¡No quiero que la palabra cáncer entre en mi vida!

¡No quiero que la palabra cáncer entre en mi vida!

Cuando oímos la palabra cáncer nos estremecemos. Da igual en qué contexto, siempre nos entra un escalofrío que recorre nuestro cuerpo. Si es en otros, empatía mediante, nos quedamos consternados y preocupados. Si el diagnóstico es para uno, el miedo, la angustia y la incertidumbre son nuestras primeras reacciones.

Índice

 

Mejor prevenir que curar

Incluso sabiendo que actualmente hay muchas probabilidades de sobrevivir a un diagnóstico de cáncer, especialmente si este se detecta precozmente, todos sabemos que efectivamente son solo probabilidades y que, además, el camino a la supervivencia nunca es fácil, viviendo además el resto de nuestras vidas con una espada de Damocles al acecho.

La previsión de supervivencia actualmente para todos los tipos de cáncer a 5, 10, 15 y 20 años son del 63%, 57%, 53% y 51%, respectivamente. Unas muy buenas cifras que cada vez son mejores conforme la ciencia sigue avanzando.

Sin embargo, existe una gran variabilidad en función del tipo de cáncer. Si ponemos un horizonte de 20 años, nos encontramos que la supervivencia es de un:

  • 90% para cáncer de tiroides
  • 90% para cáncer de testículos
  • 80% para los melanomas
  • 80% para cáncer de próstata
  • 80% para cáncer de endometrio
  • 70% para cáncer de vejiga
  • 65% para cáncer de mama
  • 60% para cáncer de cuello de útero
  • 50% para cáncer colorrectal
  • 50% para cáncer de ovarios
  • 50% para cáncer de riñones

Pero por el contrario, existen algunos tipos de cáncer donde la supervivencia a 5 años es de:

  • 20% para cáncer de esófago
  • 20% para cáncer de pulmón
  • 10% para cáncer de páncreas

En este contexto, la frase “mejor prevenir que curar” resume a la perfección la postura que todos deberíamos adoptar a la hora de enfrentarnos a esta enfermedad.

Ahora bien… ¿Cuántos de nosotros estamos previniendo su aparición? ¿Es realmente posible prevenir el cáncer? Si esta es la primera vez que te lo planteas, es hora de profundizar en este tema.


¿Qué es el cáncer?

El cáncer es un grupo de enfermedades, más de 250, de distinto origen, pero con similitudes tanto moleculares como en su desarrollo clínico.

La aparición de esta enfermedad tiene un doble componente causal. Por un lado existe un factor genético, con un peso del 10%, que nos puede predisponer a su padecimiento. Es el caso del cáncer de mama, colon, recto, melanoma, vejiga o endocrinos.

Pero en un 90% de los casos, nos encontramos que la variable desencadenante es ambiental (¡se trata de un porcentaje elevadísimo!), que incluye los hábitos de vida del individuo, el medio ambiente donde se encuentra, su exposición a diferentes virus y sustancias tóxicas, etc., que propician la manifestación de errores moleculares (desde mutaciones genéticas hasta daño mitocondrial o disrupción organismal) que inducen a la aparición y desarrollo de la enfermedad. 

Sobre el factor genético no es posible actuar de manera directa, si bien podemos (y en la práctica todos deberíamos) conocer nuestra predisposición a padecer la enfermedad. Para ello, existen diversos análisis genéticos que se pueden realizar para comprobar si contamos con ciertos genes o mutaciones genéticas que nos predisponen a sufrir esta enfermedad y, en ese caso, actuar en el área donde sí depende enteramente de nosotros, que es la que corresponde a nuestros hábitos y contexto.

Es por esta razón que un estilo de vida sano es la mejor forma de prevenir el cáncer. Una dieta equilibrada, ejercicio y evitar el contacto directo con los agentes que se sabe pueden producir cáncer son las pautas básicas. 

Sin embargo, la incidencia del cáncer ha aumentado en las últimas décadas, siendo actualmente la segunda causa de mortalidad mundial y afectando a un mayor número de personas según estas van envejeciendo. 

Los factores del estilo de vida que más predisponen al cáncer son el tabaquismo, una dieta pobre (especialmente sobreingesta calórica de productos ultraprocesados), el alcohol, la exposición al sol de manera imprudente, los contaminantes ambientales, las infecciones, el estrés, la obesidad y la inactividad física. 

De todas las muertes relacionadas con el cáncer, casi el 25-30% se corresponden con el consumo de tabaco, hasta el 30-35% se relacionan con la dieta, entre el 15 y el 20% se deben a infecciones y el porcentaje restante a otros factores anteriormente citados.


La prevención del cáncer

El tratamiento agudo del cáncer no es competencia de intervenciones destinadas a aumentar la longevidad, pero sí lo es su prevención ya que evitar la aparición de esta enfermedad aumenta de manera decisiva tanto la esperanza de vida como su calidad.

Para ello, nos encontramos con dos tipos de prevención.

Prevención Primaria

Se trata del conjunto de intervenciones dirigidas a modificar los hábitos o el entorno poco saludable de una persona, estableciendo otros más adecuados. 

Esta prevención permite minimizar los factores de riesgo que operan sobre un órgano concreto causando alteraciones que puedan generar un cáncer. 

Prevención Secundaria

La Prevención Secundaria tiene como objetivo disminuir la prevalencia, evitar las secuelas, mejorar el pronóstico y disminuir las tasas de mortalidad de esta enfermedad.

Para ello, se dispone de una serie de pruebas concebidas para detectar precozmente determinados tumores malignos. 

Este conjunto de acciones se denominan programas de screening o cribado y se caracterizan por: 

  • estar concebidas para detectar de manera precoz un cáncer en concreto, pudiendo diagnosticarse bien en las fases más precoces de la enfermedad, en fases premalignas o en ambas circunstancias.
  • estar dirigidas a un segmento de la población dado con más probabilidad de desarrollo de dicho cáncer bien porque tiene factores predisponentes o hereditarios o bien porque ha estado sometida a alguna variable del entorno que potencialmente aumenta el riesgo.
  • cada tipo de cáncer requiere por lo general una prueba específica y adicionalmente es preciso que exista un tratamiento eficaz para las fases tempranas de la enfermedad para que tenga sentido la realización de este tipo de pruebas. Por ello, su prescripción solo se realiza tras un análisis y evaluación personalizada para cada persona.

De esta forma, se consigue una disminución de la mortalidad al detectar el cáncer antes de su aparición o en sus etapas más tempranas, permitiendo así aplicar tratamientos específicos más sencillos y eficaces.

De hecho, para tipos muy prevalentes como el de mama, cuello uterino, colorrectal (colon), próstata o pulmón existen marcadores precisos que facilitan su detección muy temprana.

Dado que la incidencia del cáncer aumenta con la edad, es recomendable realizar este tipo de pruebas de manera periódica conforme envejecemos y, especialmente, si tenemos alguna predisposición genética.

En este sentido, una de las áreas donde más avances ha habido en los últimos años ha sido en el de la detección de mutaciones genéticas heredadas que, como recordamos, son la causa de entre un 5 a 10 % de todos los cánceres. Los investigadores han asociado mutaciones en genes específicos con más de 50 síndromes hereditarios de cáncer. 

Por ello, muchos expertos recomiendan la realización de pruebas genéticas para evaluar el riesgo de cáncer cuando una persona tiene antecedentes familiares o individuales que indican la presencia de una enfermedad heredada con riesgo de cáncer.

Esta prevención secundaria cada vez está adquiriendo un mayor peso ya que está demostrando su eficacia a la hora de minimizar el riesgo de padecer esta enfermedad y es cada vez más usual tener acceso a este tipo de pruebas.

Sin embargo, realizar un cribado mediante pruebas de biomarcadores sanguíneos solamente tiene sentido para pacientes con factores de riesgo conocidos, antecedentes claros y que comprenden a la perfección lo que se está midiendo y la razón ya que en ocasiones algún resultado puede resultar equívoco si se analiza de manera aislada. Por ello, un seguimiento periódico a largo plazo exhaustivo, con un tiempo amplio de consulta para explicar los resultados, es un requisito indispensable que no siempre está disponible en el sistema de salud tradicional.
 

Recomendaciones del Código Europeo Contra el Cáncer

Como resumen de la mejor estrategia para la prevención del cáncer, podemos nombrar las recomendaciones que ha formulado la Unión Europea, que considera que podrían evitarse la mitad de las muertes por cáncer si las siguientes pautas se pusieran en práctica por la mayoría de la población: 

  • No fumar, ni consumir ningún tipo de tabaco.
  • Hacer del hogar un espacio sin humo y apoyar las políticas antitabaco en el lugar de trabajo.
  • Mantener un peso saludable.
  • Hacer ejercicio a diario limitando el tiempo de estar sentado.
  • Llevar una dieta saludable:
  • Consumir gran cantidad de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
  • Limitar los alimentos hipercalóricos (ricos en azúcar o grasa) y evitar las bebidas azucaradas.
  • Evitar la carne procesada.
  • Evitar el consumo de alcohol.
  • Aumentar la ingesta de fibra.
  • Evitar una exposición excesiva al sol.
  • En el trabajo, protegerse de las sustancias cancerígenas cumpliendo las instrucciones de la normativa de protección de la salud y seguridad laboral. 
  • Si se está expuesto a la radiación procedente de altos niveles naturales de radón en el domicilio, se deben tomar medidas para reducirlos.
  • La lactancia materna reduce el riesgo de cáncer de la madre, especialmente si esta se prolonga más de un año. 
  • Los niños deben participar en programas de vacunación contra:
    • La hepatitis B (los recién nacidos).
    • El virus del papiloma humano (VPH) (tanto niñas como niños).
  • Participar en los programas de cribado del cáncer recomendados, según edad y sexo:
    • Cáncer de colon (hombres y mujeres).
    • Cáncer de mama (mujeres)
    • Cáncer de cérvix (mujeres).
    • Cáncer de próstata (hombres). 
       

Mitos y verdades en relación a la prevención del cáncer

Mitos:

  • El cáncer en sus formas más malignas no se puede evitar: la mayoría se puede evitar con unos correctos hábitos de vida y realizando cribados periódicos para una detección precoz.
  • El cáncer es hereditario: solo en un 5 a 10% de los casos es hereditario. Si en la familia existe una mayor prevalencia de un cáncer determinado en la mayoría de los casos se debe a que todos los enfermos comparten los mismos (malos) hábitos de vida.
  • El cáncer siempre es mortal: si se detecta a tiempo, el cáncer se puede superar. A modo de ejemplo, el de colon puede disminuir la mortalidad en hasta un 90%, en el de mama hasta en un 30% o el de próstata hasta en un 45%.
  • Hay alimentos que evitan el cáncer: no existe ningún alimento que por sí mismo evite o cure el cáncer. Sin embargo, una alimentación sana (junto con otras prácticas de vida saludable) sí minimiza el riesgo de padecer esta enfermedad.
  • La depresión, la angustia y el estrés pueden causar cáncer: no existe ningún estudio que avale esta afirmación, si bien es cierto que un enfoque positivo facilita la realización de los tratamientos.

Verdades

  • Existen señales de alarma del cáncer que hay que vigilar:
    • aparición de nódulos o bultos en algún lugar del organismo
    • heridas o llagas en la boca que no se curan
    • dolor persistente que no remite espontáneamente o con tratamiento sintomático
    • mancha o lunar que cambia de forma, tamaño y/o color
    • sangrados o hemorragias anormales
    • tos y ronquera persistente
    • pérdida de peso no justificada
    • cambios en los hábitos urinarios o intestinales
    • cansancio grave que dura mucho tiempo
    • fiebre o sudores nocturnos sin motivo aparente
  • La prevención es útil: la cada vez más precoz detección del cáncer hace que el 53% de las personas que lo contraen puedan superar la enfermedad.
  • Accesibilidad al diagnóstico: es cada vez mayor el número de pruebas diseñadas para detectar precozmente o incluso antes que se manifieste la enfermedad.

También te puede interesar

Tratamiento Prevención de Cáncer de Mama y Ovario GineGuard

Echa un vistazo al tratamiento de Prevención de Cáncer de Mama y Ovario GineGuard. .

Ver tratamiento Calculadora de Esperanza de Vida

Ideas clave

  • Incluso sabiendo que actualmente hay muchas probabilidades de sobrevivir a un diagnóstico de cáncer, especialmente si este se detecta precozmente, todos sabemos que efectivamente son solo probabilidades y que, además, el camino a la supervivencia nunca es fácil, viviendo además el resto de nuestras vidas con una espada de Damocles al acecho.
  • La previsión de supervivencia actualmente para todos los tipos de cáncer a 5, 10, 15 y 20 años son del 63%, 57%, 53% y 51%, respectivamente. Unas muy buenas cifras que cada vez son mejores conforme la ciencia sigue avanzando.
  • Sin embargo, existe una gran variabilidad en función del tipo de cáncer.
  • En este contexto, la frase “mejor prevenir que curar” resume a la perfección la postura que todos deberíamos adoptar a la hora de enfrentarnos a esta enfermedad.
  • El cáncer es un grupo de enfermedades, más de 250, de distinto origen, pero con similitudes tanto moleculares como en su desarrollo clínico.
  • La aparición de esta enfermedad tiene un doble componente causal. Por un lado existe un factor genético, con un peso del 10%, que nos puede predisponer a su padecimiento. Es el caso del cáncer de mama, colon, recto, melanoma, vejiga o endocrinos.
  • Pero en un 90% de los casos, nos encontramos que la variable desencadenante es ambiental (¡se trata de un porcentaje elevadísimo!), que incluye los hábitos de vida del individuo, el medio ambiente donde se encuentra, su exposición a diferentes virus y sustancias tóxicas, etc., que propician la manifestación de errores moleculares (desde mutaciones genéticas hasta daño mitocondrial o disrupción organismal) que inducen a la aparición y desarrollo de la enfermedad. 
  • Sobre el factor genético no es posible actuar de manera directa, si bien podemos (y en la práctica todos deberíamos) conocer nuestra predisposición a padecer la enfermedad. Para ello, existen diversos análisis genéticos que se pueden realizar para comprobar si contamos con ciertos genes o mutaciones genéticas que nos predisponen a sufrir esta enfermedad y, en ese caso, actuar en el área donde sí depende enteramente de nosotros, que es la que corresponde a nuestros hábitos y contexto.
  • Es por esta razón que un estilo de vida sano es la mejor forma de prevenir el cáncer. Una dieta equilibrada, ejercicio y evitar el contacto directo con los agentes que se sabe pueden producir cáncer son las pautas básicas. 
  • De todas las muertes relacionadas con el cáncer, casi el 25-30% se corresponden con el consumo de tabaco, hasta el 30-35% se relacionan con la dieta, entre el 15 y el 20% se deben a infecciones y el porcentaje restante a otros factores anteriormente citados.
  • El tratamiento agudo del cáncer no es competencia de intervenciones destinadas a aumentar la longevidad, pero sí lo es su prevención ya que evitar la aparición de esta enfermedad aumenta de manera decisiva tanto la esperanza de vida como su calidad. Para ello, nos encontramos con dos tipos de prevención: Primaria, se trata del conjunto de intervenciones dirigidas a modificar los hábitos o el entorno poco saludable de una persona, estableciendo otros más adecuados. 
  • La Prevención Secundaria tiene como objetivo disminuir la prevalencia, evitar las secuelas, mejorar el pronóstico y disminuir las tasas de mortalidad de esta enfermedad. Para ello, se dispone de una serie de pruebas concebidas para detectar precozmente determinados tumores malignos. 
  • De esta forma, se consigue una disminución de la mortalidad al detectar el cáncer antes de su aparición o en sus etapas más tempranas, permitiendo así aplicar tratamientos específicos más sencillos y eficaces.
  • Por ello, muchos expertos recomiendan la realización de pruebas genéticas para evaluar el riesgo de cáncer cuando una persona tiene antecedentes familiares o individuales que indican la presencia de una enfermedad heredada con riesgo de cáncer.
  • Existen muchos mitos en relación a la prevención del cáncer, como que no se puede evitar; que es solo hereditario; que siempre es mortal; etc.
  • Existen señales de alarma del cáncer que hay que vigilar: aparición de nódulos o bultos en algún lugar del organismo, heridas o llagas en la boca que no se curan, dolor persistente que no remite espontáneamente o con tratamiento sintomático, mancha o lunar que cambia de forma, tamaño y/o color, sangrados o hemorragias anormales, tos y ronquera persistente, pérdida de peso no justificada, cansancio grave que dura mucho tiempo, fiebre o sudores nocturnos sin motivo aparente, etc.
  • La prevención es útil: la cada vez más precoz detección del cáncer hace que el 53% de las personas que lo contraen puedan superar la enfermedad.

Enfermedades relacionadas

Fuente:

 
  • Andrew B. Smitherman, William A. Wood, Natalia Mitin, Vanessa L. Ayer Mille,Allison M. Deal, Ian J. Davi, Julie Blatt, Stuart H. Gold,Hyman B. Muss. Accelerated aging among childhood, adolescent, and young adult cancer survivors is evidenced by increased expression of p16INK4a and frailty. https://doi.org/10.1002/cncr.33112

Redacción: Marcelo Lewin

Supervisión editorial: Carlos Gutiérrez

×