¿Por qué la educación es clave para una vida más larga y saludable?

¿Por qué la educación es clave para una vida más larga y saludable?

La relación entre educación y salud ha sido objeto de numerosos estudios científicos a lo largo de los años. La evidencia sugiere que tener un mayor nivel educativo y continuar aprendiendo a lo largo de la vida puede ser un factor determinante en la promoción de la salud y la longevidad.

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En este sentido, se ha determinado que las personas que completan 12 años de escolarización experimentan una reducción media del riesgo de mortalidad del 24,5%, habiendo incrementos mayores si se sigue aprendiendo a lo largo de toda la vida.

Hay una explicación reduccionista a esta relación y es la que indica que aquellas personas con más estudios suelen tener un mayor poder adquisitivo y, por lo tanto, un mejor acceso a todo tipo de servicios de salud y autocuidado.

Y si bien esto es totalmente cierto, hay mucho más detrás de este fenómeno que exploraremos a continuación.

El papel del cerebro en la enfermedad

La educación estimula el desarrollo cognitivo, lo que puede aportar dos grandes ventajas sobre las personas que hayan pasado menos años educándose.

Por un lado, resulta en una mayor capacidad para enfrentar y adaptarse a situaciones estresantes, contribuyendo a tener una mejor salud y un menor riesgo de enfermedades relacionadas con el estrés. En este sentido, cada vez existe una mayor evidencia científica sobre el importante papel del estrés en la génesis y desarrollo de un buen número de enfermedades crónicas no transmisibles.

Por ejemplo, el estrés crónico está asociado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. El cerebro, a través del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA), regula la respuesta al estrés liberando hormonas como el cortisol. Un exceso prolongado de estas hormonas puede llevar a inflamación crónica y daño a los tejidos, lo que predispone a estas enfermedades.

Pero hay algo más, adquirir el hábito de nunca dejar de aprender ayuda a mantener el cerebro activo, reduciendo el riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. La actividad cognitiva regular estimula la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para reorganizarse formando nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida. Esto puede compensar los efectos del envejecimiento y las lesiones cerebrales hasta cierto punto.

Además, mantenerse intelectualmente activo puede aumentar la reserva cognitiva, que es la capacidad del cerebro para resistir daños sin mostrar signos de deterioro cognitivo. Estudios han demostrado que personas con mayor reserva cognitiva pueden experimentar los cambios patológicos del Alzheimer en el cerebro sin mostrar síntomas clínicos evidentes de la enfermedad.

Finalmente, la educación y el aprendizaje continuo pueden influir positivamente en la salud mental. Participar en actividades cognitivamente estimulantes y socialmente interactivas puede disminuir el riesgo de depresión y ansiedad, lo que a su vez tiene un efecto protector contra diversas enfermedades físicas.

¿Qué podemos hacer para nunca dejar de aprender?

Aprender no acaba cuando colgamos el título en una pared (en el caso que seas de los pocos que siguen haciendo esto), sino que es un hábito que es recomendable que continúe a lo largo de toda la vida. En este contexto, seguir estos 8 consejos te ayudarán a mantener tu salud a largo plazo:

1. Nunca dejes de aprender: Adopta una mentalidad de aprendizaje continuo. Inscríbete en cursos, lee libros, asiste a conferencias o aprende nuevas habilidades.

2. Diversifica tus intereses: Explora diferentes campos del conocimiento para estimular diversas áreas de tu cerebro.

3. Practica actividades cognitivamente desafiantes: Resuelve puzles, aprende un nuevo idioma o instrumento musical, o participa en debates intelectuales.

4. Mantente informado sobre salud: Busca información de fuentes confiables sobre hábitos saludables y aplícalos en tu vida diaria.

5. Fomenta relaciones sociales enriquecedoras: Rodéate de personas que te estimulen intelectualmente y con las que puedas compartir conocimientos.

6. Utiliza la tecnología: Aprovecha las plataformas de aprendizaje en línea y las aplicaciones educativas para acceder a una amplia gama de conocimientos.

7. Enseña a otros: Compartir tus conocimientos no solo beneficia a los demás, sino que también refuerza tu propio aprendizaje.

8. Practica la metacognición: Reflexiona sobre tu propio proceso de aprendizaje para mejorarlo constantemente.

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Ideas clave

  • Las personas que completan 12 años de escolarización experimentan una reducción media del riesgo de mortalidad del 24,5%, habiendo incrementos mayores si se sigue aprendiendo a lo largo de toda la vida.
  • Hay una explicación reduccionista a esta relación y es la que indica que aquellas personas con más estudios suelen tener un mayor poder adquisitivo y, por lo tanto, un mejor acceso a todo tipo de servicios de salud y autocuidado. Pero hay mucho más.
  • La educación estimula el desarrollo cognitivo, lo que puede aportar dos grandes ventajas sobre las personas que hayan pasado menos años educándose.
  • Por un lado, resulta en una mayor capacidad para enfrentar y adaptarse a situaciones estresantes, contribuyendo a tener una mejor salud y un menor riesgo de enfermedades relacionadas con el estrés.
  • Pero hay algo más, adquirir el hábito de nunca dejar de aprender ayuda a mantener el cerebro activo, reduciendo el riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. La actividad cognitiva regular estimula la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para reorganizarse formando nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida. Esto puede compensar los efectos del envejecimiento y las lesiones cerebrales hasta cierto punto.
  • Además, mantenerse intelectualmente activo puede aumentar la reserva cognitiva, que es la capacidad del cerebro para resistir daños sin mostrar signos de deterioro cognitivo. Estudios han demostrado que personas con mayor reserva cognitiva pueden experimentar los cambios patológicos del Alzheimer en el cerebro sin mostrar síntomas clínicos evidentes de la enfermedad.
  • Finalmente, la educación y el aprendizaje continuo pueden influir positivamente en la salud mental. Participar en actividades cognitivamente estimulantes y socialmente interactivas puede disminuir el riesgo de depresión y ansiedad, lo que a su vez tiene un efecto protector contra diversas enfermedades físicas.
  • Aprender no acaba cuando colgamos el título en una pared (en el caso que seas de los pocos que siguen haciendo esto), sino que es un hábito que es recomendable que continúe a lo largo de toda la vida. En este contexto, seguir estos 8 consejos te ayudarán a mantener tu salud a largo plazo: seguir aprendiendo siempre, diversificar interesas, practicar actividades cognitivamente desafiantes, mantenerse informado sobre salud, fomentar relaciones enriquecedoras, usar la tecnología, enseñar a otros, practicar la metacognición.

Enfermedades relacionadas

Fuente:

 
  • IHME-CHAIN Collaborators. Effects of education on adult mortality: a global systematic review and meta-analysis. Lancet Public Health. 2024 Mar;9(3):e155-e165. doi: 10.1016/S2468-2667(23)00306-7. Epub 2024 Jan 23. https://doi.org/10.1016/s2468-2667(23)00306-7
 
  • McEwen BS, Stellar E. Stress and the individual. Mechanisms leading to disease. Arch Intern Med. 1993 Sep 27;153(18):2093-101. 

Redacción: Marcelo Lewin

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

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