Microbiota y envejecimiento

Microbiota y envejecimiento

Con el avance del envejecimiento se observa un deterioro progresivo de ciertos órganos y tejidos. En este proceso siempre se le ha atribuido un papel central a los factores genéticos, epigenéticos y ambientales, como son el estilo de vida o la alimentación. Pero, además, en los últimos años, empieza a cobrar gran relevancia la comunidad microbiana de nuestro tracto gastrointestinal en la regulación de la salud y la longevidad.

Índice

El proceso de envejecimiento

El proceso el envejecimiento es algo natural e intrínseco al ser humano y ocurre mucho antes de ser visible el deterioro físico. Entre los eventos claves en el envejecimiento destacan:

El Inflammaging que es un proceso que se caracteriza por un incremento de señales proinflamatorias. Esta inflamación es de bajo grado, es decir, no se detecta clínicamente, aunque va a estar detrás de muchos trastornos asociadas a la edad avanzada como la caquexia, la fragilidad o los trastornos metabólicos. En el caso de las patologías neurodegenerativas, se ha demostrado que la inflamación crónica a nivel del sistema nervioso central contribuye a su desarrollo.

• También tiene lugar un proceso de inmunosenescencia, donde ocurre un deterioro de la respuesta inmune tanto innata como adaptativa. Tiene lugar un proceso de involución del timo que afectará a la población de linfocitos. Esta alteración del sistema inmunitario estaría asociada a la mayor susceptibilidad a sufrir infecciones y a la peor respuesta a la vacunación en los ancianos.

• El desequilibrio o disbiosis de la microbiota es otra de las características de un envejecimiento no saludable. Y, además, favorece estos dos eventos anteriormente descritos, el inflammaging y la inmunosenescencia.

¿Qué es la microbiota y para qué sirve?

Cuando hablamos de microbiota nos referimos al conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo y nos ayudan a mantener un estado de salud, se trata de billones de microbios. La fracción más estudiada es la compuesta por las bacterias, pero también encontramos formando parte de esta comunidad arqueas, hongos o protozoos. Prácticamente cada rincón de nuestro cuerpo está poblado por microorganismos, sin embargo, es en el tracto gastrointestinal donde encontramos una mayor abundancia.

La microbiota debe estar en equilibrio para que cumpla con sus funciones y nos permita mantener la homeostasis y nuestra salud. Sabemos que las bacterias de nuestra microbiota intestinal realizan acciones muy importantes:

• Desde el punto de vista metabólico, la microbiota será fundamental para ayudar a digerir ciertos alimentos como alguna fibra, para la cual no disponemos de las enzimas adecuadas. Además, gracias a la fermentación de la fibra por parte de la microbiota se producen moléculas como los ácidos grasos de cadena corta que tienen funciones intestinales y extraintestinales. Uno de estos ácidos grasos de cadena corta es el ácido butírico que tiene una acción antiinflamatoria, mejora la función de barrera del epitelio intestinal, estimula el peristaltismo y modula la respuesta del sistema inmune, entre otras muchas utilidades. Además, las bacterias de nuestra microbiota producen ciertas vitaminas y van a participar en el metabolismo de proteínas, lípidos, sales biliares o de la colina.

• La microbiota ejerce una importante función defensiva en el tracto gastro intestinal, ya que supone una enorme superficie de contacto con el exterior. Por un lado, estimula la producción de moco que protegerá el epitelio intestinal. Esto junto a la mejora de la integridad de esta barrera evita que patógenos, tóxicos o alimentos pasen de forma indiscriminada. Por otro lado, algunos de estos microorganismos comensales producen moléculas antimicrobianas frente a patógenos.

Pero las acciones de la microbiota intestinal van más allá de este órgano. Existe una comunicación entre el intestino y el cerebro que está mediada por nuestros microbios, es lo que se conoce como eje intestino-microbiota-cerebro.

Cambios en la microbiota con la edad

La composición de la microbiota es algo dinámico, va a cambiar en cada una de las etapas de la vida. Un género que sufre grandes fluctuaciones es Bifidobacterium (las conocidas como Bifidobacterias) que, entre las importantes acciones que llevan a cabo, destaca la modulación del sistema inmune o la estimulación del peristaltismo (contrarrestando el estreñimiento). Las Bifidobacterias son predominantes en bebés y niños pequeños, se va reduciendo su presencia en adultos y su abundancia es crítica en edades avanzadas. Pero son muchos más los cambios en la microbiota que se describen en la senectud.

En general, se ha observado una pérdida de diversidad y estabilidad de la microbiota con el avance de la edad y, como ocurre en cualquier ecosistema, cuanta menor diversidad hay, peor se resiste a las perturbaciones.

Además, se describe un descenso en la abundancia de algunos microorganismos que se asocian con la salud. Ya se comentó el caso de las Bifidobacterias, pero también se reduce la microbiota muconutritiva que es vital para mantener la capa de moco que protege el intestino en un estado saludable. Por otro lado, hay una menor presencia de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta, con la consiguiente disminución de estos metabolitos beneficiosos.

Esta pérdida en taxones importantes está detrás del deterioro de función de la barrera intestinal (hiperpermeabilidad), de la alteración de la respuesta del sistema inmune y todo ello favorece el proceso de Inflammaging. Mientras se pierden microorganismos beneficiosos, se incrementan otros filos bacterianos como las proteobacterias, grupo que cuenta con algún miembro potencialmente patógeno: Escherichia coli, Salmonella, Vibrio, Helicobacter, etc.

Pero esta disbiosis o desequilibrio de la microbiota no ocurre en todas las personas mayores. Varios estudios en individuos muy longevos, centenarios y supercenterios, han visto que su microbiota tendía a ser más diversa que en otros ancianos de menor edad. Concretamente, un trabajo que analizaba una cohorte de personas de entre 105-109 años, en Italia, describía una mayor proporción de géneros bacterianos que se asocian con la salud, como son Akkermansia y Bifidobacterium.

Esta mejor o peor salud de nuestra microbiota no está determinada por el azar, son muchos los factores que van a modular su composición.

¿Cómo influir en nuestra microbiota?

La alimentación es uno de los elementos que más impacta en nuestra microbiota. Para lograr una mayor diversidad microbiana se debe seguir una dieta prebiótica y antiinflamatoria, donde se incluya variedad de vegetales, setas, grasas saludables y proteínas de calidad. Estos alimentos proporcionan nutrientes y prebióticos que favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino. 

Los probióticos son microorganismos vivos que pueden tener efectos beneficiosos para la salud cuando se consumen en cantidades adecuadas. Puedes obtener probióticos a través de alimentos como yogur, chucrut, kimchi, kéfir y otros productos fermentados, o bien, mediante suplementos probióticos.

El estrés crónico puede afectar negativamente la microbiota. Implementar técnicas de manejo del estrés como la meditación, el yoga, la respiración profunda o el ejercicio regular puede ayudar a mantener un equilibrio saludable en tu microbiota.

 El sueño adecuado también puede desempeñar un papel en la salud de la microbiota. Intenta establecer una rutina de sueño regular y asegúrate de obtener la cantidad adecuada de descanso.

El consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo pueden alterar negativamente la microbiota intestinal. Reducir o evitar estos hábitos puede contribuir a mantener un equilibrio saludable en tu microbiota.

El abuso de fármacos va a tener el efecto contrario, causando un perjuicio a nuestra comunidad microbiana. Se sabe que antibióticos, antiácidos, antiinflamatorios o antipsicóticos tienen un impacto negativo en nuestra microbiota, reduciendo la riqueza de especies bacterianas. Evitar el uso excesivo de antibióticos ya que los antibióticos pueden tener un impacto negativo en la microbiota, ya que pueden eliminar tanto las bacterias dañinas como las beneficiosas. Es importante usar antibióticos solo cuando sean necesarios y según las indicaciones del médico.

La actividad física va a tener una repercusión positiva. Estudios en ancianos se ha observado como la actividad física diaria atenuaba los cambios en la microbiota propios de la edad.

Otros hábitos de vida también serán fundamentales para nuestra salud y la de nuestra microbiota. Es importante respetar los biorritmos y controlar el estrés, especialmente en la senectud.

Por último, contamos con una potente herramienta para modular la composición de la microbiota que es la Microbioterapia, donde empleando cepas específicas de derivación humana y de IV generación podemos revertir la disbiosis de la microbiota.

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Ideas clave

  • El proceso el envejecimiento es algo natural e intrínseco al ser humano y ocurre mucho antes de ser visible el deterioro físico. Entre los eventos claves en el envejecimiento destacan el inflammaging, la inmunosenescencia y la disbiosis de la microbiota. 
  • Cuando hablamos de microbiota nos referimos al conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo y nos ayudan a mantener un estado de salud, se trata de billones de microbios.
  • La microbiota debe estar en equilibrio para que cumpla con sus funciones y nos permita mantener la homeostasis y nuestra salud. Sabemos que las bacterias de nuestra microbiota intestinal realizan acciones muy importantes: ayudar a digerir ciertos alimentos, defendernos de patógenos.
  • La composición de la microbiota es algo dinámico, va a cambiar en cada una de las etapas de la vida. Un género que sufre grandes fluctuaciones es Bifidobacterium. En general, se ha observado una pérdida de diversidad y estabilidad de la microbiota con el avance de la edad y, como ocurre en cualquier ecosistema, cuanta menor diversidad hay, peor se resiste a las perturbaciones.
  • Esta pérdida en taxones importantes está detrás del deterioro de función de la barrera intestinal (hiperpermeabilidad), de la alteración de la respuesta del sistema inmune y todo ello favorece el proceso de Inflammaging.
  • Para mejorar nuestra microbiota debemos cuidar la alimentación, evitar el abuso de fármacos, hacer actividad física regular, respetar los biorritmos, controlar el estrés y acudir a la microbioterapia. 

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Redacción: Dra. Olalla Otero

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