las personas muy ancianas que tienen una buena calidad de vida que en los ancianos incluso algo más jóvenes, pero que tienen fragilidad o diversas enfermedades. Una gran parte de esta relación tiene que ver con la modulación de los fenómenos de inflamación y estrés oxidativo que suceden en un envejecimiento no saludable. Por lo tanto, sin duda se debe cuidar del estado de la microbiota intestinal (y oral) para poder cumplir años con salud.

Actiage: En su último libro habla del sistema inmunitario… ¿qué secretos puede desvelarnos sobre él? ¿Es un gran desconocido para la mayoría de nosotros?

Dra. Sari Arponen: Muchas personas aún creen el sistema inmunitario solo se dedica a defendernos de las infecciones. Y es cierto que hace esto, pero también repara lesiones y cura heridas, realiza tareas de limpieza y mantenimiento por ejemplo a nivel cerebral. Además, vigila la posible aparición de células cancerosas y puede llegar a eliminarlas si funciona de manera adecuada. Y, por supuesto, cuando funciona bien, reconoce lo propio como propio y lo extraño no perjudicial como tal, y no ataca aquello que no nos hace daño. Cuando este mecanismo de reconocimiento falla, aparecen las enfermedades autoinmunes y alérgicas respectivamente.

Actiage: ¿Cómo podemos fortalecer y mejorar nuestro sistema inmunitario de cara al invierno?

Dra. Sari Arponen: Lo bueno es que todo lo que nos sirve para cuidar de la microbiota también sirve para optimizar el funcionamiento del sistema inmunitario. Adicionalmente, haría especial hincapié en la necesidad de la optimización nutricional: es decir, hay micronutrientes que es fácil que estén en un estado de déficit relativo en el organismo, o incluso deficiencia grave. Son vitaminas como la D, la C o las grupo B, y minerales como el magnesio, el zinc y el selenio. También es clave un buen equilibrio entre los ácidos grasos omega 6 y omega 3: para ello, se deben evitar los aceites vegetales industriales proinflamatorios y priorizar el consumo de productos de origen marino como fuente de proteína animal. Si se realiza una dieta vegetariana o vegana, se puede valorar de forma individualizada la necesidad de suplementar con DHA y/o EPA.

Actiage: Uno de los últimos avances relacionados con el sistema inmune es la inmunoterapia para luchar contra el cáncer… ¿en qué consiste? ¿Veremos nuevos avances en este campo?

Dra. Sari Arponen: Las quimioterapias clásicas del cáncer matan a las células tumorales podría decirse que “a cañonazos”, y en el camino dañan también las propias células del organismo. En la inmunoterapia, de lo que se trata es de modular el funcionamiento del sistema inmunitario para que sea él mismo quien se haga cargo de las células cancerosas.

Sin duda la Inmunooncología es uno de los campos que mayores avances experimentará en los próximos años en cuanto al tratamiento de las patologías oncológicas.

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