Prevención de Cáncer OncoGuard
Un enfoque completo para minimizar riesgos
El cáncer es un grupo de enfermedades de distinto origen, pero con similitudes tanto moleculares como en su desarrollo clínico. Se trata de la segunda causa de mortalidad en todo el mundo, aumentando su prevalencia conforme se envejece. La herramienta más eficaz de tratamiento de cáncer es la prevención y el diagnóstico precoz, pues los tratamientos quimioradioterapéuticos tradicionales apenas han evolucionado en los últimos 50 años. En este sentido, cuanto antes se detecte el cáncer, más probabilidades de supervivencia.
La aparición de esta enfermedad tiene un doble componente causal. Por un lado, existe un factor genético de predisposición, con un peso de hasta un 10% (generalmente no determinista), pero hasta en un 90% de los casos la variable desencadenante es ambiental, que incluye los hábitos de vida del individuo y su exposición a diferentes desencadenantes infecciosos, químicos, metabólicos o inflamatorios.
Una aproximación pasiva consiste en estudiar la predisposición genética a padecer algunos tipos específicos de cáncer con un gran peso hereditario, como cáncer de mama, próstata o colorrectal (análisis de genes como BRCA1/2, APC, ATM, BMPR1A, MEN1, entre otros), que también podemos realizar en caso de que hubiera antecedentes familiares o personales.
La aproximación activa de Actiage consiste en la realización de un panel de screening completo mediante biomarcadores de desarrollo tumoral para detectar la enfermedad precozmente. Este panel, diseñado por el Dr. Duraj, está formado por:

Con esta información y los antecedentes personales y familiares de mayor peso, se proponen una serie de intervenciones dirigidas a tratar la enfermedad a tiempo.
Un resultado negativo de este conjunto de marcadores descarta con suficiente probabilidad la existencia de un desarrollo canceroso maligno precoz.
Un resultado positivo NO indica la presencia de cáncer, sino que simplemente sugiere vigilancia a largo plazo de los marcadores que están fuera de rango. Estos marcadores NO son específicos solamente de crecimiento tumoral, sino que pueden verse afectados en procesos benignos, como inflamación, infección o patologías benignas.
Por ello, es absolutamente indispensable que el paciente comprenda el significado de las mediciones que se van a realizar.
01 El poder del dato Cada persona es diferente y por ello no funcionan las "recetas universales" en salud. Medir y tener datos son la clave para una medicina personalizada y de precisión
02 La prevención como norma Si hay una enfermedad donde siempre es mejor prevenir que curar, es el cáncer. Y esto es especialmente cierto al ir sumando años.
03 Evaluación médica Sólo un médico especializado puede evaluar de manera global todos los factores de riesgo e indicar las intervenciones a realizar para minimizar la aparición de esta enfermedad.
04 Seguimiento a largo plazo Estas pruebas reflejan la situación presente del paciente y, eventualmente, sería recomendable repetirlas a lo largo del tiempo.
La detección de marcadores tumorales NO debe realizarse si el paciente presenta cualquier tipo de enfermedad en el momento de realizar la analítica, especialmente infección o inflamación. El análisis debe realizarse en un buen estado de salud basal (hasta donde el paciente tenga conocimiento, sin cualquier tipo de patología activa en el momento de realizar el análisis). El análisis NO debe realizarse si existe alguna de estas condiciones (lista no exhaustiva): infección activa, inflamación activa, cirugía previa reciente, enfermedades autoinmunes activas, tratamiento farmacológico (el paciente debe consultar con el médico sobre los fármacos que está tomando actualmente).
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Sensibilidad y especificidad: dos conceptos que debes conocer antes de plantearte realizar una
prueba de cribado de cáncer.
Si alguna vez te has realizado una analítica con un marcador tumoral, por ejemplo, una prueba de PSA
como cribado (screening) de cáncer de próstata, seguramente tengas muchas dudas para la interpretación
de los resultados. El médico quizás te haya explicado que la proteína PSA es una proteína prostática
liberada a la sangre en cantidades infinitesimales tanto en procesos benignos (como hipertrofia benigna
de próstata, inflamación, actividad sexual reciente, incluso presión sobre la zona, por ejemplo, deporte
intenso o un viaje en bicicleta) como malignos (en este caso, un cáncer de próstata localizado en fases
tempranas, que es lo que nos interesa detectar). Sin embargo, no te queda claro por qué podría ser
necesario realizar pruebas adicionales para “confirmar” el resultado de la analítica.
Explicar dos conceptos indispensables del mundo de la epidemiología (el estudio estadístico de las
enfermedades), la especificidad y la sensibilidad, es fundamental para comprender la seguridad del
criterio médico.
Como prefacio, es indispensable recalcar que siempre existe incertidumbre diagnóstica en cualquier acto
médico. Pongamos como ejemplo el test de PSA, que tiene una buena trayectoria de estudios científicos
que respaldan su uso para cribado:
- Sensibilidad de una prueba diagnóstica: es la probabilidad de que un paciente
enfermo obtenga un resultado positivo. La sensibilidad es la capacidad del test para
detectar la enfermedad.
- Especificidad de una prueba diagnóstica: es la probabilidad de que un sujeto sano
obtenga un resultado negativo. Por lo tanto, la especificidad es la capacidad para
clasificar correctamente a las personas sanas.
De esta manera, cuando se estudian nuevos biomarcadores clínicos como el PSA o sus variantes (proPSA,
PSA libre, PCA3, 4K score, etc), su “sensibilidad” y “especificidad” se comparan con el gold estándar,
la prueba más sensible y específica de la que se dispone en ese momento: en el cáncer de próstata, el
análisis histológico de tejido obtenido a partir de biopsia multifocal.
Una prueba puede ser muy sensible (detecta la enfermedad en la mayoría de las personas, tanto sanas como
enfermas) pero poco específica (incluso las personas sanas son detectadas como enfermas): este es el
caso de la prueba de PSA.
Es posible aumentar la especificidad (clasificar como sanas a las personas sanas) complementando una
prueba muy sensible con otras pruebas más específicas. En el caso de PSA, pueden ofrecerse biomarcadores
más avanzados (como el PSA libre) o pasar directamente a ecografía o biopsia como técnica diagnóstica.
Estos conceptos no solamente son válidos para el PSA, sino que debes considerarlos también para
cualquier otro biomarcador de cáncer (por ejemplo, CA-125 en el cáncer de ovario, CA19.9 en el cáncer de
páncreas o CEA en el cáncer colorrectal).
Siempre existe un balance entre la capacidad de la prueba de detectar la enfermedad (sensibilidad) y que
el paciente realmente la tenga (especificidad). Evidentemente, buscamos pruebas altamente sensibles y
específicas, pero esto no siempre es posible. En general, las pruebas de sangre tienen una sensibilidad
bastante decente pero una especificidad que de por sí sola no es suficiente para tomar decisiones
terapéuticas.
De esta forma, existen múltiples marcadores tumorales (fragmentos proteicos o de ADN liberados por un
cáncer en crecimiento) que pueden detectarse por pruebas suficientemente sensibles, pero poco
específicas.
Esto quiere decir que un valor negativo puede descartar la enfermedad con bastante probabilidad en un
momento dado, y solo en este momento dado (alta sensibilidad), pero un valor positivo o fuera de rango
no significa nada si no se confirma por otras pruebas (baja especificidad).
Para resolver esta situación, pueden solicitarse marcadores que conjuntamente cubren sus respectivas
debilidades (aumentando su especificidad conjunta), así como repetir los análisis de forma periódica
para evaluar la progresión o “direccionalidad” de los datos. Evidentemente, si obtenemos un valor de PSA
al límite de la detección, pero en 3 meses este valor aumenta, y en 6 meses sigue aumentando, tendremos
que considerar acciones diagnósticas más específicas y también más invasivas como una biopsia o prueba
de imagen. Si el valor está aumentado de forma casual después de una causa benigna (infección, actividad
deportiva), pero en las siguientes analíticas desciende a valores normales, podemos continuar con la
vigilancia periódica sin mayor repercusión.
Realizar un cribado mediante pruebas de biomarcadores sanguíneos solamente tiene sentido en un paciente
que comprende a la perfección lo que se está midiendo. Debe evitarse la ansiedad por un valor alterado
de forma aislada. Por ello, un seguimiento periódico a largo plazo exhaustivo, con un tiempo amplio de
consulta para explicar los resultados, es un requisito indispensable que no siempre está disponible en
el sistema de salud tradicional.
En Actiage queremos cambiar la forma de hacer las cosas, de forma que en nuestros tratamientos queremos
ir un paso más allá con un seguimiento exhaustivo y completo. Nuestra aproximación es utilizar todas las
herramientas diagnósticas de las que se dispone actualmente, así como contar con un paciente involucrado
que, con el tiempo, se hace experto en comprender los mecanismos de su propia fisiopatología.
Personalmente, la experiencia indica que la única forma eficaz de conseguir una población longeva y sana
es que el médico sea un guía, no un prescriptor, y que cada individuo tenga suficiente conocimiento
científico para cuidar de su propia salud en el día a día, relegando la medicina intensivista a
problemas agudos. Un cribado de cáncer personalizado es parte de esta ecuación.
Dr. Tomás Duraj